'Aza?ismo y suarismo'
Hace pocos d¨ªas, en uno de los actos celebrados en homenaje a Manuel Aza?a en el cincuenta aniversario de su muerte, un asistente me preguntaba, en el coloquio que sigui¨® a las intervenciones, qu¨¦ semejanzas se pod¨ªan se?alar entre el aza?ismo y el suarismo.La pregunta no pod¨ªa sorprender. Todos los oradores hab¨ªamos insistido en la preocupaci¨®n central de Aza?a por construir la libertad en Espa?a y por superar todo enfrentamiento est¨¦ril.
La pugna que ambos estadistas realizan por llevar a cabo sus designios y las coincidencias en la tarea fundamental que ambos tendr¨¢n que acometer dan pie para encontrar no pocos elementos comunes en el pensamiento pol¨ªtico de uno y otro. Aza?a, en 193 1, para hacer viable la Segunda Rep¨²blica y que se aprovechara, en concordia, su potencialidad renovadora; Adolfo Su¨¢rez, en 1976, para hacer por fin posible la democratizaci¨®n de Espa?a y acometer la modernizaci¨®n del pa¨ªs que, iniciada en el primer mandato de Aza?a, hab¨ªa quedado pendiente. En ambos se trata de saldar la deuda que Espa?a tiene con la historia, la realizaci¨®n del Estado liberal que la revoluci¨®n liberal-burguesa nunca llev¨® a cabo.
En diciembre de 1980, en la presentaci¨®n del libro sobre Aza?a de Josefina Carabias, en el Ateneo, Juan Tom¨¢s de Sal¨¢s dijo: "Abstrayendo las enormes diferencias que existen entre ellos, se puede ver un paralelismo entre la personalizaci¨®n de la Rep¨²blica en Aza?a y la de la democracia en Su¨¢rez".
Se ha dicho -Marichal- que en 1931 "el ¨²nico ministro con ideas precisas sobre las finalidades del nuevo r¨¦gimen" era Aza?a. As¨ª tambi¨¦n, cuando Su¨¢rez es nombrado presidente del Gobierno en 1976 dispone de un proyecto de renovaci¨®n del pa¨ªs y conoce la secuencia de los pasos que hay que dar. Para ambos se trata de poner en pr¨¢ctica las ideas que tienen acerca de una nueva Espa?a. Aza?a dir¨¢ que "los espa?oles tienen la obligaci¨®n de ser ellos mismos"; Su¨¢rez que "hay que hacer normal en la pol¨ªtica lo que es normal en la calle".
Aza?a y Su¨¢rez desean construir la libertad y entienden que esa es la tarea. Rechazan la idea de la derecha e izquierda espa?olas que planteaban siempre su lucha en t¨¦rminos de liberaci¨®n. El vivo dilema de las dos Espa?as, irreconciliables, constituye el reto fundamental. La tarea exige claridad de ideas, coraje pol¨ªtico y valoraci¨®n correcta de la circunstancia. Aza?a, y ese es su drama, no lograr¨¢ el objetivo; Su¨¢rez lo alcanza y lo hace perdurable.
Penoso c¨ªrculo
Para ambos, la construcci¨®n de la libertad se entiende en primer lugar al servicio del individuo. Para Aza?a se trata de "deshacer todos los lazos que oprimen la persona"; Adolfo Su¨¢rez pugna porque "la personalidad individual pueda desarrollarse con toda libertad". Ambos se resisten a pensar que el siglo no camine, describiendo un penoso c¨ªrculo, hacia el punto de partida, cuando hab¨ªa comenzado lleno de confianza en el triunfo de la democracia liberal occidental.
Un pensamiento liberal con una clara preocupaci¨®n social. Aza?a se anticipa en sus dise?os al Estado de bienestar. Adolfo Su¨¢rez act¨²a sin dilaci¨®n, y a los dos a?os de su mandato Espa?a ya dispone de los tres pilares sobre los que se ha asentado -en las democracias occidentales- el Estado de bienestar: la base constitucional, una fiscalidad redistributiva y el consenso o pacto social.
Quedan otras claras coincidencias: la convicci¨®n de que las caracter¨ªsticas regionales deben dejar de ser consideradas como un peso para convertirlas en elementos activos de una Espa?a plural.
Por ¨²ltimo, c¨®mo no se?alar la grandeza de ¨¢nimo en los momentos graves y la sinceridad frente a s¨ª mismos y frente a la sociedad. Aza?a, explicando que no hab¨ªa sido posible desterrar la agresi¨®n fratricida como medio de oponerse al adversario pol¨ªtico, y que la idea republicana "hab¨ªa sido para ¨¦l un instrumento de cambio pol¨ªtico, y su fracaso resultaba ya irrecuperable. Esto no significaba renuncia a sus ideas. Era preciso aguardar el cambio pol¨ªtico de ¨¦poca y de sujeto hist¨®rico" (Elorza). Su¨¢rez, en su dimisi¨®n como Presidente del Gobierno, advirtiendo que "ya las palabras parecen no ser suficientes y es preciso demostrar con hechos lo que somos y lo que querernos". Un a?o despu¨¦s funda CDS, para que la obra realizada d¨¦ sus verdaderos frutos, rescatando la operatividad progresista del centro pol¨ªtico ante el peligro del bipartidismo.
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