El Congreso de Gorbachov
El l¨ªder sovi¨¦tico logra sus prop¨®sitos con los diputados, pero no puede con las rep¨²blicas
"El Congreso est¨¢ cansado". Con estas palabras, el presidente del S¨®viet Supremo de la URSS, Anatoli Luki¨¢nov, quer¨ªa esta semana acelerar el debate del Congreso de los Diputados Populares de la URSS, el m¨¢ximo ¨®rgano legislativo del pa¨ªs, que por primera vez desde que fue creado se ajust¨® al calendario y liquid¨® su trabajo en 10 d¨ªas, trag¨¢ndose uno tras otro todos los platos del men¨² que Mija¨ªl Gorbachov hab¨ªa preparado para ¨¦l.
El jueves 27 de diciembre, cuando sali¨® a relucir la grav¨ªsima situaci¨®n que plantea la falta de presupuesto para 1991, los diputados de provincias, hartos de las salchichas que en el bufet del Palacio de Congresos del Kremlin han desbancado al salm¨®n y al caviar de sesiones anteriores, estaban m¨¢s preocupados por no perder el avi¨®n que hab¨ªa de llevarlos de regreso que por los grandes temas del Estado. La realidad ha evolucionado muy deprisa en la URSS, y el Congreso de los Diputados, que se reuni¨® por primera vez en mayo de 1989, es hoy el reflejo de una sociedad que ya no existe, algo as¨ª como la luz de una estrella extinguida. De los 2.250 esca?os del superparlamento sovi¨¦tico, dos tercios fueron obtenidos en elecciones libres, y de ellos, la mitad sin candidato alternativo.
El tercer tercio fue repartido en grupos sociales (100 esca?os para el PCUS, 100 para los sindicatos oficiales, 75 para los veteranos, 75 para el Comit¨¦ de la Mujer Sovi¨¦tica, y as¨ª sucesivamente entre las organizaciones que formaban la sociedad de la ¨¦poca de Le¨®nidas Breznev).
En el ¨²ltimo a?o, adem¨¢s, las rep¨²blicas sovi¨¦ticas han vivido un proceso de recuperaci¨®n de su identidad y han elegido nuevos Parlamentos locales, cuyas correlaciones de fuerzas no se reflejan en el Congreso. Hoy, la oposici¨®n centro-rep¨²blicas es el rasgo m¨¢s caracter¨ªstico de la pol¨ªtica sovi¨¦tica, como demuestra la oposici¨®n de seis rep¨²blicas (las tres b¨¢lticas y Armenia, Georgia y Moldavia) a los principios del Tratado de la Uni¨®n formulados por Mija¨ªl Gorbachov. Las nueve rep¨²blicas restantes, dispuestas a hablar del Tratado de la Uni¨®n, tienen serias divergencias con las concepciones del centro y dif¨ªcilmente se avendr¨¢n a seguir desempe?ando en el futuro el papel de proveedores a unos fondos centralizados que Mosc¨² ha repartido a discreci¨®n.
Estos planteamientos no son v¨¢lidos ya ni siquiera para las rep¨²blicas asi¨¢ticas, como Kazajstan, Uzbekist¨¢n o Tadzhikist¨¢n, cuyos l¨ªderes, representantes de concepciones autoritarias, defendieron sus intereses nacionales en el Kremlin. Esto, sin hablar de Rusia, cuyo l¨ªder, Bor¨ªs YeItsin, quiere ver reducido el centro a su m¨ªnima dimensi¨®n. La Federaci¨®n Rusa ha anunciado una contribuci¨®n irrisoria al presupuesto estatal com¨²n y sigue adelante con sus leyes propias, cuyo esp¨ªritu nada tiene que ver con. el que emana del Kremlin.
?gor Kliamkin, uno de los analistas pol¨ªticos m¨¢s l¨²cidos de la URSS, opina que el ala democr¨¢tica del Congreso de los Diputados ha quedado de momento fuera de juego. Kliamkin se refiere a los profesores, escritores e intelectuales. Gentes del Grupo Interregional de Diputados, como el historiador Yuri Afan¨¢siev, que no representaban sectores sociales con unos intereses vinculados directamente a formas de gesti¨®n econ¨®mica.
Un paso atr¨¢s
Kliamkin opina que Gorbachov les abandon¨® en octubre, cuando de repente dio un paso atr¨¢s en la v¨ªa elegida el pasado verano de transici¨®n r¨¢pida hacia el mercado. El m¨¢ximo l¨ªder de la URSS, que se hab¨ªa aliado con estos sectores tras el 28.o Congreso del Partido Comunista, se habr¨ªa dado cuenta entonces de que los dem¨®cratas eran d¨¦biles y que los poderes f¨¢cticos estaban detr¨¢s de otros sectores, representados por el aparato administrativo del Estado y por el complejo militar industrial. De ah¨ª todas las involuciones que se han producido desde entonces en la pol¨ªtica de Mija¨ªl Gorbachov. Este tiene que conjugar hoy los intereses de las rep¨²blicas y los de la industria estatal.
El 6 y el 7 de diciembre, los directores de los gigantes de la industria sovi¨¦tica hicieron saber sus puntos de vista en una reuni¨®n con Gorbachov y el presidente del Gobierno, Rizhkov. Entre otras cosas, quer¨ªan una moratoria sobre la soberan¨ªa de las rep¨²blicas y un mercado limitado a la producci¨®n no comprendida en el Gossakas (el pedido del Estado o plan).
A. Kononov, el director de una de las mayores papeleras de la URSS, asentada en la rep¨²blica de Komi (dependiente de la Federaci¨®n Rusa), ped¨ªa, como otros de sus colegas, que se interrumpiera el proceso de desmantelamiento de los ¨®rganos centrales de direcci¨®n y los ministerios, es decir, todo lo contrario de lo que reivindican los sectores que apuestan por el sector privado.
Respecto al centro, representado por Gorbachov, el Parlamento ruso juega la carta de la oposici¨®n, aunque con muchas incoherencias y una buena dosis de demagogia. La asignaci¨®n de 23.400 millones de rubios al presupuesto de] Estado realizada por la Federaci¨®n Rusa debe interpretarse en este contexto. Esta suma supone 119.000 millones menos que en a?os anteriores. Por primera vez en la historia de la URSS, una rep¨²blica sovi¨¦tica aprobaba su presupuesto antes de que estuviera aprobado el presupuesto estatal.
Al conocer las cifras asignadas para el mantenimiento del Estado, Gorbachov se enfureci¨®. Esta actitud "es m¨¢s que una guerra de leyes, esto es la desintegraci¨®n no s¨®lo de la econom¨ªa, sino del pa¨ªs", dijo Gorbachov ante el Congreso de los Diputados, sin que Bor¨ªs Yeltsin estuviera all¨ª para o¨ªrle.
El l¨ªder de la Federaci¨®n Rusa hab¨ªa mostrado su ol¨ªmpico desprecio por el Congreso de los Diputados march¨¢ndose a la le-
El Congreso de Gorbachov
jana rep¨²blica de Nakutia, el dep¨®sito de diamantes m¨¢s rico de la URSS, antes de que acabaran las sesiones, El jueves, pocas horas antes de que concluyera el Congreso, Rusl¨¢n.Jazbul¨¢tov, el vicepresidente de Yeltsin, trataba de encontrar a su jefe en Yakutia para que volviera a Mosc¨², porque las cosas, lejos de lo que pudiera parecer, tampoco andaban bien en la Casa Blanca, el nombre que ha acu?ado ya la sede del Parlamento ruso en Mosc¨². El ministro de Finanzas de Rusia, Bor¨ªs Fi¨®dorov, de 33 a?os, hab¨ªa. dimitido, siguiendo los pasos de Grigori Yablinski, el viceprimer ministro de Rusia, autor principal del programa de transici¨®n r¨¢pida al mercado.Hacia la bancarrota
Fi¨®clorov peg¨® el portazo diciendo que los responsables de Rusia no llevan una pol¨ªtica de transici¨®n hacia el mercado. sino una pol¨ªtica hacia la bancarrota de Rusia y de toda la URSS. Las causas de la alarma del ministro eran precisamente las cosas que hacen popular a Yetsin: promesas de subidas de pensiones, de contenci¨®n de precios y beneficios sociales que hinchan el presupuesto ruso hasta lo imposible. Lo que el ex ministro Fi¨®dorov denunciaba en una entrevista con el diario Izvestia era la lucha de la Federaci¨®n Rusa contra Gorbachov y el centro, no en nombre de unas fianzas saneadas, sino en nombre de una pol¨ªtica populista.
Con Yeltsin se han alineado las m¨¢s grandes rep¨²blicas sovi¨¦ticas mediante tratados bilaterales. Quieren construir la uni¨®n por la base y dejar un papel coordinador representativo para el centro. Y Yeltsin aparece como el nuevo l¨ªder de la formaci¨®n que en el futuro sustituya a la URSS de hoy, y por tanto, como adversario directo de Gorbachov.
Nadie sabe hoy cu¨¢l ser¨¢ el paisaje despu¨¦s de la batalla. Pero en estos momentos, a Yeltsin todav¨ªa le quedan cosas por decir, en tanto que Gorbachov parece haberlas dicho todas.
Ante los directores de empresas estatales, Gorbachov explic¨® c¨®mo Yuri Andropov les hab¨ªa parado los pies a ¨¦l, a Rizhkov y a VIadimir Dolguij (hoy jubilado), cuando trataron de enterarse de los datos del presupuesto estatal y los del presupuesto de Defensa. Gorbachov ya era miembro del Politbur¨® y dirig¨ªa las sesiones del Secretariado del Comit¨¦ Central. El presupuesto, por el que hoy luchan las rep¨²blicas, era, pues, el secreto mejor guardado.
En su reuni¨®n con los representantes del mundo cultural a fines de noviembre, Gorbachov se dedic¨® a hablar de su familia, y concretamente d.- sus abuelos, ambos represaliados durante el estalinismo. "No puedo ir en contra de mi abuelo. No puedo ir en contra de mi padre", dijo entonces, refiri¨¦ndose al abuelo materno, Pantel¨¦l Yef¨ªmovich Gopkalo, que organiz¨® en Prov¨®lnoye, el pueblo natal de Gorbachov, el primer koIj¨®s, del que fue presidente durante 17 a?os. Pantel¨¦i Yef¨ªmovich cre¨ªa en el futuro del socialismo. Tambi¨¦n cre¨ªa en el socialismo el padre de Gorbachov, Serguei Andreievich. Gorbachov comparte la fe de sus mayores y por el momento esto tiene un l¨ªmite para ¨¦l: la propiedad privada de la tierra y la desintegraci¨®n del Estado.
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