Pintores vanguardistas vuelven a Mosc¨² con la muestra que puso fin a la libertad art¨ªstica
?Ustedes son unos pederastas desgraciados!", les dijo Nikita Jruschov en diciembre de 1962
La exposici¨®n de pintores vanguardistas que fue clausurada en diciembre de 1962 por orden del entonces m¨¢ximo l¨ªder de la URSS, Nikita Jruschov, se inaugura hoy, renovada, en Mosc¨², para seguir en febrero en Leningrado y a continuaci¨®n iniciar una gira por Estados Unidos. En la muestra participan m¨¢s de 300 artistas. La visita de Jruschov a la Sala Central de Exposiciones o Manezh (picadero) el 1 de diciembre de 1962 y la campa?a que le sigui¨® marca el fin del deshielo, como se llam¨® al periodo de libertad art¨ªstica que sigui¨® a la muerte del dictador l¨®sif Stalin.
Hacia ya un mes que la exposici¨®n consagrada al 301 aniversario de la filial moscovita de la uni¨®n de pintores se hab¨ªa abierto al p¨²blico cuando, los ¨²ltimos d¨ªas de noviembre, funcionarios del Comit¨¦ Central del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS) se presentaron en la casa de Eli Beliutin, que dirig¨ªa el taller de pintores expuestos en un caf¨¦ del barrio de Taganka. Los funcionarios propusieron llevarse de inmediato los cuadros de esta muestra, comentada favorablemente en el extranjero, a la exposici¨®n de la sala Manezh, frente al Kremlin. Nadie pod¨ªa pensar entonces que se trataba de una provocaci¨®n.La planta baja del ex picadero del zar estaba dedicada a la exposici¨®n oficial, aunque tambi¨¦n hab¨ªa algunas pinturas de artistas de los a?os veinte, condenados m¨¢s tarde, durante el periodo estalinista. A los vanguardistas les concedieron el primer piso. Una sala la llenaban los cuadros del taller de Beliutin y otra las esculturas de Ernst Neizvestni.
La prisa de los funcionarios comunistas era comprensible. A las diez de la ma?ana del 1 de diciembre, Jruschov, acompa?ado de los miembros del Politbur¨®, y otros altos dirigentes, lleg¨® a la sala Mazneh. Esto era una sorpresa, pues Jruschov no entend¨ªa absolutamente nada de pintura y jam¨¢s hab¨ªa pisado ni siquiera la galer¨ªa Tretiakov, como se llama el museo moscovita de arte ruso. Por supuesto que no hab¨ªa sido f¨¢cil convencerle que visitara esta exposici¨®n.
En la planta baja, VIad¨ªmir Serov, jefe de los pintores rusos, hace el papel de gu¨ªa. Se detiene en los cuadros que sabe que Jruschov no comprender¨¢ y no habla de sus cualidades o defectos, sino de las sumas astron¨®micas que supuestamente han pagado por ellos. As¨ª consigue provocar la furia del l¨ªder. Serov se detiene, por ejemplo, ante un bodeg¨®n de Robert Falk, que perteneci¨® a un grupo formalista en los a?os diez-veinte, y dice que ha costado 50.000 rublos. "?Qu¨¦? ?Ya les ense?aremos a cuidar el dinero del Estado!", explota Jruschov, y comenta: "Se parece a la caca en el bac¨ªn de mi nieto".
El recorrido de la planta baja llega a su fin y Jruschov se dispone a irse cuando Mija¨ªl S¨²slov, cerebro gris de la provocaci¨®n y futuro ide¨®logo del inmovilismo, le cierra el paso y le dice que hay otras salas arriba. Jruschov vacila un poco, pero luego comienza a subir las escaleras. Primero entr¨® en la sala del taller de Beliutin, donde hubo un duelo verbal entre el pintor y S¨²slov. Luego pas¨® a la de esculturas de Neizvestni. El contraste que produc¨ªan estas obras se ve¨ªa multiplicado por el hecho de que este artista tambi¨¦n participaba en la exposici¨®n oficial de la planta baja con una escultura de un aviador, realizada en las mejores tradiciones del realismo socialista.
Contra el formalismo
Las respuestas de Neizvestni al l¨ªder fueron valientes y burlonas. Jruschov estall¨®, fuera de s¨ª: "?Ustedes son unos pederastas desgraciados!", y comenz¨® a gritar hist¨¦ricamente para que "nadie nunca" permitiera ver semejantes obras. La verdad es que despu¨¦s, durante la campa?a contra el formalismo y las tendencias "ajenas al socialismo", Neizvestni, cual Galileo, se retract¨®. "S¨ª, en realidad es hora de terminar con las b¨²squedas puramente formales y comenzar a trabajar en obras monumentales sustanciales, tratando de hacerlas de forma que sean comprendidas y amadas por el pueblo", escribi¨® el escultor a Jruschov el 21 de diciembre de 1962. Sin embargo, esto no pudo evitar que 14 a?os despu¨¦s Neizvestni emigrara a Estados Unidos.
Beliutin -cuyas obras adornan los museos de arte moderno de Francia, Italia y otros pa¨ªses-, en cambio, no se retract¨®, como tampoco lo hizo la mayor¨ªa de los cientos de artistas que formaban el grupo. Lograron continuar el taller en el pueblo de Abr¨¢rntsevo, en los alrededores de Mosc¨², y hoy, junto con las obras de entonces, muestran las que crearon en casi un cuarto de siglo de prohibici¨®n oficial.
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