Desconcierto
LECH WALESA tiene ya muy probable su elecci¨®n como presidente de la Rep¨²blica en la segunda vuelta del pr¨®ximo 9 de diciembre. No obstante, no ha podido disimular su profunda desilusi¨®n ante los resultados del domingo pasado. Y no s¨®lo porque ha quedado por debajo del 50% (alcanz¨® un 40%, aproximadamente), que estaba seguro de alcanzar, sino por el ¨¦xito del aventurero Stanislaw Tyminski (23%), un empresario polaco-peruano-canadiense con p¨¢ginas oscuras en su pasado, que ser¨¢ el rival de Walesa en la segunda vuelta. ?ste, en uno de los ¨²ltimos m¨ªtines de su campa?a, hab¨ªa dicho que considerar¨ªa "un insulto para Polonia" tener que enfrentarse a Tyminski.La hip¨®tesis se ha hecho realidad y Walesa tendr¨¢ que hacer frente a la tempestad nacida de los vientos que sembr¨® cuando, movido por la ambici¨®n personal, provoc¨® unas elecciones precipitadas sin justificaci¨®n. Los hechos han confirmado que ten¨ªan raz¨®n quienes, en el seno de Solidaridad, se opusieron al proyecto de Walesa por los efectos nocivos que podr¨ªa tener para la estabilidad polaca.
La baja votaci¨®n de Mazowiecki (un 16%, aproximadamente) se explica no s¨®lo como protesta contra una pol¨ªtica econ¨®mica de austeridad, sino como consecuencia de una campa?a despiaciada, tanto de Walesa como de Tyminski, contra un Gobierno al que se le achaca la responsabilidad de una coyuntura que es, en gran medida, consecuencia de d¨¦cadas de una gesti¨®n desastrosa. Ni Tyminski ni Walesa han propuesto un programa coherente frente al de Mazowiecki. Han ganado los votos lanzando ataques de todo orden contra ¨¦ste y haciendo promesas demag¨®gicas, cuyo cumplimiento es imposible. Es m¨¢s, no pocos asesores de Walesa saben que no hay otra pol¨ªtica viable que la del Gobierno y alimentan la esperanza de que el actual ministro de Econom¨ªa, Balcerowicz, pueda seguir con su reforma una vez elegido Walesa.
Con los resultados de las elecciones a la vista -y con el 40% de abstenciones-, la imagen que surge es la del desconcierto y la confusi¨®n de la sociedad polaca. Tiene dif¨ªcil explicaci¨®n que, en el pa¨ªs que ha sido vanguardia en Europa en la lucha contra el comunismo y por la libertad, una persona tan sospechosa como Tyminski haya captado un n¨²mero de votos considerable, apoy¨¢ndose exclusivamente en la imagen de un empresario triunfador en el mundo occidental, alejado del lodazal de "la pol¨ªtica".
Es cierto que las tradiciones democr¨¢ticas tienen escaso arraigo en Polonia, propensa, en cambio, a grandes movimientos pasionales. Pero existen causas m¨¢s concretas: la pol¨ªtica de Walesa en los ¨²ltimos meses ha destruido, en la mente de millones de polacos, el mito de Solidaridad, el gran movimiento de la democracia polaca, que si fue decisivo a la hora de la lucha por la libertad, segu¨ªa siendo necesario hoy para dar un respaldo popular a una transici¨®n dif¨ªcil. Al causar la divisi¨®n de Solidaridad, Walesa destruy¨®, quiz¨¢ sin comprender la gravedad del paso que estaba dando, el punto de referencia esencial en un momento tan complejo como el actual, fomentando toda suerte de populismos.
El futuro se presenta sombr¨ªo. Mazowiecki ya ha anunciado que dimitir¨¢. Pero el hecho de que Walesa muestre un cierto grado de consternaci¨®n ante lo que ¨¦l mismo ha contribuido a generar y d¨¦ a entender que podr¨ªa retirarse antes de la segunda vuelta indica, sin duda, que espera fomentar una corriente a favor de su candidatura entre sectores que han apoyado a Mazowiecki, para enfrentarse a Tyminski. El momento presente, precisamente al poner en evidencia los peligros que entra?ar¨ªa un resbal¨®n de Polonia hacia un clima pol¨ªtico alejado de la Europa actual, deber¨ªa suscitar en diversos sectores que han formado Solidaridad en el pasado un esfuerzo hacia la b¨²squeda de cierta cohesi¨®n. Geremek, el cerebro m¨¢s pol¨ªtico del equipo de Mazowiecki, parece favorecerlo. Pero depende mucho de c¨®mo reaccione Walesa ante una situaci¨®n lamentable que, forz¨¢ndola, no supo prever.
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