Las 21.000 calderas colectivas triplicar¨¢n la contaminaci¨®n
La puesta en funcionamiento de las 21.000 calderas de Madrid -un tercio de ellas de carb¨®n- triplicar¨¢ los niveles habituales de di¨®xido de azufre. La desaparici¨®n de 554 calderas de carb¨®n propiciar¨¢ este invierno un 4% menos de emisiones, seg¨²n la Concejal¨ªa de Medio Ambiente. Pero los industriales del sector no se lo creen. Ellos no se consideran los ¨²nicos responsables de la basura a¨¦rea.
Los carboneros est¨¢n negros. Creen que la concejal de Medio Ambiente, Esperanza Aguirre, ha emprendido una cruzada equivocada al subvencionar a las comunidades de vecinos la sustituci¨®n del carb¨®n por otros combustibles alternativos. "No somos los culpables de la contaminaci¨®n de Madrid", afirma un almacenista. "Los autom¨®viles, el gas¨®leo, los autobuses de la EMT contaminan mucho m¨¢s".Los almacenistas empiezan a resentirse. Afirman que sus pedidos han disminuido entre un 4% y un 10%. En total, han desaparecido un 8% de las calderas de carb¨®n instaladas en Madrid. Y para el pr¨®ximo a?o, si la Concejal¨ªa de Hacienda respeta el presupuesto de 2.000 millones de pesetas para subvenciones previsto, ser¨¢n sustituidas otras tantas. La Agencia del Medio Ambiente de la Comunidad, que hab¨ªa reservado una partida para el mismo fin, ya ha sufrido el recorte. No le han dejado ni una peseta.
240.000 termias menos
"Para cumplir las directivas de la CE tenemos que sustituir unas 240.000 termias [unidad calor¨ªfica]. Nos falta la mitad", explica Aguirre. Este objetivo requiere la desaparici¨®n de otro medio millar de calderas de carb¨®n.
"No queremos acabar con la industria del carb¨®n", sigue Aguirre. "Nuestro proyecto es reducir el consumo en unas 70.000 toneladas anuales cuando en Espa?a se producen cinco millones de toneladas y se importan otras siete". Las calderas de Madrid queman 350.000 toneladas de carb¨®n cada a?o.
Alrededor de 30.000 toneladas de di¨®xido de azufre, que en grandes cantidades es el principal responsable de la lluvia ¨¢cida, se acumulan cada a?o en la boina contaminante de Madrid. La mitad es emitida por las calefacciones, un 30% por los veh¨ªculos y el resto procede de las industrias. Los dos ¨²ltimos meses de enero, con periodos anticicl¨®nicos, se alcanzaron concentraciones puntas de di¨®xido de azufre de alrededor de 180 microgramos por metro c¨²bico. Muy cerca del l¨ªmite de 200 fijado para la alerta atmosf¨¦rica.
Seg¨²n el Departamento de Contaminaci¨®n Atmosf¨¦rica del Ayuntamiento, las concentraciones de di¨®xido de azufre son mayores cuando coinciden con los barrios donde existe una mayor densidad de instalaciones de carb¨®n. La glorieta de Quevedo es uno de estos lugares. La estaci¨®n medidora de la plaza registr¨® el pasado invierno un 62% m¨¢s de di¨®xido de azufre que la media.
Pero la boina de Madrid -que es m¨®vil y se desplaza hasta el corredor del Henares o la sierra del Guadarrama- tiene otros compuestos. Los veh¨ªculos aportan anualmente 200.000 toneladas de mon¨®xido de carbono, 21.360 toneladas de hidrocarburos, 16.720 de di¨®xido de nitr¨®geno y 12.800 de part¨ªculas en suspensi¨®n, todos ellos insanos para el aparato respiratorio.
Mientras se desata la batalla por el control del azufre, las ordenanzas no han puesto l¨ªmite al di¨®xido de nitr¨®geno. En otras ciudades europeas como Mil¨¢n, su elevada concentraci¨®n provoc¨® el pasado a?o la limitaci¨®n temporal del tr¨¢fico privado.
La Asociaci¨®n Ecologista de Defensa de la Naturaleza (Aedenat) afirma que mientras el di¨®xido de azufre s¨®lo alcanza grandes concentraciones en periodos de inversi¨®n t¨¦rmica, el de nitr¨®geno "rebasa todo el a?o los valores recomendables".
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