"Les trataremos como hu¨¦spedes"
Kenzu Tasimoto a¨²n no da cr¨¦dito a su libertad. Con los ojos brillantes de alegr¨ªa y una mano cogida a su esposa, refiere a los periodistas su odisea como escudo humano en Irak. "Nos dijeron: 'Les trataremos como hu¨¦spedes', pero la polic¨ªa nos vigilaba 24 horas al d¨ªa y no nos permit¨ªan salir del recinto", dice.Empleado de la compa?¨ªa a¨¦rea japonesa Japan Airlines, Kenzo tuvo la mala suerte de hacer escala en Kuwait la fat¨ªdica noche del 2 de agosto, en que Irak invadi¨® Kuwait. "Nos refugiamos en la Embajada de Jap¨®n y permanecimos all¨ª durante 17 d¨ªas", relata, refiri¨¦ndose a toda la tripulaci¨®n. Luego, como decenas de otros extranjeros que tambi¨¦n quedaron atrapados en el emirato, emprendieron el camino de Bagdad.
"Se nos hizo creer que era la ¨²nica forma de escapar de all¨ª. Sin embargo, cuando llegamos, la polic¨ªa nos rode¨® y nos condujo al hotel Meli¨¢ Mansur, de d¨®nde no pod¨ªamos salir", prosigue el ex reh¨¦n. Este c¨¦ntrico hotel de la capital iraqu¨ª, que dirige el espa?ol Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez-Salas, se hizo tristemente famoso a finales de agosto, cuando se cerr¨® al p¨²blico para albergar a los hu¨¦spedes del r¨¦gimen iraqu¨ª, entre ellos numerosos ciudadanos japoneses.
"Apenas estuve dos d¨ªas all¨ª. Luego me llevaron a la presa del lago Dokan, cerca de la frontera iran¨ª. De esto me he dado cuenta ahora, al recobrar la libertad. Entonces s¨®lo me dijeron que iba a un lugar mejor". Tras cada idea, Kenzo hace una pausa como para, recobrar la memoria de una pesadilla de la que apenas acaba de despertar.
La presa no fue mejor que el Meli¨¢. El primer mes le hicieron dormir en un catre instalado en las oficinas. Luego le trasladaron a unas barracas prefabricadas donde comparti¨® habitaci¨®n con otros tres rehenes. En total eran 11 personas (cinco japoneses, cuatro brit¨¢nicos, un alem¨¢n y un norteamericano). Su Embajada les hizo llegar libros, y, el cocinero les vend¨ªa bebidas alcoh¨®licas.
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