Javier Villafa?e
El homenaje al viejo tifiritier¨®
En los a?os treinta, el joven Javier Villafa?e recorr¨ªa en una carreta tirada por percherones los caminos de Argentina. Paraba en la plaza de los pueblos para contar sus cuentos con el teatro de t¨ªteres, pasaba la gorra entre el p¨²blico y volv¨ªa a la carreta; escrib¨ªa relatos y poemas, recog¨ªa los cuentos tradicionales y viv¨ªa entusiasmado por su trabajo. Con 81 a?os, Villafa?e sigue con sus mu?ecos, viajando de un lado al otro del mundo con la ¨²nica excusa de dar vida a los t¨ªteres. Su larga trayectoria teatral ha merecido esta semana el homenaje del Festival de t¨ªteres de Bilbao."Titiritero, ?qu¨¦ hermosa palabra!", dice marcando cada s¨ªlaba con un suave acento bonaerense. De peque?a estatura, pelo lacio y barba blanca, Villafafie abre sus ojos acuosos y afirma con la ingenuidad de un aprendiz que "cada vez que voy a hacer t¨ªteres es como la primera vez". "La gente no cree que despu¨¦s de tantos a?os sienta la misma emoci¨®n al mover los mu?ecos y encontrarme con los ojos del p¨²blico".
Villafa?e llena la conversaci¨®n de fantas¨ªa, como en los cuentos que narra con los t¨ªteres. "Mantengo con ellos una vieja amistad. ?C¨®mo pod¨ªa serde otra manera si algunos de los personajes me acompa?an desde hace 55 a?os?", se pregunta. "Dicen que he dado vida a los t¨ªteres, pero ellos tambi¨¦n me la dan a m¨ª".
Escribi¨® su primera obra para t¨ªteres a los 20 a?os, mientras cumpl¨ªa el servicio militar. Desde entonces no ha dejado de crear obras para mu?ecos, poemas y narraciones, y de andar por el mundo con los t¨ªteres en la maleta. Abandon¨® su Buenos Aires natal muy joven para recorrer toda Argentina en una carreta, La Andariega, que era adem¨¢s su casa. Cambi¨® a?os m¨¢s tarde la carreta por una canoa que se mov¨ªa aremo y a vela, con la que naveg¨® con sus mu?ecos por los r¨ªosParan¨¢ y Uruguay. "Despu¨¦s han venido los viajes en barco, en tren y en avi¨®n; pero siempre a?oro el ver pasar a paso lento el paisaje, la vida y la gente; a?oro la forma de ver la vida desde un carro, que es francamente hermosa".
Villafa?e habla con el mismo entusiasmo de los encumbrados poetas que ha conocido -Garc¨ªa Lorca, Neruda, Nicol¨¢s Guill¨¦n- que de los j¨®venes escri ores desconocidos con quienes ahora mantiene contacto. Entre todos guarda su mejor recuerdo para Rafael Alberti- "Su vida, su conducta, sus declaraciones sinceras, su amor a la paz y el hombre se unen a su poes¨ªa y dan la forma de un individuo maravilloso".
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