Una noche para la catarsis
Meter la cabeza en una campana y hacer sonar el badajo es lo m¨¢s parecido a escuchar a Iron Maiden y Anthrax en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. M¨¢s que por un volumen insoportable, que no fue tal, por la dificultad de distinguir el trabajo de los m¨²sicos, siempre envueltos en una c¨¢mara de reverberaci¨®n. Hubo que esforzarse para separar, por ejemplo, las funciones de los guitarristas, pero en Anthrax merec¨ªa la pena aguzar el o¨ªdo.El quinteto de Nueva York se escapa de los arquetipos del heavy, porque aunque mantiene su dureza, aporta hallazgos de gran riqueza musical. Con unos arreglos muy cuidados, la labor de los guitarristas Dan Spitz y Scott lan es excelente por la imaginaci¨®n, la precisi¨®n y la compenetraci¨®n de su trabajo. Las improvisaciones de Spitz son originales por su permanente coqueteo con la atonalidad, la heterodoxia de Scott tiene fundamento, la voz de Belladona es sugestiva, y Bello y Benante forman una base r¨ªtmica convincente. Anthrax carece de prejuicios para incorporar a su repertorio composiciones de Joe Jackson y temas de rap, terreno vedado hasta ahora para el rock duro, pero la consistencia, rigor y seriedad de los norteamericanos les permite estas aventuras. Al margen de g¨¦neros y etiquetas, la actuaci¨®n de Anthrax result¨® excelente por arriesgada, sorprendente y entregada.
Anthrax y Iron Maiden
Anthrax: Joe Belladona (voz), Dan Spitz (guitarra), Scott lan (guitarra), Frank Bello (bajo), Charlie Benante (bater¨ªa).Iron Maiden: Bruce Dickinson (voz), Dave Murray (guitarra), Janick Gers (guitarra), Steve Harris (bajo), Nico Mc Brain (bater¨ªa). Precio: 2.500 pesetas. Aforo: 10.000 personas. Palacio de Deportes de la Cornunidad. Madrid, 25 de octubre.
Cuando Anthrax se despidi¨®, tras obtener un buen ¨¦xito, gritos de: "?Maiden, Maiden!", atronaron en el recinto. Todo estaba preparado para el ritual que acompa?a al quinteto brit¨¢nico cuando act¨²a en Madrid. Diez mil personas cantaron con Bruce Dickinson, tocaron la guitarra con el virtuosismo de Murray y Gers, y se movieron al ritmo marcado por Iron Maiden. Su estilo se ajusta a los c¨¢nones del heavy m¨¢s ortodoxo, con textos que se inspiran en leyendas y una m¨²sica ¨¦pica, con las resonancias cl¨¢sicas que tambi¨¦n impulsaron al rock sinf¨®nico. M¨¢s repetitivos y menos abiertos que Anthrax, los Maiden representan la fidelidad a un esp¨ªritu que naci¨® hace muchos a?os, pero que se mantiene puro, gracias a unos seguidores que, con su energ¨ªa y entrega, convierten la m¨²sica en una noche para la catarsis.
Babelia
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