Suspiros de invierno

Paniagua /Caballero, Pauloba,Sanchez Mej¨ªasNovillos de Mar¨ªa Luisa Paniagua, terciados, mansos y dif¨ªciles. Manuel Caballero: ovaci¨®n y saludos en los dos. Luis de Pauloba: aviso y ovaci¨®n y saludos; silencio. Marcos S¨¢nchez Mej¨ªas: aviso y silencio; silencio.

Plaza de Vista Alegre, 21 de octubre. Un cuarto de entrada.

ANDR?S DUQUE

La fiesta en su esplendor, portadora de infinitos matices, produce o produc¨ªa en el aficionado cierto s¨ªndrome de abstinencia ante las cercan¨ªas del albor invernal. Por contra, ayer en Bilbao la sensaci¨®n que reflejaba el p¨²blico se traduc¨ªa en un hast¨ªo cargado de pasividad y de poco serv¨ªa que la m¨²sica tocase sin ton ni son, pareciendo que el ¨²nico que se divirtiera fuese el presidente; de que la tarde gozara de clima tropical y de que el viento no moviese ni una hoja.

La que se movi¨® mucho fue la novillada de Paniagua. La movilidad, otro t¨¦rmino socorrido y a?orado por los profesionales del taurinismo, fue una circunstancia aportada por los novillos, pero para mal. La movilidad negativa del bruto que va y viene, que arremete en violentas oleadas y que se pega a las tablas al sentir su final. Y el final era deseado por los asistentes al coso de Vista Alegre y muchos procuraban matar el tiempo en conversaciones con el vecino, en rememorar el toreo de otras ¨¦pocas, apuntar la fealdad del zapatillazo, lo antiest¨¦tico de sacar el trasero o la ventaja que supone muletear fuera de sitio.

Recursos ventajistas de los que se valieron muchas veces los tres toreros actuantes, que con otro ganado estas ayudas adquieren dimensi¨®n m¨¢s cr¨ªtica pero con novillos como los de ayer supone comentario m¨¢s benevolente, porque de buenos no ten¨ªan nada los novillos salmantinos de la se?ora Paniagua, s¨ª mucho de bronquedad, bastante de cobard¨ªa y un tanto de mansedumbre, para sumar en conjunto una novillada sin prestigio para esta plaza.

Con todo, Manuel Caballero oblig¨® a rega?adientes a que su primero en el lote siguiese el enga?o de la muleta, al menos en tres naturales de m¨¦rito y el forzado de pecho. Su segundo quer¨ªa quitarse las telas con puntazos al aire, otros con ga?afones al ombligo queriendo quitarse al torero como le ocurriera a Luis de Pauloba con su primero. Con todo lleg¨® a torear con temple y cierta prestancia, cualidad que le sobra a S¨¢nchez Mej¨ªas, que agarrota un tanto su figura lo mismo que sus ideas.