Casas de usar y tirar
80 familias de Vallecas Villa temen que se les caiga la casa encima debido a las grietas
?sta es la historia de 80 familias de la colonia Urpisa de Vallecas Villa que, en su mayor¨ªa, llegaron al abrigo de Madrid en los a?os sesenta y compraron un piso que ahora se les est¨¢ cayendo. Han perdido el sue?o por temer que las grietas, que aseguran o¨ªr crujir por la noche, acaben arruinando sus hogares. El Ayuntamiento ha apuntalado los edificios y les va a hacer un presupuesto de rehabilitaci¨®n, pero no puede correr con los gastos, puesto que el responsable de la construcci¨®n de estas viviendas es la empresa Urbanizaciones y Pisos, SA (Urpisa), que realiz¨® las casas en r¨¦gimen de protecci¨®n oficial.
La especulaci¨®n no ha perdonado a estas casas de 52 metros cuadrados con paredes agrietadas, que fueron vendidas inicialmente por 120.000 pesetas en 1965. Una de las jubiladas que vive en ellas explica que la compr¨® hace cuatro a?os, cuando abandon¨® el pueblo junto con su marido, y que para pagar los dos millones que le cost¨® tuvo que vender la casa dej¨® en su tierra.Ambos viven con las 50.000 pesetas al mes de la pensi¨®n, y a pesar de que duermen atemorizados por el crujir de las rajas del cemento, "que suenan como un aire malo", les da m¨¢s miedo todav¨ªa tener que enfrentarse a la compra de un piso nuevo o a los gastos de una reparaci¨®n.
Seguimiento de las grietas
Fuentes de la corporaci¨®n municipal aseguran que se est¨¢ haciendo un seguimiento exli austivo de la evoluci¨®n de las grietas.Las casas, escrupulosamente decoradas con mantillitas, porcelanas y peluches, tienen varias capas de papeles pintados. "Las grietas empezaron a notarse a los 10 a?os de comprarlas", explica Asunci¨®n de la Fuente, esposa de un basculista de camiones que intent¨® atajar las rajas a base de empapelar y repintar una y otra vez. Al final acab¨® desistiendo y ahora ya pone esparadrapos "porque desde hace dos a?os esto ya no hay quien lo pare".
"Al principio, en el Ayuntamiento nos dijeron que era cuesti¨®n de esperar a que se asentaran los cimientos, pero cada vez iba a peor" dice.
La sobrina de Asunci¨®n bromea: "Si me pongo desde este lado de la pared, t¨² me ves desde la otra habitaci¨®n", explica la ni?a, de 12 a?os, que tiene todos los deberes esparcidos en la mesa camilla.
Juliana Ba?o tiene 39 a?os, "y soy la m¨¢s joven de la vecindad, porque el resto o est¨¢n jubilados o a punto de jubilarse", explica para dar cuenta de la grave situaci¨®n por la que atraviesa el barrio, que est¨¢ que se cae por la irresponsabilidad de unos constructores. "En este barrio somos todos obreros", explican los vecinos, que ganan entre 50.000 y. 100.000 pesetas al mes.
Ambiente de posguerra
La entrada del portal, la subida de las escaleras, est¨¢n cubiertas por maderas, lo que, unido a las ropas tendidas al aire y el ladrillo antiguo, da la sensaci¨®n de que toda la zona ha soportado un intenso bombardeo y trata de mantener, su vida normal en una superficie que en absoluto es segura.El departamento de Edificaci¨®n Deficiente del Ayuntamiento de Madrid ha colocado testigos (marcas en las grietas que al desgarrarse indican el estado de la estructura del edificio) y est¨¢ acabando de elaborar un informe t¨¦cnico para saber el alcance de los da?os y la inversi¨®n necesaria para arreglarlo, "porque puede que salga igual de caro que comprar otros pisos".
En este mismo departamento aseguran que no es el Ayuntamiento el que debe costear la reparaci¨®n, ya que la responsabilidad recae en la constructora.
Gregorio Aparicio Escolano, que aparec¨ªa como administrador ¨²nico de la sociedad en la escritura que ante notario certifica las ventas, no pudo ser localizado ayer y los vecinos temen "que desaparezca si tiene que dar la cara por lo que nos vendi¨®".
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