Las dos caras de la Expo

El comisario general de la Expo 92, Manuel Olivencia, buscar¨¢ hoy, en su entrevista con Felipe Gonz¨¢lez, el respaldo del presidente del Gobierno para seguir al frente de la exposici¨®n. Su anuncio de dimisi¨®n origin¨® la m¨¢s grave crisis en la Expo desde que fue nombrado comisario, el 7 de noviembre de 1984.

Una jugada defensiva de Jacinto Pell¨®n, delegado en la Sociedad Estatal Expo 92 -el cerrado apoyo de su consejo de administraci¨®n- cuando la oposici¨®n municipal de Sevilla pidi¨® su cese fue el detonante de esta crisis, que por ahora no ha afectado a la marcha real de la muestra.Tres a?os despu¨¦s del nombramiento del comisario no hab¨ªa sido removida ni una sola tonelada de tierra. Felipe Gonz¨¢lez nombra a Jacinto Pell¨®n, un ingeniero santanderino de reconocido prestigio, nada diplom¨¢tico y acostumbrado a "hablar en plata", como ¨¦l suele decir, consejero delegado de la Sociedad Estatal Expo 92. Pell¨®n viene a Sevilla a poner el recinto de La Cartuja patas arriba, buscar patrocinios y ejecutar los planes previstos para que el 20 de abril de 1992 est¨¦ a punto la Expo sevillana: la m¨¢s ambiciosa de cuantas se han celebrado, y, sobre todo, una buena excusa para invertir un bill¨®n de pesetas en Andaluc¨ªa. La divisi¨®n de pode res estaba hecha: sobre la Comisar¨ªa reca¨ªa la autoridad de la Expo, pero sobre la Sociedad Estatal, desgajada de la del V Centenario, preparar la muestra.

Al margen de los partidos

En las sucesivas convocatorias electorales se ha querido mantener a la Expo al margen de la lucha de los partidos por los votos. La f¨®rmula escogida fue bien simple: nada de asuntos pol¨¦micos. En esta ocasi¨®n, y a siete meses de las elecciones municipales, el inoportuno anuncio del precio de las entradas al recinto (4.000 pesetas la de un d¨ªa) sirvi¨® en bandeja el argumento electoral a la oposici¨®n municipal sevillana, integrada por aut¨¦nticos pesos pesados de la pol¨ªtica: la ex ministra Soledad Becerril en el Grupo Popular y Alejandro Rojas Marcos en el Andalucista. Pero la petici¨®n de cese se hace firme cuando Pell¨®n dice en el Congreso que prefiere polemizar con 700.000 sevillanos que con 18 millones de visitantes.El comisario general, en una entrevista a este peri¨®dico, justificaba los precios, pero con otro lenguaje: "M¨¢s cr¨ªticas tendr¨ªamos si rebaj¨¢semos las entradas para los sevillanos", afirma. Son matices que en una ciudad tan sutil como Sevilla tienen una importancia infinita. Es entonces cuando Pell¨®n se convierte -"por su actitud despreciativa para con la ciudad"- en el ¨²nico protagonista de las cr¨ªticas de la oposici¨®n municipal (PP, PA e IU), que en el pleno del Ayuntamiento de Sevilla celebrado el pasado 26 de octubre aprueba por mayor¨ªa absoluta (el PSOE est¨¢ en minor¨ªa) pedir su cese.

Jacinto Pell¨®n prepara una jugada defensiva que es interpretada por el comisario como un menosprecio a su gesti¨®n. Pacta, en una cena celebrada el d¨ªa anterior a la reuni¨®n del consejo de administraci¨®n, con el director general del Patrimonio, Luis Alcaide, accionista ¨²nico de la Sociedad Estatal, una nota de apoyo, inspirada por el Ministerio de Relaciones con las Cortes, en la que se personaliza en Pell¨®n la buena marcha de los trabajos. Fue su exigencia para no dimitir.