El Congreso de EE UU intenta aprobar el presupuesto en el plazo l¨ªmite
Una conferencia conjunta de miembros de las dos c¨¢maras del Congreso norteamericano inici¨® ayer una carrera contrarreloj para fundir dos proyectos de ley presupuestaria totalmente antag¨®nicos en un texto final que merezca la aprobaci¨®n del presidente George Bush, despu¨¦s de que el Senado aprobara en la madrugada del viernes un paquete de medidas destinadas a reducir el d¨¦ficit presupuestarlo, cuyo parecido con el presentado el martes por la C¨¢mara de Representantes es, como en el cine, pura coincidencia.
Te¨®ricamente, si los delegados del Senado y de la C¨¢mara no hubieran alcanzado un acuerdo antes de la medianoche del viernes (seis de la madrugada hora espa?ola), el Gobierno se ver¨ªa obligado de nuevo a suspender todas sus actividades, salvo las esenciales, por falta de fondos al expirar en ese momento una ley de urgencia firmada por Bush el d¨ªa 9 extendiendo la vigencia del a?o fiscal que termin¨® el primero de octubre por otros 11 d¨ªas.Sin embargo, Bush, que en un discurso electoral el mi¨¦rcoles amenaz¨® con vetar la ley presupuestaria aprobada por la C¨¢mara de Representantes si le era presentada a la firma, dej¨® entrever el jueves que estar¨ªa dispuesto a extender por otros cinco d¨ªas, hasta la medianoche del pr¨®ximo mi¨¦rcoles, la vigencia de los fondos federales "si hab¨ªa indicios de que el Congreso le presentable un proyecto de ley aceptable".
La crisis fiscal norteamericana, la m¨¢s grave en la historia del pa¨ªs, que, en un princio, tuvo tintes de tragedia griega por la incertidumbre provocada en el pa¨ªs ante la expiraci¨®n del a?o fiscal 1990 el pasado 30 de septiembre sin haberse alcanzado un acuerdo sobre un nuevo presupuesto para el 1991, se ha convertido en un sainete de Arniches, objeto de toda clase de vi?etas humor¨ªsticas en los peri¨®dicos.
P¨¦rdida de popularidad
El desgaste sufrido por Bush y los mieiubros del Congreso ante su incapacidad para llegar a un acuerdo sobre la reducci¨®n del d¨¦ficit presupuestario, que si no se ataja alcanzar¨¢ el a?o fiscal 1991 la cifra de 300.000 millones de d¨®lares, ha sido considerable, con los parlamentarios llevando la peor parte.
La popularidad del presidente, incapaz de controlar a su propio partido republicano que se rebel¨® despues de que sus l¨ªderes llegaran a finales de septiembre a un laborioso acuerdo de reducci¨®n del d¨¦ficit con los dirigentes dem¨®cratas del Congreso, ha ca¨ªdo entre 15 y 20 puntos.
La labor de la conferencia conjunta C¨¢mara-Senado merece figurar en los anales de los trabajos de H¨¦rcules ante las divergencias de los textos producidos por las dos C¨¢maras, cuya finalidad es conseguir una reducci¨®n del d¨¦ficit presupuestario en medio bill¨®n de d¨®lares a lo largo de los pr¨®ximos cinco a?os y con unos cortes para el a?o fiscal 1991 de 40.000 millones.
Para Bush, el texto aprobado por la C¨¢mara, basado en un incremento de la presi¨®n fiscal directa sobre las rentas del trabajo m¨¢s altas, es indigerible y, de ah¨ª, su amenaza inicial de ejercer de nuevo su derecho a vetarlo. El presidente ya ha hecho saber que sus preferencias se decantan por un proyecto de ley final basado en las recomendaciones del texto del Senado, centradas en un incremento de los impuestos indirectos, inclu¨ªda la gasolina.
El proyecto aprobado por la C¨¢mara se centra en el aumento de los impuestos directos de la banda actual del 28% al 33% para las rentas de capital que sobrepasen los 100.000 d¨®lares anuales, adem¨¢s de un impuesto adicional del 10% para los ingresos superiores al mill¨®n de d¨®lares anuales. Esta subida de los impuestos directos ser¨ªa compensada con una deducci¨®n ¨²nica de 100.000 d¨®lares anuales en el impuesto sobre plusval¨ªas, excluidas las plusval¨ªas procedentes de valores mobiliarios.
Por el contrario, el proyecto del ley del Senado, aprobado por s¨®lo ocho votos de diferencia, 54 a favor y 46 en contra, no comtempla un aumento de la presi¨®n fiscal en las rentas de capital y concentra sus esfuerzos en el incremento de los impuestos sobre la gasolina, el tabaco, las bebidas y los art¨ªculos de lujo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.