Mary Lou Retton
Se casa la 'hormiga at¨®mica', reina de la gimnasia en 1984
Mary Lou Retton, la hormiga at¨®mica, que sorprendi¨® ganando el concurso femenino gimnasia en los Juegos Ol¨ªmpicos de Los ?ngeles, en 1984, se cas¨® el s¨¢bado con Shannon Kelley, un universitario y ex jugador de f¨²tbol americano. La ceremonia, en la m¨¢s tradicional l¨ªnea de los ecos de sociedad, se celebr¨® en Houston, su ciudad norteamericana de adopci¨®n, donde se form¨® como deportista.Mary Lou contin¨²a el sue?o de una cenicienta muy particular, que lleg¨® desde Fairmont (Virginia) para intentar ser estrella de la gimnasia y que desde el principio empez¨® bien. Tuvo la suerte de caer en manos de un especialista, el rumano Bela Karoly, descubridor de Nadia Comaneci, que se hab¨ªa instalado en Houston tras huir de Rumania. En la ciudad espacial norteamericana, Karoly iba a forjar la subida al cielo deportivo de una min¨²scula y potente ni?a de 16 a?os, apenas 1,43 metros y 43 kilos de peso. Justamente en la ¨¦poca de una gimnasia infantil, Mary Lou sorprendi¨® por su gran fuerza.
Despu¨¦s, cuando tuvo que demostrar sus conocimientos, en su ¨²nica gran competici¨®n, aprovech¨® la oportunidad. No hab¨ªa podido participar en los Campeonatos del Mundo de 1983 por lesi¨®n, y s¨®lo se recuper¨® de otra seis semanas antes de Los ?ngeles. En la cita ol¨ªmpica, tras los dos primeros aparatos, en barras asim¨¦tricas y barra de equilibrio, estaba a 0,15 puntos de Ekaterina Szabo, su ¨²nica rival de entidad, al participar la ambigua Rumania de Ceausescu. Pero Mary Lou, con la anuencia a?adida de los jueces, logr¨® dos 10 decisivos en salto y suelo que la convirtieron en la primera campeona ol¨ªmpica de gimnasia estadounidense. En las finales por aparatos ya no gan¨® ninguna. Hab¨ªa roto el molde.
La influencia de Karoly fue tan grande que, sin ser el entrenador del equipo norteamericano, s¨®lo le hizo caso a ¨¦l, acerc¨¢ndose a consultarle cada movimiento o a abrazarle en cada ¨¦xito, con el enfado palpable del t¨¦cnico oficial.
Pero ni eso empa?¨® la alegr¨ªa general. Incluso le dio un toque a¨²n m¨¢s entra?able. En Los ?ngeles, donde las bajas de los potentes pa¨ªses socialistas hicieron el mayor de los da?os deportivos en la historia ol¨ªmpica, nadie se acord¨® de ellos. El arrollador ¨¦xito econ¨®mico, adem¨¢s, tras el fracaso de Montreal y Mosc¨², abri¨® una nueva etapa para el gran negocio del olimpismo. Los ?ngeles es California, y Estados Unidos, un mundo diferente. All¨ª se vivi¨®, entre el 28 de julio y el 12 de agosto de 1984, el t¨ªpico sue?o americano. No import¨® que faltaran los mejores en casi todas las pruebas. Estados Unidos no tuvo rival y bati¨® el r¨¦cord de medallas en unos Juegos. El p¨²blico abarrot¨® todos los recintos, aunque el nivel en muchos casos fuera de regional. Se trataba de tener una entrada para ense?arla despu¨¦s a sus nietos, de o¨ªr el himno americano cuantas veces mejor, y de celebrar el no va m¨¢s norteamericano en medio del m¨¢s puro sabor made in USA.
Mary Lou Retton no desaprovech¨® la ocasi¨®n. Hasido de los pocos deportistas en la historia que lo ha logrado en un solo envite. Despu¨¦s, tras haber llegado al cielo en su casa, no pod¨ªa aspirar a m¨¢s. Las sovi¨¦ticas no iban a darle facilidades para seguir en la cumbre. Se retir¨® y su sue?o continu¨® astutamente entre protagonista de anuncios publicitarios y comentarista en televisi¨®n. Ahora, seis a?os despu¨¦s de aquel oro, a los 22, se ha casado. Parece que su sue?o de cenicienta sigue.
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