Televisi¨®n, la distracci¨®n del pobre
La televisi¨®n es la distracci¨®n del pobre, la forma de ocio m¨¢s barata. A Souchon, autor de esta frase, no le faltaba raz¨®n, pero pudo haberla completado se?alando que la televisi¨®n es la distracci¨®n de las personas mayores.
En Espa?a, la tercera edad constituye un alto porcentaje de la audiencia de televisi¨®n. Seg¨²n datos recogidos de diferentes fuentes por Jos¨¦ Mar¨ªa Torre Cervig¨®n, profesor de Ciencias de la Informaci¨®n, en 1989, de un total de 30 millones de telespectadores, casi cinco millones eran personas mayores de 65 a?os. De acuerdo con los mismos datos, el tiempo. de exposici¨®n a la televisi¨®n es superior en la tercera edad que en cualquier otro segmento de la audiencia. Los ancianos ve¨ªan ese a?o una media de 4.46 horas de televisi¨®n al d¨ªa, lo que supon¨ªa 53 minutos m¨¢s que en la media del resto de telespectadores mayores de 14 a?os. Por otra parte, casi la mitad de los mayores de 65 a?os ven m¨¢s de cinco horas de televisi¨®n diarias.
Hasta las 22.30
Por horarios, la audiencia de la tercera edad es mayor que la del resto de la poblaci¨®n durante casi todo el d¨ªa, excepto a partir de la 22.30. Los soci¨®logos interpretan este dato no como una afici¨®n desmesurada hacia la pequena pantalla, sino debido a que tienen mucho m¨¢s tiempo libre. Hay otras interpretaciones referidas al analfabetismo de los mayores (34,9% de las mujeres y 19% de los hombres mayores de 65 a?os), o a que la mayor¨ªa procede del medio rural.Estos condicionamientos no se han cumplido en el caso de la escritora Rosa Chacel, de 92 a?os, que adora la televisi¨®n, "que.soy una persona entusiasta y absolutamente sumergida en ella", "aunque nunca fue para m¨ª empleo del ocio, sino de descanso". "Cuando he hecho mis horas de trabajo", se?ala, "necesito librarme de m¨ª misma, y entonces me sumerjo en la televisi¨®n y desaparecen las ideas, las meto en conserva".
Este acto de evasi¨®n no es total, puesto que a la escritora le quedan ganas para "hacer una cr¨ªtica cruel a ciertos contenidos que son un monumento al mal gusto y se encierran en la imposici¨®n de una est¨¦tica del culto a lo joven y al cuerpo, a la apoteosis de las ganancias econ¨®micas y de la exaltaci¨®n de lo superfluo frente a lo absolutamente necesario".
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