Gritos de libertad por tel¨¦fono
A Roma, el telefonazo de Tirana lleg¨® bien entrada la noche. Proven¨ªa de la universidad, donde yo hab¨ªa dialogado largamente con los j¨®venes. La voz de la estudiante a quien le hab¨ªa dejado mi n¨²mero de tel¨¦fono para una m¨¢s que probable llamada me llegaba ahora con nitidez y tambi¨¦n rota por la emoci¨®n. Yo entend¨ªa claramente las palabras: "Protesta, rebeli¨®n en la Universidad, polic¨ªa, heridos, deben ustedes ayudarnos". Mensajes como diapasones, como ultrasonidos. Despu¨¦s, un estudiante, y otro m¨¢s, se sucedieron al tel¨¦fono para describirme la primera manifestaci¨®n de protesta estudiantil en Albania. Me contaron los hechos, sobre los que hasta ahora se traslucen s¨®lo parcos flashes de agencia. Marcan el giro de Albania hacia la democracia, no cabe duda. El domingo 9, 15.000 estudiantes se deslizaron como un r¨ªo desde lo alto de la ciudad universitaria hasta el centro. De la masa se alzaban voces, primero aisladas, luego a coro: "No a la dictadura; pluralismo pol¨ªtico; reformas ya; basta de mentiras; Ramiz Alia, haz como Gorbachov, danos libertad".La polic¨ªa de la Secci¨®n Especial 326 se lanz¨® contra la manifestaci¨®n y apale¨® a los chicos con firme ferocidad: 35 heridos, quiz¨¢ m¨¢s. Las cargas de la 326, formada por gorilas facinerosos y llamados sampist?, hombres de asalto adiestrados para luchar contra los enemigos del pueblo, cayeron sobre los hijos del pueblo con sus coches blindados de color verde oscuro. Cargaron contra los j¨®venes rechaz¨¢ndolos hacia la ciudad universitaria, donde estuvieron casi sitiados, encerrados en los dormitorios y comedores. Pero en las aulas las reivindicaciones adquirieron un cariz total y duramente pol¨ªtico. La petici¨®n de enviar una delegaci¨®n a Ramiz Alia surgi¨® con fuerza. Los universitarios redactaron un manifiesto con sus reivindicaciones: pluralismo pol¨ªtico, un partido de la juventud, eliminaci¨®n de la vieja guardia estalinista. Tergiversaciones, silencios y, por ¨²ltimo, una convocatoria misteriosa, desde arriba, del pleno del partido comunista.
La situaci¨®n se precipita, la solidaridad de los ciudadanos se ensancha cual mancha de aceite. Todos los alumnos de bachillerato, jovenc¨ªsimos, se pusieron en huelga para apoyar a los universitarios; las grandes f¨¢bricas de Korce, Elbasan, Shkoder -los obreros, en suma- convocaron paros o asambleas en apoyo de los estudiantes y en protesta contra el Gobierno. La solidaridad de los periodistas de la comunista Voz de la Juventud (a veces disidente) no tard¨® en manifestarse, y el propio Comit¨¦ Central de la Juventud afirm¨® estar dispuesto a apoyar a los estudiantes.
En el pa¨ªs se ha delineado r¨¢pidamente un panorama ignoto, desconocido: el de una revuelta general antiestalinista, antiautoritaria, antirr¨¦gimen. Las provincias se agitan; en Shkoder, ese mismo domingo, un anciano cura que estuvo 20 a?os en las c¨¢rceles de Hoxha, celebr¨® la primera misa. J¨®venes con hachas y cuchillos protegieron al sacerdote, a quien la polic¨ªa de Escutri hab¨ªa llamado para impedir la celebraci¨®n de la ceremonia. Entre 10.000 y 20.000 personas asistieron a la funci¨®n religiosa delante de una iglesia destruida, puesta de nuevo en pie lo mejor posible con el trabajo de equipos de ciudadanos, de mujeres, de muchachos.
Han recogido, me contaba, ocho millones de leks (un lek vale 80 liras) para la iglesia, cifra enorme en un pa¨ªs pobre como Albania. Apenas termin¨®, el tel¨¦fono repiquetea de nuevo. Me digo que podr¨ªa parecer yo el jefe de una revuelta, siendo as¨ª que soy s¨®lo el ¨²nico n¨²mero de tel¨¦fono que permite a estos j¨®venes comunicarse con Italia y con nuestros peri¨®dicos para que se pueda hablar de ellos. As¨ª, la ¨²ltima voz de la Universidad de Tirana me anunciaba, impetuosa: "Hemos ganado. Ramiz Alia se entrevista con los estudiantes, acepta discutir sobre el pluralismo pol¨ªtico"; y despu¨¦s contin¨²a: "El pleno del comit¨¦ central sufri¨® una derrota. El presidente del consejo relev¨® a gran parte de los miembros del bur¨® pol¨ªtico. ?Los estudiantes han ganado!".
La confirmaci¨®n del giro llega al final de la reuni¨®n del comit¨¦ central del partido: destituidos cinco miembros del bur¨® pol¨ªtico, solicitados la legalizaci¨®n del pluripartidismo y cambios en el Gobierno. Una cosa es cierta: el ¨²ltimo planeta rojo de Europa est¨¢ finalizando su trayectoria.
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