Salir en la foto
El articulista hace en este texto un an¨¢lisis de la pol¨ªtica del Gobierno y expone las razones por las que Izquierda Unida no ha entrado en el llamado bloque constitucional, formado por el PSOE, el CDS, el PNV y CiU.
La conversaci¨®n toca a su fin. Durante tres horas, mis contertulios, tres periodistas de buen hacer y profesionalidad, han recibido todo tipo de razonamientos y explicaciones sobre una coherencia: la pol¨ªtica de Izquierda Unida (IU). Al final puede la curiosidad, un tanto morbosa, y surgen las preguntas propias de titular informativo:-?Os preocupa el aislamiento parlamentario?
-?Veis conveniente ya un acuerdo con el PSOE para impedir en los comicios auton¨®micos y municipales un ascenso de la derecha?
-?No os inquieta vuestra ausencia en la foto del consenso?
Cierro los ojos buscando inmente una r¨¢pida respuesta que me evite repetir otra vez lo que acabo de exponer en las ¨²ltimas horas. Es curioso c¨®mo pueden pasar en unos segundos im¨¢genes, recuerdos y razonamientos.
Repaso las posiciones que deber¨ªamos haber mantenido para ser admitidos en el llamado "bloque constitucional". Al cual se le suma con bastante frecuencia el Partido Popular:
- Callar y poner sordina a la actitud vergonzosa del presidente y del vicepresidente del Gobierno; ¨¦ste, por mentir al Parlamento, y aqu¨¦l, por tolerarlo, en el asunto m¨¢s turbio de los ¨²ltimos a?os.
- Pasar de puntillas, inhibirse o permanecer callados ante un caso, m¨¢s que probable, de terrorismo de Estado: los Grupos Antiterroristas de Liberaci¨®n (GAL).
- Colaborar con el partido gobernante en evitar comisiones de investigaci¨®n y, por tanto, evadir del control de los representantes del pueblo asuntos como el de Juan Guerra, Prenafeta, Naseiro, etc¨¦tera.
- Aplaudir, apoyar y compartir la pol¨ªtica del Gobierno, de claro seguidismo y de flagrante inconsecuencia en el tema del golfo P¨¦rsico.
- Compartir la responsabilidad del descafeinamiento en el trato del tr¨¢fico de influencias.
- Ser inconsecuente y participar conjuntamente con el Gobierno en el establecimiento de mecanismos discrecionales para definir las incompatibilidades.
En fin, los puntos de cohesi¨®n del llamado "bloque constitucional" sit¨²an a ¨¦ste al margen de lo que la opini¨®n p¨²blica (publicada o no) demanda en nombre de lo que se le prometi¨® en las campa?as electorales: transparencia, debate y ejemplaridad. Si el bloque se a¨ªsla de la calle, IU no.
Hace a?os, el entonces secretario general del PSOE de Andaluc¨ªa, Rodr¨ªguez de la Borbolla, le dec¨ªa al diputado andaluz por Izquierda Unida Ernesto Caballero: "Nosotros podemos pactar con la derecha y no ocurre nada; sin embargo, vosotros no pod¨¦is hacerlo, no os lo perdonar¨ªan".
Aspiraci¨®n de Gobierno
Es preocupante c¨®mo se intenta trasladar a Izquierda Unida la responsabilidad de evitar un avance de la derecha, en vez de reflexionar acerca de la pol¨ªtica del PSOE y lo que ¨¦sta ha incidido en su lento pero inexorable retroceso.
Se supone que una fuerza pol¨ªtica aspira a gobernar para llevar a cabo un programa. Salvo que haya tal grado de desideologizaci¨®n que no le importe nada m¨¢s que el poder por el poder. Toda una operaci¨®n de desmedulamiento ha impuesto, por v¨ªa de los hechos, la preeminencia de las formas sobre los contenidos, los acuerdos para el reparto de sillones sobre las l¨ªneas program¨¢ticas comunes, la raz¨®n de la gobernabilidad sobre el voto del electorado.
Izquierda Unida sigue insistiendo en ello. El 4 de abril, ante el Pleno del Congreso de los Diputados, ofreci¨® 25 puntos b¨¢sicos para una pol¨ªtica de aut¨¦ntico cambio desde una nueva situaci¨®n de izquierdas. El programa es la clave de cualquier alianza s¨®lida y operativa. Y en nuestro caso, un programa de izquierda. Y desde esa perspectiva no se puede compartir la pertenencia a ese revoltillo llamado "bloque constitucional", que hasta ahora s¨®lo ha servido para coordinar concupiscencias.
Pero tambi¨¦n el programa es b¨¢sico para ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas. Una pol¨ªtica auton¨®mica o municipal es fundamentalmente el di se?o de un nuevo Estado en el que su construcci¨®n federal le asigna a cada una de las Administraciones un papel espec¨ªfico: competencias, servicios, transporte p¨²blico, salud, vivienda, educaci¨®n, solidaridad, cultura, etc¨¦tera.
Pero si se insiste, podemos llegar a una soluci¨®n: que sea Izquierda Unida la fuerza pol¨ªtica m¨¢s votada dentro de lo que se llama espectro de la izquierda. ?sa es la ¨²nica garant¨ªa de que la derecha no acceder¨¢ ni pol¨ªtica ni program¨¢ticamente a las instituciones. Desde una Izquierda Unida fuerte, el PSOE entrar¨¢ por un programa de izquierda. Salvo que, como se ha demostrado en ayuntamientos en los que el alcalde de IU fue despojado por el pacto PSOE-PP, las manifestaciones de Rodr¨ªguez de la Borbolla, anteriormente citadas, sigan teniendo predicamento.
Mis contertulios son, como dije antes, excelentes profesionales, sagaces, incisivos y no exentos de memoria hist¨®rica. Sus empresas respectivas les han asignado labores parlamentarias e institucionales. Se dir¨ªa que son diputados o concejales honoris causa. Horas y horas de pasillos, debates, confidencias, intoxicaciones, rumores y liturgia institucional han ido creando en sus preferencias o en su valoraci¨®n profesional la supremac¨ªa del flash sobre la historia, de la imagen sobre el contenido.
Seguramente conocer¨¢n a alguna joven pareja que, como miles de ellas en Espa?a, no pueden salir del ¨¢mbito familiar y convivir por su cuenta debido al precio de la vivienda.
Es posible que conozcan a alguien de ese 30% de hombres y mujeres que trabajan con un sistema de contrataci¨®n precaria. Y tambi¨¦n es posible que palpen en su entorno m¨¢s inmediato las consecuencias sociales de una pol¨ªtica econ¨®mica que, adem¨¢s de injusta, ha resultado ser un fracaso: paro, marginaci¨®n...
Pudiera ser que a trav¨¦s de las conversaciones con sus compafieros de Redacci¨®n constaten la desarticulaci¨®n de una sociedad gregarizada a la que los valores supremos del dinero f¨¢cil o la vulgaridad tienen sometida una sociedad sin pulso en la que un grupo de pol¨ªticos se han constituido en clase.
No descarto la posibilidad de que, con su conocimiento de los proyectos de ley y las propuestas parlamentarias, sepan perfectamente que aqu¨ª no ha cambiado nada: ni en la fiscalidad ni en el monopolio del poder econ¨®mico, ni tampoco en el control de los poderes de siempre sobre la vida cotidiana.
Quiz¨¢ alg¨²n colega extranjero les haya comentado la falta de pol¨ªtica exterior coherente y propia; la falta de proyecto y la ausencia de garra para defender un m¨ªnimo de aportaci¨®n espa?ola a la construcci¨®n europea. No ser¨ªa extra?o que tal vez, ante la premeditada muerte de los valores de la ¨¦tica, solidaridad y dignidad, lloren un poco todos los d¨ªas.
Apenas han pasado unos breves segundos. Los miro, est¨¢n expectantes. Quiz¨¢ esperen alguna frase cr¨ªptica o lapidaria. Sonr¨ªo y les digo: "No, no queremos salir en esa foto".
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