El escritor Roald Dhal muere en Oxford a los 74 a?os
El autor de 'Mi t¨ªo Oswald' se hizo universal con sus historias para ni?os
El escritor brit¨¢nico Roald Dahl falleci¨® ayer a los 74 a?os en un hospital de Oxford, cerca de Londres, seg¨²n anunci¨® su agente literario, Murray Pollinger. Era uno de los autores de literatura infantil y juvenil m¨¢s le¨ªdos, cuyas obras han llegado a tener una tirada de ocho millones de ejemplares y traducciones a 17 idiomas. El autor de Mi t¨ªo Oswald y Charlie y la f¨¢brica de chocolate ha desarrollado una literatura que ha sido comparada a la de Poe, Maupassant y Hemingway, considerado "un autor de mort¨ªfero ingenio y macabro sentido del humor".
Autor de nueve libros de relatos, tres novelas y numerosos guiones para cine y televisi¨®n, su popularidad se centra en los 18 t¨ªtulos para j¨®venes, en especial Charlie y la f¨¢brica de chocolate, del que se han vendido cinco millones de ejemplares en todo el mundo. Otros t¨ªtulos suyos son Relatos de lo inesperado, Mi t¨ªo Oswald, Historias extraordinarias, El gran cambiazo, que recibi¨® el gran premio de humor negro en Francia; y en el apartado juvenil, Matilda, Las brujas: Boy, relatos de infancia; La jirafa, el pel¨ªcano y el mono; James y el melocot¨®n gigante, entre otros.Nacido en 1916 en Gales, de padres noruegos, tiene una agitada biograf¨ªa, como buscador de petr¨®leo en ?frica, piloto de caza de la RAF en la II Guerra Mundial y agente del servicio secreto. Mantuvo una apasionada historia de amor con la actriz Patricia Neal, con la que tuvo cuatro hijos, que finaliz¨® en 1983 en divorcio, tras 30 a?os de matrimonio. Posteriormente contrajo matrimonio con Felicity Ann Crosland.
Roald Dahl iba a cumplir 75 a?os el pr¨®ximo a?o y en Gran Breta?a estaban ya en marcha los actos de un homenaje que promet¨ªa ser esplendoroso. Su muerte, sin embargo, ha cortado de ra¨ªz la celebraci¨®n.
Roald Dahl, un gal¨¦s con ra¨ªces noruegas, era uno de esos autores capaz de desorientar a cualquiera. El hombre pose¨ªa la f¨®rmula para enternecer a ni?os de todo el mundo con una novela deliciosa como Charlie y la f¨¢brica de chocolate donde jugaba con los sue?os del ni?o extremadamente pobre al que la suerte favorec¨ªa con la visita a una f¨¢brica fant¨¢stica, y al mismo tiempo pod¨ªa escribir novelas de tipo er¨®tico en las que ensalzaba las haza?as del t¨ªo Oswald o imaginaba sugestivos cambiazos con la mujer del vecino.
Su pasado de aviador de la RAF y sus experiencias como agente secreto -sorprendente factor com¨²n de su generaci¨®n de escritores brit¨¢nicos, como si lo de espiar fuera asunto de la imaginaci¨®n- le dio alas para entrar en un nuevo terreno: el autobiogr¨¢fico. Tambi¨¦n con ¨¦xito, evidentemente, como era habitual en ¨¦l.
Empez¨® a probar suerte Dahl en eso de la escritura publicando relatos sobre los pilotos brit¨¢nicos en la segunda guerra mundial. Para su sorpresa, el Saturday Evening Post le pag¨® por su primera historia nada menos que 1.000 d¨®lares de 1942. ?l fue el primer sorprendido al comprobar que eso de escribir se le diera bien.
Los 'gremlins'
En estos primeros relatos de aviones se invent¨® Dahl unos duendecillos que har¨ªan fortuna m¨¢s tarde en el mundo del cine: los gremlins. Eran unos peque?os monstruos culpables de todas Ias aver¨ªas de los aviones de la RAF que m¨¢s tarde se metarfosear¨ªan de la mano del genio Spielberg en sus versiones cinematogr¨¢ficas.Y de los aviones y los gremlins, Dahl pas¨® al mundo de los ni?os. Hab¨ªa descubierto dos cosas: que sab¨ªa escribir y que sus hijos escuchaban los cuentos que les contaba. Decidi¨®, pues, escribir para ni?os y es en este aspecto de escritor para ni?os en el que m¨¢s triunf¨®.
De Charlie y la f¨¢brica de chocolate lleva vendidos millones de ejemplares en todo el mundo y otras obras suyas, la m¨¢s reciente Matilda, han sembrado el regocijo entre los ni?os y el terror entre los maestros, que advert¨ªan asombrados como Roald Dahl pregonaba las virtudes de la rebeli¨®n.
Lo del t¨ªo Oswald es otra cosa. Ese coleccionista de espermas reales y de remedios afrodis¨ªacos era algo muy alejado del mundo de los ni?os. Dahl no persever¨® demasiado con este modelo. Prefiri¨® volver al mundo de los ni?os y escandalizar a maestros anticuados con sus ni?os terribles.
Dahl ha muerto, pero sus libros -seguro- seguir¨¢n siendo le¨ªdos por sucesivas generaciones de ni?os con capacidad para admirarse ante un mundo repleto de imaginaci¨®n.
Dahl era uno de esos autores capaz de desorientar a cualquiera. El hombre pose¨ªa la f¨®rmula para enternecer a ni?os de todo el mundo con una novela deliciosa como Charlie y la f¨¢brica de chocolate, donde jugaba con los sue?os del ni?o Pobre al que la suerte favorec¨ªa con la visita a una f¨¢brica fant¨¢stica, y al mismo tiempo pod¨ªa escribir novelas de tipo er¨®tico en las que ensalzaba las haza?as del t¨ªo Oswald.
Su pasado de aviador le dio alas para entrar en el terreno autobiogr¨¢fico y aparecer, igualmente con ¨¦xito, en una nueva faceta, pero es en el aspecto de escritor para ni?os en el que m¨¢s ha triunfado. De Charlie y la f¨¢brica de chocolate lleva vendidos millones de ejemplares en todo el mundo y, otras obras suyas, la m¨¢s reciente Matilda, han sembrado el regocijo entre los ni?os y el terror entre los maestros, que advert¨ªan asombrados como Dahl pregonaba las virtudes de la rebeli¨®n.
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