Una evocaci¨®n barroca del compositor
Tras su exhibici¨®n en Barcelona, Granada, Valencia y Santander, Alb¨¦niz y su tiempo llega a la Fundaci¨®n Santillana de Madrid en la evocaci¨®n promovida por la fundaci¨®n que lleva el nombre del gran compositor. Que este t¨ªtulo albeniciano -Evocaci¨®n- ha guiado y orientado esta suma, a veces un poco barroca como la misma Iberia, de testimonios, recuerdos, peque?os objetos y hasta alguna sorpresa musical.A tres a?os vista de la exposici¨®n Rubinstein y Espa?a, la dedicada a Isaac Alb¨¦niz la contin¨²a desde la creciente significaci¨®n del m¨²sico de Camprod¨®n, instalado en la cabecera de nuestro legado musical con fuerza extraordinaria, tanta que, al paso de los a?os, Alb¨¦niz es mejor estimado y mucho m¨¢s interpretado.
La misma naturaleza del personaje, dado desde ni?o a la aventura, ha creado no pocos malos entendidos y t¨®picos superficiales acerca de un hombre que, tal se?alaba su amada hija Laura, no vivi¨®, ni un solo d¨ªa de su existencia, sin dolor para crear su ciclo m¨¢ximo, las 12 piezas de Iberia, en los ¨²ltimos a?os de vida y atacado por la enfermedad que acabar¨ªa con ¨¦l en 1909.
Aire y ambiente
Alb¨¦niz, en Madrid, tiene adem¨¢s otro sentido: su vinculaci¨®n a una ciudad que fue aire y ambiente de parte de su existencia. Entre la corte, con la protecci¨®n de la familia real y la muy espec¨ªfica del conde Morphy, y la calle -el caf¨¦ del Prado, el Apolo, Lhardy, el sal¨®n Romero-, los a?os madrile?os supieron de todo: del triunfo del pianista en grandes actuaciones virtuos¨ªsticas al fracaso del compositor con San Antonio de la Florida, zarzuela que los habituales del Apolo no supieron entender y que todav¨ªa no ha sido instalada en el lugar que le corresponde.
Amistad con Bret¨®n
En Madrid vend¨ªa Alb¨¦niz sus piezas de la primera y segunda ¨¦poca, destinadas a perdurar, por 30 o 35 pesetas; aqu¨ª trab¨® la gran amistad con Bret¨®n, con el que act¨²a en Londres en 1890. Y aqu¨ª aparecer¨¢, en 1986, la primera biograf¨ªa de tan eminente pianista, escrita por Antonio Guerra y Alarc¨¢n para la Galer¨ªa de la Juventud Art¨ªstico-Literaria.
Y es que Alb¨¦niz, que habr¨ªa suscrito, de conocerlas, las palabras de Falla -"me siento espa?ol en el extranjero y extranjero en Espa?a"- entre duelos y quebrantos, tuvo en su pa¨ªs tres centros fundamentales: Barcelona, Madrid y Granada. Como el tercero fue ideal y nada pr¨¢ctico, no le proporcion¨® desenga?os, lo que s¨ª sucedi¨® en las dos capitales. Fuera de Espa?a, el gran Isaac residi¨® en muchos lugares y viaj¨® por muchos m¨¢s, pero acaso el centro fue Par¨ªs, y un punto especialmente querido, Londres. Entre las dos ciudades se mueve la amistad con Francis Money Couts, de familia de banqueros y algo as¨ª como la oveja negra, pues tanto significaba su dedicaci¨®n a las artes, su af¨¢n literario, su protecci¨®n decidida a Alb¨¦niz, de algunas de cuyas ¨®peras fue libretista y de algunas de sus canciones, poeta. Bruselas le hizo profesor de su conservatorio, como Par¨ªs (Escuela Normal) y Londres (Royal College) pero estas actividades adoptaban en Alb¨¦niz un aire pasajero dado su vagabundeo profesional por Europa y Am¨¦rica.
Son muchas las precisiones, investigaciones y estudios que todav¨ªa han de hacerse sobre Isaac Alb¨¦niz y su obra, y en el empe?o pone su mejor dedicaci¨®n la fundaci¨®n que ahora organiza esta muestra evocativa, esta imagen plural que a trav¨¦s de los documentos albenicianos de todo tipo nos enfrenta con la categor¨ªa y la autenticidad del personaje.
Desde Madrid, a fin de mes, la exposici¨®n viajar¨¢ a Bilbao, acogida por la Sociedad Filarm¨¢nica en su bella y europea sala, para continuar en otras ciudades.
Babelia
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