Cuba
Entre Miami y Numancia, ah¨ª est¨¢ Cuba. Miami prepara sus misiles llenos de d¨®lares, y de todos los paisajes de Cuba cuelgan consignas numantinas: Socialismo pase lo que pase, Socialismo o muerte. Entre Miami y Numancia miles de cubanos empiezan a ejercer la glasnost y aprovechan cualquier ocasi¨®n para que queden claras dos cosas: que no basta el hundimiento del socialismo real en el Este de Europa para justificar todas las escaseces que padecen y padecer¨¢n y que todav¨ªa conf¨ªan en Fidel para que encuentre la vereda firme por donde salir del empantanamiento. Todo menos jnstalarse en una autodescomposici¨®n autoenga?ada, a la manera del periodo de empantanamiento brezneviano que ha llevado a la URSS al borde del abismo.Sobre los errores que han cometido, est¨¢n cometiendo y cometer¨¢n los dirigentes cubanos, ser¨ªa un empeno criminal sumar el error de pretender que el socialismo cubano se desmonte con la misma facilidad con que se ha desmontado el h¨²ngaro o el polaco. La mayor¨ªa de los cubanos no se sienten v¨ªctimas de un ej¨¦rcito de ocupaci¨®n ajeno, sino de un imprevisible bandazo de la pol¨ªtica internacional y de una burocracia pol¨ªtica que ha planificado con el dogma en el cerebro y la pachanga en el comportamiento. La mayor¨ªa de los cubanos saben que en el pasado nada tuvieron que agradecerle al imperialismo yanqui y que en el futuro ya no cuentan en los planes de la teolog¨ªa de la seguridad sovi¨¦tica.
Se esperan decisiones y las cabezas se vuelven hacia Castro o hacia Miami, desde un acentuado s¨ªndrome de isle?os en un mar infestado de piratas. En el paisaje, las consignas. En las trastiendas, conversaciones y negociaciones insospechadas e innombrables, mientras, se dice, Castro sue?a con el Che y, nos dijo, est¨¢ leyendo a Uslar Pietri, autor de, entre otros libros, Estaci¨®n de m¨¢scaras.
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