Nada
Hay d¨ªas en que la realidad no comunica nada. No habla. Miras una mesa en la que llevas 20 a?os apoyando los brazos y no te dice nada. Lo mismo que la pared en la que tantas veces perdiste la mirada concibiendo geograf¨ªas imposibles o imaginando mundos con escaleras y pasillos que conduc¨ªan a lugares secretos. Ya no te dice nada, no es m¨¢s que un muro. Vas a la cocina para ver si te dan un poco de conversaci¨®n los electrodom¨¦sticos, pero ni siquiera hablan entre ellos. El ruido de la nevera, que hasta ayer era un canto dirigido a seducir al microondas, no es m¨¢s que el eco de un motor mal ajustado. La licuadora, que era la gran met¨¢fora de nuestro cuerpo, pues diger¨ªa las frutas y arrojaba los l¨ªquidos por un lado y los restos s¨®lidos por otro, es un trasto que no quiere saber nada de ti. Te asomas a la terraza y los edificios est¨¢n ensimismados, transmiten la incomunicabilidad de las piedras. Hay en todo una solidez excesiva, como si durante la noche hubieran plastificado el universo para hacerlo impenetrable.Caminas atento a una se?al que no llega, a un gesto que nadie te dirigir¨¢. Esa chica que iba en el metro junto a ti, y que te llam¨® la atenci¨®n por su aspecto de adolescente envejecida, aunque tambi¨¦n porque no parpadeaba, es mentira, es una chica de mentira. Tambi¨¦n t¨² eres un hombre de mentira; no existes m¨¢s all¨¢ del l¨ªmite marcado por tu piel.
El PSOE se niega a regular el uso de uniformes premam¨¢ para la Guardia Civil. ?Te dice algo eso? Nada. Serra y Solchaga aparecen dormidos en el Congreso mientras Gonz¨¢lez discursea. ?Significa algo? Nada. Marta S¨¢nchez dice que le sobran curvas, que va a ense?¨¢rselas todas a los marineros. Je provoca alguna reflexi¨®n? No, ninguna. Al portavoz del Ministerio de Defensa tampoco; est¨¢ encantando con este espect¨¢culo. Los pobres se mueren de fr¨ªo. ?Pasa algo? No, no pasa nada. Nada.
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