Octavio Paz reflexiona sobre el presente en Estocolmo
"Me siento descendiente de Lope y de Quevedo, como cualquier escritor espa?ol, pero no soy espa?ol"
La b¨²squeda de la modernidad, del presente, ilustrada con m¨²ltiples referencias a su trayectoria personal, a la historia de Latinoam¨¦rica y a los tiempos inciertos que vive el mundo en general, fue el tema elegido por Octavio Paz para su conferencia de ayer en la Academia Sueca. Fue el suyo un discurso l¨²cido, inteligente, muy en la l¨ªnea de sus ensayos y con atisbos de sus preocupaciones po¨¦ticas. El secretario permanente de la Academia Sueca, Sture All¨¦n, coment¨® al finalizar que era una especie de "¨¤ la recherche du temps pr¨¦sent" del escritor mexicano.El sal¨®n de actos de la Academia Sueca se llen¨® ayer de un p¨²blico sueco, latinoamericano y espa?ol para escuchar la lecci¨®n magistral de Octavio Paz. En la presentaci¨®n, el acad¨¦mico Sture All¨¦n coment¨® que en los ¨²ltimos a?os el premio hab¨ªa reca¨ªdo en escritores que utilizaban idiomas m¨¢s bien "ex¨®ticos". "Tuvimos ocasi¨®n de escuchar discursos en ¨¢rabe [por el egipcio Mahfuz], en ruso [por Brodski] y en castellano [por Cela]", dijo. "Este a?o van a volver a escuchar un discurso en castellano".
Habl¨® Paz de la relaci¨®n de Latinoam¨¦rica con Europa y se situ¨® en este terreno con claridad: "Mis cl¨¢sicos son los de mi lengua, y me siento descendiente de Lope y de Quevedo como cualquier espa?ol..., pero no soy espa?ol".
Paz fue contundente al afirmar que la gran novedad de este siglo, en materia literaria, ha sido la aparici¨®n de las literaturas de Am¨¦rica".
Rastre¨® a continuaci¨®n un tema ya tratado en su famoso ensayo El laberinto de la soledad: el de la identidad mexicana y su deuda a la tradici¨®n. Y tras dejar establecido que "la conciencia de la separaci¨®n es una nota constante de nuestra historia espiritual", Paz se apart¨® de la visi¨®n distanciada del problema para adentrarse en el terreno personal, en el mundo m¨¢gico de su infancia.
Cit¨® el escritor que su "expulsi¨®n del presente" se inici¨® con la rotura del para¨ªso de la infancia, y explic¨® que fue a partir de entonces cuando empez¨® a escribir poemas. "La poes¨ªa", dijo, "est¨¢ enamorada del instante y quiere revivirlo en un poerna". Siguien do el hilo de su formaci¨®n manifest¨® Paz que "quer¨ªa ser de mi tiempo y de mi siglo ( ... ); quise ser un poeta moderno y comenz¨® mi b¨²squeda de la modernidad"
A partir de este momento, el escritor mexicano expuso opiniones ya escritas en el ¨²ltimo de sus ensayos, La otra voz. Poes¨ªa y fin de siglo (Seix Barral).
Habl¨® de lo esquivo del concepto modernidad, en el que lo m¨¢s importante es buscar y no hallar. Cit¨® tambi¨¦n la curiosa relaci¨®n entre modernidad y antig¨¹edad y desemboc¨® en una visi¨®n un tanto pesimista. "Asistimos al crep¨²sculo del futuro", dijo. "La baja de la idea de modernidad y la boga de una noci¨®n tan dudosa como postmodernidad no son fen¨®menos que afecten ¨²nicamente a las artes y a la literatura: vivimos la crisis de las ideas y creencias b¨¢sicas que han movido a los hombres desde hace m¨¢s de dos siglos".
Critic¨® Paz los "da?os irreparables al medio naturaV que se cometen sin cesar; las incontables guerras, torturas y humillaciones que se cometen en nombre del progreso. No olvid¨® una referencia a los ¨²ltimos cambios en los pa¨ªses comunistas, cuya denuncia desde hace a?os le cost¨® numerosas acusaciones de la izquierda. "El determinismo hist¨®rico", dijo, "ha sido una costosa y sangrienta fantas¨ªa".
Paz se mostr¨® preocupado por la intemperie espiritual" que viven los hombres y pidi¨® "una reflexi¨®n global y m¨¢s rigurosa". Critic¨® la econom¨ªa de mercado, culpable, dijo, del deterioro del medio ambiente y de las almas.
Volvi¨®, para terminar, al tema de la b¨²squeda de la modernidad, que ha caracterizado su trayectoria intelectual. "Perseguimos la modernidad en sus incesantes metamorfosis", dijo, "y nunca logramos asirla". Y en esta b¨²squeda, concluy¨®, "aparece el otro tiempo, el verdadero, el que busc¨¢bamos sin saberlo: el presente, la presencia".
Al terminar la conferencia, un aplauso prolongado premi¨® las palabras de Octavio Paz. Entre los assistentes estaba el acad¨¦mico espanol Pere Gimferrer, gran admirador del escritor mexicano.
Hoy, Paz tiene unajornada de descanso. Ma?ana, en cambio, el programa del Nobel llegar¨¢ a su culminaci¨®n con la entrega del galard¨®n.
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