Ni?os entre rejas
137 menores de seis a?os crecen en las c¨¢rceles espa?olas
En contraste con este informe, varias reclusas de la prisi¨®n de Yeser¨ªas, en Madrid, enfatizan lo duro que les resulta separarse de sus hijos, aunque reconocen los inconvenientes de su situaci¨®n para la educaci¨®n de los peque?os. Ana Hidalgo, de 32 a?os, psic¨®loga y directora de ese centro penitenciario, explica que una "reforma de la Ley Org¨¢nica General Penitenciaria podr¨ªa reducir la edad de permanencia de los ni?os en las c¨¢rceles, que ahora, acorde a la edad de escolarizaci¨®n obligatoria, es de seis a?os".Seg¨²n esta psic¨®loga, est¨¢ demostrada la especial influencia del ambiente durante la etapa de socializaci¨®n de los ni?os, que comienza en torno a los cinco a?os. "Hay que evitar que los hijos de las internas se vuelvan ni?os diferentes, marcados por una experiencia cuya repercusi¨®n es innegable", dice Hidalgo. Algunas de estas repercusiones son relatadas por Bel¨¦n y Lourdes, dos estudiantes que dedican muchos fines de semana a sacar de paseo a los ni?os de las internas de la prisi¨®n de Carabanchel. "Son ni?os", dicen, "que no ven cotidianamente un perro, ni una fuente, ni van a una tienda. Conocen el mundo de afuera por lo que les ense?an en la guarder¨ªa y por las salidas de los domingos". Tambi¨¦n observan que son menos t¨ªmidos que otros ni?os de su edad, y que no les intimidan los rnayores. El pediatra que atiende a los ni?os de la prisi¨®n de Carabanchel compara la conducta de los ni?os entre rejas con la de los ni ios asm¨¢ticos, "que logran superar la limitaci¨®n de su dolencia y adaptarse ventajosamente".
Roces y enfrentamientos
Carolina, de 27 a?os, internada en Yeser¨ªas entre 1985 y 1988, decidi¨® esperar la libertad para tener un hijo. Su deseo se ha vis to cumplido y, tras ser madre, si gue manteniendo que ni "la mejor prisi¨®n es un lugar apropiado para un ni?o". Su hijo de seis meses disfruta como ella de libertad, y recuerda de su experiencia pasada que el ambiente carcelario repercute negativamente en los ni?os."En la c¨¢rcel", dice Carolina, "es normal que cualquier roce entre las internas desencadene enfrentamientos. El ambiente es tenso por la falta de intimidad, y los ni?os se asustan por las frecuentes discusiones y peleas". Algo m¨¢s que tensiones se?ala Dora Alicia, una colombiana madre de ocho hijos, que le esperan en Medell¨ªn, que con aire doctoral afirma que en la prisi¨®n se aprende "de puta para arriba y de droga para abajo".Para evitar en parte estos problemas se ha abierto recientemente el departamento de madres en el centro de Carabanchel, que cuenta con recursos ¨®ptimos, como habitaciones individuales para las reclusas y sus hijos, as¨ª como una guarder¨ªa para los lactantes. Otra de las alternativas puestas en marcha son las llamadas unidades dependientes. Estas consisten en pisos donde residen, junto con sus hijos, aquellas penadas que han cumplido la mayor parte de su condena. Esta experiencia se estren¨® en Valencia hace tres a?os, y recientemente se ha extendido a Madrid. "Tambi¨¦n", se?ala la directora de la prisi¨®n, Ana Hidalgo, "existen familias dispuestas a acoger temporalmente a los ni?os, o la propia familia de sus padres, tanto los abuelos como otros familiares. En este ¨²ltimo caso, se puede contemplar la asignaci¨®n de una ayuda econ¨®mica".
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