Prueba de fuego para Gorbachov en el Congreso sovi¨¦tico
El Congreso de los Diputados Populares de la URSS; -el macroparlamento de 2.250 esca?os-, que se re¨²ne hoy en Mosc¨², somete a Mijail Gorbachov a la prueba pol¨ªtica m¨¢s dificil desde que subi¨® al poder, en 1985. El presidente, cuya popularidad ha descendido de forma constante, tendr¨¢ que convencer de su capacidad para dominar la crisis a un auditorio cada vez m¨¢s dividido sobre el alcance de la reforma econ¨®mica y el futuro del Estado.
Gorbachov presenta al Congreso sus proyectos de remodelaci¨®n de los ¨®rganos dirigentes del Estado y de Tratado de la Uni¨®n, un documento con el que se trata de mantener a la URSS como un Estado ¨²nico en el futuro. Ambas cosas topan con grandes resistencias en diversos sectores de la socledad, que es representada, de forma m¨¢s o menos fiel, por el Congreso de los Diputados.Con la remodelaci¨®n, el presidente quiere ref¨®rzar a¨²n m¨¢s los poderes ejecutivos de este cargo. Ello supone que el Congreso deber¨¢ modificar de nuevo algunas enmiendas constitucionales que hab¨ªa aprobado en su ¨²ltima sesi¨®n, el pasado mes de marzo, cuando eligi¨® a Gorbachov presidente de la URSS.
El proyecto de Tratado de la Uni¨®n, por su parte, no es aceptado por varias. rep¨²blicas sovi¨¦ticas: cuatro de ellas (las tres rep¨²blicas b¨¢lticas y Georgia) rechazan de plano la idea de firmar un Tratado de la Uni¨®n, y otras dos (Moldavia y Armenia) no hab¨ªan decidido qu¨¦ hacer en v¨ªsperas de la reuni¨®n del Congreso.
Ucrania y Rusia aceptan la idea, pero plantean una serie de objeciones sobre el contenido y la forma en que debe ser aprobado el tratado. Tan s¨®lo las rep¨²blicas asi¨¢ticas, excluyendo Kazajst¨¢n, la m¨¢s importante de todas ellas, est¨¢n, dispuestas a firmar el proyecto de Gorbachov.
A las posiciones de las 15 rep¨²blicas federadas hay que sumar las de m¨¢s de una docena de unidades territoriales que durante los ¨²ltimos rneses se han declarado a, s¨ª mismo.s rep¨²blicas federadas. Los representantes de estas rep¨²blicas, que van desde varios territorios en el C¨¢ucaso del Norte a Siberia, pasando por el Volga, pretenden que el Congreso altere la Constituci¨®n sovi¨¦tica para reconocer el nuevo status que el.los mismos se han dado.
Proceso desintegrador
Al Congreso asisten delegaciones de las 15 rep¨²blicas federadas, con excepci¨®n de Lituania, que, habi¨¦ndose declarado independiente de la URSS el pasado marzo, considera el Parlamento sovi¨¦tico como el ¨®rgano de un pa¨ªs extranjero. Otras rep¨²blicas perif¨¦ricas env¨ªan a sus delegaciones con distintos status. Georgia, por ejemplo, considera que su representaci¨®n en el Congreso no est¨¢ autorizada para tomar decisiones en nombre de la rep¨²blica.
Al proceso de desintegraci¨®n del Estado que vive hoy la URSS se suma la falta de acercamiento entre los distintos sectores del espectro pol¨ªtico. Seg¨²n Anatoli Luki¨¢nov, presidente del S¨®viet Supremo de la URSS, los sectores de derechas y de izquierdas coinciden hoy en acusar a la direcci¨®n del pa¨ªs y su pol¨ªtica de centro de todos los males de la URSS. "La posici¨®n centrista en estas condiciones es muy dif¨ªcil" ' se?alaba Luki¨¢nov, el brazo derecho,de Gorba,chov en las tareas parlamentarias,
Los sectores conservadores, liderados por el grupo Soiuz, dieron a Gorbachov un ultim¨¢tum que concluye hoy para hacer que se cumplieran las leyes en el pa¨ªs. Los sectores reformistas liberales, por su parte, han advertido sobre los peligros de totalitarismo que encierra la l¨ªnea autoritar¨ªa adoptada por Gorbachov y est¨¢n alarmados por el creciente menosprecio del Parlamento. Alex¨¦i Kazanik, diputado y jurista, expresaba su temor a que el Congreso pueda instaurar una "dictadura personal", y advert¨ªa que deb¨ªa conservarse el principio de divisi¨®n de poderes que permita al Parlamento ejercer funciones de control.
Gavril Popov, alcalde de Mosc¨² y uno de los l¨ªderes de la oposici¨®n radical, ha propuesto una coalici¨®n de centro-izquierda con un compromiso seg¨²n el cual los sectores conservadores del aparato dirigir¨ªan la puesta en marcha de un programa de democratizaci¨®n elaborado por los liberales.
Popov se?ala que el aparato aportar¨ªa a la coalici¨®n su "fuerza", y los dem¨®cratas, "la confianza del pueblo". Popov, sin embargo, no analiza la crisis que vive ya el movimiento reformista que ¨¦l mismo representa. .
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