El rabo del zorro

Yo no s¨¦ si Joan Barril, refiri¨¦ndome a su columna en EL PA?S de fecha 8 de noviembre de 1990, conoce poco o mucho, o tal vez nada, a Juan Hormaechea y su manera de actuar y de proceder, dentro y fuera de la vida pol¨ªtica.Me gustar¨ªa hacerle algunas observaciones sobre este personaje; naturalmente, son opiniones personales, pero opiniones desde la cercan¨ªa, como ciudadano de Santander.

Este se?or no entiende otra pol¨ªtica que la del autoritarismo, que pone de manifiesto cada vez que se le acaban los argumentos (que no son muchos), lo cual ocurre con frecuencia.

Es cierto que llueve sobre mojado, pero tan mojado que es un terreno muy resbaladizo, no s¨®lo para el se?or Hormaechea, sino tambi¨¦n para aquellos que opinamos desde fuera. Pero en las anteriores ocasiones llovi¨® sobre un terreno que no pertenec¨ªa, al menos visiblemente, al Partido Popular (periodistas, gente de la oposici¨®n, ciudadanos en general), por eso no era un terreno digno ni se ve¨ªa manchada la dignidad del partido. Pero ahora s¨ª, ahora llovi¨®, y les salpic¨® a ellos y, naturalmente, quieren quitarse las manchas a costa de lo que sea ("prefiero perder poder antes que la dignidad", dijo el se?or Aznar).

Dice un refr¨¢n que el zorro pierde antes el rabo que las costumbres. Y cuando uno no puede destacar por su brillantez, pol¨ªtica o personal, tiene que llamar la atenci¨®n de alguna manera, y el alcohol libera de prejuicios.

Y usted, se?or Barril, es capaz de tachar a colegas suyos de "periodistas de pl¨¢stico", cuando

Pasa a la p¨¢gina siguiente

Viene de la p¨¢gina anterior

no s¨®lo son periodistas tan profesionales, independientes y ¨¦ticos como cualquier otro, sino que, adem¨¢s, fueron testigos presenciales y, a m¨¢s a m¨¢s, como dir¨ªan en Catalu?a, no eran los ¨²nicos testigos, pues hab¨ªa otras personas que presenciaron y oyeron todo lo ocurrido.-