Maestr¨ªa de Muti y de la Filarm¨®nica vienesa

Lleg¨® la Filarm¨®nica de Viena, una de las m¨¢s grandes orquestas europeas, dirigida por Riccardo Muti (N¨¢poles, 1941), uno de los m¨¢s grandes maestros actuales. Quiere decirse que alcanzarnos un punto de los m¨¢s altos en la temporada musical madrile?a. Resulta l¨®gico entonces el clima de apoteosis que imper¨® anteayer en el Auditorio Nacional.Ser¨ªan necesarios los m¨¢s gruesos adjetivos al uso entre la cr¨ªtica deportiva m¨¢s ardiente para referirse al conjunto vien¨¦s y al director italiano. Porque igual, se podr¨¢ tocar; mejor, parece imposible. Desde el un¨ªsono inicial de la Cuarta sinfon¨ªa de Beethoven se nos anunciaba la presencia de lo m¨¢gico. Luego, Muti y los filarm¨®nicos se encargaron de desmentir los t¨®picos sobre la mirada al pasado de la Sinfon¨ªa en si bemol, expuesta como fue con la plenitud beethoveniana que alberga, el formidable impulso "de la rabia y de la idea", por decirlo a la manera espa?ola. La vitalidad r¨ªtmica, la tensi¨®n de las l¨ªneas interiores y externas, la concepci¨®n de los cuatro movimientos de un solo trazo fueron puestas en evidencia al tiempo que nos llegaban con primor los m¨¢s ¨ªntimos detalles. Y es que en una sinfon¨ªa beethoveniana los personajes son varios, pero el drama es ¨²nico. Cuanta luz es capaz de solicitar Riccardo Muti le es servida con entrega admirable desde su legendario nivel profesional por los filarm¨®nicos vieneses, que a?aden a su trabajo una palpitaci¨®n humana entre biol¨®gica y sentimental.

El sonido y el estilo se transmutaron para la Segunda sinfon¨ªa de Brahms. El melanc¨®lico hamburgu¨¦s, a trav¨¦s de su fluido y permanente cantar, clarifica las sombras, transparenta las densidades, sinfoniza el lied y esconde en el hond¨®n de su alma dos originalidades de distinto origen: la de su amado Schumann y la de Schubert, encarnaci¨®n de lo vien¨¦s. Sin embargo, el sistema constructivo es otro y nuevo, nada conservador y s¨ª progresivo, como se encarg¨® de demostrar Sch?nberg en su l¨²cido texto brahmsiano. M¨²sica objetiva, largamente meditada y elaborada, semeja en su resultado una emanaci¨®n natural de cierta manera de pensar la m¨²sica.

Muti y la orquesta de Viena la hicieron con inusitada belleza y gran veracidad desde una visi¨®n ligada a la caracterolog¨ªas vienesa y animada por el gesto decidido y concreto, la imaginaci¨®n po¨¦tica abierta y la alegr¨ªa de vivir la m¨²sica como imperiosa necesidad. El punto final del programa fue el regalo de la incre¨ªble obertura de El viaje a Reims, de Rossini.