Gorbachov, en Espa?a
LA VISITA a Espa?a de Mija¨ªl Gorbachov desborda el alcance pol¨ªtico que suelen tener los viajes protocolarios de los jefes de Estado. No se trata s¨®lo de la primera visita a Espa?a de un m¨¢ximo dirigente de la URSS desde su creaci¨®n hist¨®rica, en 1917; es tambi¨¦n la devoluci¨®n de la que el rey Juan Carlos hizo a Mosc¨² en 1984. Desde hace varios a?os, Gorbachov se ha convertido, por m¨²ltiples razones, en la personalidad que despierta m¨¢s simpat¨ªas en el mundo, como lo ha confirmado recientemente la concesi¨®n del Premio Nobel de la Paz. Por ello es natural, dejando de lado las exageraciones rid¨ªculas que suelen acompa?ar este tipo de eventos, que la sociedad espa?ola -y no s¨®lo las autoridades- est¨¦ pendiente de la llegada hoy a Madrid del l¨ªder sovi¨¦tico.El viaje contribuye a realzar el papel que desempe?a Espa?a en el contexto europeo. Adem¨¢s, la visita tiene lugar en un momento especialmente relevante: el mes pr¨®ximo, la cumbre de Par¨ªs debe dar a la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE) una articulaci¨®n m¨¢s permanente para adecuarla a la nueva situaci¨®n que vive el continente. La CSCE naci¨® como un puente tendido entre dos partes de Europa separadas por un muro. Hoy se trata de organizar la Europa sin muro que empezamos a vivir, con la perspectiva de fuertes reducciones de armamentos y con nuevas formas que garanticen una mayor seguridad para todos y que fomenten una cooperaci¨®n cada vez m¨¢s extendida en todos los terrenos. Las ideas de Gorbachov sobre la casa com¨²n y la posici¨®n espa?ola favorable a una proyecci¨®n hacia el Este de los proyectos de construcci¨®n europea permiten augurar sustanciales zonas de coincidencia en las conversaciones entre Gorbachov y Gonz¨¢lez.
Otros temas de evidente actualidad, como la crisis del Golfo, encontrar¨¢n el hueco adecuado en los encuentros hispano-sovi¨¦ticos, que deber¨¢n superar las dificultades de una preparaci¨®n acelerada y de un calendario excesivamente denso y corto. La URSS, a la vez que ha dado su apoyo pleno a las resoluciones de la ONU, est¨¢ desarrollando activos esfuerzos para intentar buscar una soluci¨®n qu6 evite la guerra contra Irak y garantice el cumplimiento de lo acordado por el Consejo de Seguridad, una empresa dif¨ªcil y rodeada de secreto. El di¨¢logo en Madrid puede ayudar a esclarecer, en un momento de no poca confusi¨®n, los futuros desarrollos que debe tener la acci¨®n patrocinada por la ONU, de la que la URSS y Espa?a son parte, y cuya meta, compartida por todos, es asegurar el respeto del derecho internacional. Pero el conflicto del Golfo no se puede separar de otros problemas de Oriente Pr¨®ximo y del Mediterr¨¢neo, y cabe esperar que Gorbachov aporte durante su estancia madrile?a un apoyo a la iniciativa espa?ola encaminada a preparar una conferencia de los Estados del Mediterr¨¢neo inspirada en la experiencia de la CSCE. Tal apoyo, coherente con los intereses de la URSS, ser¨ªa un importante respaldo a nuestra pol¨ªtica exterior.
Hay que se?alar tambi¨¦n que Gorbachov viene a Espa?a cuando atraviesa una situaci¨®n interior sumamente grave, llena de interrogantes. Salta a la vista la disparidad entre su prestigio exterior y la ca¨ªda de su popularidad en la URSS, una diferencia que se explica por las distintas perspectivas de los observadores: desde aqu¨ª vemos su aportaci¨®n esencial a los cambios que favorecen la paz mundial. Sus conciudadanos ven -y sufren- la incapacidad del Gobierno sovi¨¦tico para sacar al pa¨ªs de un terrible atasco econ¨®mico. En estas condiciones, la mayor parte de los dirigentes occidentales, desde Bush hasta Mitterrand, se han pronunciado a favor de que los pa¨ªses desarrollados -sin terciar en peleas internas- ayuden a la profunda reforma en la que se ha embarcado la URSS, y cuya cabeza visible es Gorbachov.
En este sentido hay que apuntar que la Comunidad Europea tiene que tomar en fecha muy breve decisiones trascendentales para ayudar econ¨®mica y t¨¦cnicamente a la URSS. Las conversaciones de Madrid dar¨¢n un mayor peso en la discusi¨®n comunitaria a la posici¨®n espa?ola, basada en un conocimiento directo de las necesidades de Mosc¨². Pero las vertientes econ¨®micas de la visita a Madrid interesan a los sovi¨¦ticos por otras razones. Espa?a ha decidido otorgar a la URSS un cr¨¦dito elevado para la adquisici¨®n de productos nacionales, cuya firma debe realizarse, o cuando menos dejar preparada, durante la estancia madrile?a de Gorbachov. Los sovi¨¦ticos han insistido -se?al de su angustiosa situaci¨®n- en que una parte sea utilizada en bienes de consumo, pero el cr¨¦dito debe servir sobre todo para permitir la venta a la URSS de equipos industriales espa?oles. Su concesi¨®n es decisiva para que Espa?a pueda estar presente en un mercado gigantesco que, por encima de las dificultades de hoy, ofrece unas muy interesantes perspectivas de futuro.
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