Edberg y Agassi disputan hoy la final del Masters
ENVIADO ESPECIAL
Stefan Edberg (Suecia, 1) y Andre Agassi (EEUU, 4) disputar¨¢n hoy, a partir de la 7 de la tarde, la final del Masters de la Asociaci¨®n de Tenistas Profesionales (ATP). Edberg derrot¨® ayer en su semifinal a Ivan Lendl (Checoslovaquia, 3) por 6-4 y 62, mientras que Agassi gan¨® al ¨ªdolo local, Boris Becker (Alemania, 2), por 6-2 y 6-4. Unos 95 millones de pesetas esperan al sueco de conseguir su quinta victoria en el torneo, posibilidad que las apuestas refuerzan ya que s¨®lo ha regalado dos sets en seis d¨ªas, ante Emilio S¨¢nchez y contra Agassi. De ganar el norteamericano, el premio ser¨ªa algo menor, 90 millones, pues cedi¨® un encuentro ante Ebderg en la primera fase del campeonato. Hasta el momento, ambos jugadores se han enfrentado cuatro veces, con un marcador de 3-1 a favor del sueco.
Los dos partidos ofrecieron una inusual similitud para un torneo de maestros. Pocas veces podr¨¢ verse a Becker enjaulado en el fondo de la pista, incapaz de no recibir otra cosa que un garrotazo cada vez que asom¨® la nariz por la red en busca de Agassi. Tampoco gozar¨¢n muy a menudo los aficionados de un tenis tan preciso, articulado y dotado como el que ejecut¨® Edberg ante el otrora gran¨ªtico Lendl. En ambos casos fue un paseo para el vencedor.
Las guerras de Becker
Agassi dedic¨® una hora y 18 minutos para divertirse con Becker. Le hab¨ªa derrotado en su dos ¨²ltimos enfrentamientos (Indian Wells y Open de EEUU), pero jam¨¢s con tanta facilidad. Consigui¨® el tenista de Las Vegas desplegar con sus golpes una alambrada de espino en la l¨ªnea central de la zona de Becker y all¨ª lo dej¨®. Al margen de las cuatro rupturas de servicio, de los ocho aces conseguidos o del 90% de puntos conseguidos con su primer saque, Agassi sepult¨® a su rival no en las estad¨ªsticas, sino en la cancha.
Becker afront¨® varias guerras y las perdi¨® todas. Se las tuvo con Agassi, con el ¨¢rbitro, que lleg¨® a advertirle, con los jueces de l¨ªnea, con su raqueta, a la que maltrat¨®, y hasta con la almohadilla de un recogebolas a la que convirt¨® en blanco de su ira. El p¨²blico ri¨® alguna de las gracias, pero, consciente de que Becker ni sacaba, ni devolv¨ªa, ni voleaba, ni nada, acept¨® con estoicismo la derrota del ¨ªdolo.
Aqu¨¦llos que pagaron dos millones de pesetas por un palco en la pista central del Francfort Festhalle debieron sentirse un tanto enga?ados cuando, al poco tiempo de volver a la pista, comprendieron que el encuentro entre Edberg y Lendl discurrir¨ªa por semejantes derroteros que el anterior. El sueco, doble vencedor en Wimbledon, consigui¨® algo inhabitual para una semifinal de tanto nivel. Edberg dise?¨® el ritmo del partido, se sent¨® a los mandos del mismo y llev¨® a Lendl de copiloto.
Fue muy sencillo. Edberg sac¨® siempre en el l¨ªmite de la pista, dobl¨® a su rival en una devoluci¨®n imposible y, cuando ¨¦sta lleg¨®, machac¨® en la red.
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