?Homenaje a '1984'?
EL DOCUMENTO de trabajo program¨¢tico que discuten los altos cargos del Gobierne de Jordi Pujol y de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU), hecho p¨²blico recientemente, tiene un objetivo leg¨ªtimo y positivo: el fomento del uso y de la dignidad de la lengua catalana. Felizmente, la realidad pol¨ªtica y social acompa?a a este fin y va colocando el pluralismo li.ng¨¹¨ªstico, y concretamente el idioma catal¨¢n, en la normalidad cultural.Pero, por m¨¢s que se analice desde el respeto a los planteamientos nacionalistas, resulta dif¨ªcil encontrar en este documento otros elementos que resulten estimulantes y al tiempo apaciguadores. Sucede m¨¢s bien lo contrario. Todo el articulado destila una voluntad expl¨ªcita de intervenci¨®n administrativa hasta en los ¨¢mbitos m¨¢s privados de la sociedad civil. El objetivo, que en ning¨²n pasaje se disfraza o matiza, es el control absoluto de la sociedad catalana por una ideolog¨ªa -la nacionalista conservadorL- y quienes la encarnan, con la exclusi¨®n de otras corrientes pol¨ªticas.
No resulta agradable tener que recordar que este tipo de doctrinas est¨¢n perfectamente tipificadas en el cap¨ªtulo hist¨®rico de los totalitarismos. Algo que ni encaja con la pr¨¢ctica pol¨ªtica constitucional del partido que ha elaborado este texto, Converg¨¨ncia, ni con la trayectoria de su l¨ªder, Jordi Pujol, que sufri¨® hace 30 a?os la prisi¨®n del totalitarismo franquista por defender los derechos de Catalu?a y la libertad.
Los autores han expuesto en el documento, sin recato, la intenci¨®n de utilizar la Administraci¨®n catalana con fines distintos a los propiamente pol¨ªticos y administrativos. En el texto aflora la pretensi¨®n de convertirla en un gran aparato destinado a difundir las ideas del partido que lo dirige, mediante m¨¦todos que recuerdan a los narrados precisamente por,el autor de Homenaje a Catalu?a, George Orwell, en su novela de ficci¨®n pol¨ªtica 1984, y particularmente a su polic¨ªa del pensamiento. Para ello se propugna fomentar el control ideol¨®gico y pol¨ªtico del funcionariado. ?C¨®mo? Expresiones como "velar por la composici¨®n de los tribunales de oposici¨®n", o consignas como "vigilar de cerca la elecci¨®n de este personal", referida a los inspectores del sistema de ense?anza, indican el camino, una v¨ªa que atenta claramente contra la libertad de pensamiento y de c¨¢tedra y, en suma, contra los principios de un Estado de derecho. ?Qu¨¦ sign¨ªfica s¨ª no propugnar literalmente la "incidencia en la selecci¨®n y destino de funcionarios clavo: jueces, notarios, mandos de los Mossos d'Esquadra, m¨¦dicos, maestros, secretarios de ayuntamientos, etc¨¦tera?".
El manejo partidista de las conciencias de los ciudadanos con fines pol¨ªticos, a trav¨¦s del sistema de ense?anza y de los medios de comunicaci¨®n, p¨²blicos y privados, y la infiltraci¨®n de militantes en el entramado de la sociedad civil son elementos esenciales, que se organizan mediante la labor de "introducir a gente nacionalista en todos los lugares clave de los medios de comunicaci¨®n", entre otros sistemas. La declarada voluntad de colocar al servicio del "esp¨ªritu nacionalista" lo mismo a una agencia de noticias que a los sindicatos y las patronales, las cajas de ahorros y las universidades, ilustra el ¨¢nimo totalizador de sus redactores.
El texto menciona, en desorden, otros objetivos del nacionalismo conservador catal¨¢n que, pudiendo ser leg¨ªtimos en su enunciado general si se persiguen por m¨¦todos democr¨¢ticos, explican algunas de las contradicciones en que se mueve el partido. As¨ª, se refiere sin ambig¨¹edades a los "pa¨ªses catalanes" como al aut¨¦ntico marco nacional catal¨¢n; se promueve la revisi¨®n del estatuto de autonom¨ªa; se alienta la campa?a a favor de un comit¨¦ ol¨ªmpico catal¨¢n; se postula la extensi¨®n de la radiodifusi¨®n p¨²blica catalana al ¨¢mbito valenciano y balear y se asimilan las competencias exclusivas de la Generalitat a espacios de soberan¨ªa pol¨ªtica.
Sorprende la ausencia total de reflexi¨®n sobre la econom¨ªa y la sociedad catalana, que son las que conforman su base real. Catalanizar Catalu?a es una cuesti¨®n, principalmente, formal y ritual, aunque sea a fuerza de constre?imientos e incluso de coacciones. No es catalanizar Catalu?a, si atendemos a lo que dice el documento, el luchar por una sociedad m¨¢s justa, erradicar el desempleo y la marginaci¨®n, ocuparse de la fiscalidad, mejorar las oportunidades de formaci¨®n y trabajo para los j¨®venes, o el satisfacer plenamente los derechos a la salud, a la vivienda digna y a la ense?anza.
Pero estos ¨²ltimos son elementos discutibles de una pol¨ªtica concreta, asunto que compete peri¨®dicamente a los electores. Lo que no es democr¨¢ticamente admisible es la patrimonializaci¨®n de la sociedad que se postula mediante m¨¦todos totalitarios y la conseguiente amenaza al pluralismo que supone este docuniento. ?Es mucho pedir una clara y contundente desautorizaci¨®n de estos contenidos por parte del priesidente de la Generalitat?
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