La alegr¨ªa del vencedor
Una verja con apertura retardada protege al clan Kasp¨¢rov en la mansi¨®n que ha servido como cuartel general durante la segunda parte del encuentro. Adentro, no s¨®lo se constataba la alegr¨ªa de un nuevo a?o, sino la una nueva vida. La esposa, el apoderado, el cocinero, el jefe de prensa, el preparador f¨ªsico, los analistas y los amigos hab¨ªan cambiado la rigidez de sus tensas facciones por una relajaci¨®n total. "Nos hemos quitado un gran peso de encima" dijo uno de ellos.La madre, Clara Kasp¨¢rova, tambi¨¦n estaba mucho m¨¢s alegre que de costumbre, pero sin bajar la guardia. Daba instrucciones en la cocina, atend¨ªa a los invitados, cog¨ªa el tel¨¦fono y aun ten¨ªa tiempo para sentarse con Andrew Page, el apoderado brit¨¢nico, y la int¨¦rprete para planificar las actividades de su hijo. Exhibiciones, torneos, entrevistas, contratos diversos, viajes y dem¨¢s actividades del campe¨®n deben pasar por Clara.
Mientras, Kasp¨¢rov hab¨ªa cambiado su hosquedad habitual durante los ¨²ltimos tres meses por una risa de ni?o. Pero su mente, como las piernas de un velocista que no pueden parar al llegar a la meta, segu¨ªa maquinando. El campe¨®n ya est¨¢ preocupado porque la final de 1993 tenga la m¨¢xima repercusi¨®n mundial y contribuya a convertir al ajedrez en un deporte de masas. Ahora, una vez superado el suplicio K¨¢rpov, podr¨¢ concentrarse en ello. Como le dijo al holand¨¦s Geurt Gijssen, ¨¢rbitro principal, mientras le abrazaba con gran efusi¨®n: "Por fin hemos terminado".
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