Diez a?os de ruidos

Hasta hace aproximadamente 10 a?os, el barrio donde vivo era un lugar tranquilo.Pusieron una discoteca, y a ra¨ªz de ello se instalaron un mont¨®n de bares de los que s¨®lo abren por la noche. Desde hace 10 a?os no podemos dormir los fines de semana, y en ocasiones tampoco ciertos d¨ªas laborables. Parece ser que ocurre lo mismo en buena parte de la ciudad.

A pesar de las denuncias y las quejas, las cosas siguen igual y no parece que vayan a cambiar. Tengo la sensaci¨®n de que las autoridades no hacen nada por resolver este problema; es la sensaci¨®n asociada a 10 a?os sin dormir los fines de semana.

Soy de los que creen en un Estado de derecho; por eso durante 10 a?os no he puesto en pr¨¢ctica las ideas agresivas que a altas horas de la madrugada, insomne, me incitaban a devolver el da?o que aquellos desaprensivos me inflig¨ªan, impotente, desasistido por ese Estado que yo ayudo a sostener econ¨®micamente.

Se?or director, hoy es jueves, de madrugada. Preferir¨ªa estar durmiendo, pero el volumen de la m¨²sica en la calle es demasiado alto, incluso para escribir. Y la m¨²sica no viene sola; llega acompa?ada de gritos, de bocinazos, de sirenas antirrobo, de ruido de motores, de escapes libres, y ma?ana de suciedad, vomitonas, vidrios, papeleras destrozadas, arbolitos tronchados.

Me pregunto si tendr¨¦ que aguantar otros 10 a?os m¨¢s. Y si una persona, de esos cientos de miles de ciudadanos en mi misma situaci¨®n, no pudiera contenerse, ?se considerar¨ªa la eximente de estado de necesidad?

?Por qu¨¦ las autoridades toleran la tiran¨ªa de los miembros m¨¢s insolidarios de nuestra sociedad? ?Qu¨¦ ganan con esto? ?O no ganan nada? ?Simplemente es incompetencia?.-