?Refrito o documentaci¨®n?
En la jerga de las redacciones, el t¨¦rmIno refrito se refiere al empleo de textos de varios autores para cocinar uno nuevo con apariencia de original. Es t¨¦rmino menos rotundo que plagio, palabra maldita, pero tiene con ella algo en com¨²n, como es apropiarse en lo sustancial de obras ajenas. El periodismo de documentaci¨®n esquiva el riesgo de incurrir en estas acusaciones con un escrupuloso reflejo de las fuentes documentales que se emplean. Ello no es nada indigno, y en la vida acad¨¦mica hay s¨®lidos prestigios profesionales construidos sobre la repetici¨®n ordenada de ideas ajenas en textos repletos de pies de p¨¢gina.La acusaci¨®n de apropiarse de un art¨ªculo ajeno es especialmente delicada para cualquier profesional. Un lector, Jes¨²s Manuel Culebras Fern¨¢ndez, m¨¦dico, ha escrito al director del peri¨®dico para comentarle el art¨ªculo sobre la desecaci¨®n del mar de Aral, publicado en El Pa¨ªs Semanal el 2 de diciembre de 1990 y firmado por Juan Gabriel Pallar¨¦s.
"En la introducci¨®n, el autor relata 'c¨®mo descubri¨® de modo accidental' el que el mar de Aral est¨¢ en fase de desecaci¨®n", dice el lector en su carta. "A continuaci¨®n entra en una descripci¨®n exhaustiva de toda la problem¨¢tica. Un art¨ªculo interesant¨ªsimo, en el que, sin embargo, echo en falta que se cite la procedencia del mismo. Este art¨ªculo est¨¢ extractado de uno escrito por William F. Ellis y publicado en la National Geographic de febrero de 1990. ?No tienen ustedes por costumbre citar sus fuentes o por lo menos reconocer el m¨¦rito de los investigadores en este caso? Si el art¨ªculo es comprado a la National Geographic, ?por qu¨¦ le cambian el autor? Me gusta mucho leer los suplementos dominicales de los peri¨®dicos nacionales, pero cuando lo que se obtiene es informaci¨®n cient¨ªfica creo que deben, por lo menos en un art¨ªculo de varias p¨¢ginas como ¨¦ste, citar su origen".
Alberto Anaut, redactor jefe de El Pa¨ªs Semanal, responde a las preguntas que el lector plantea.
"La carta de Jes¨²s Manuel Culebras me ha preocupado, especialmente por los supuestos hechos que denuncia, pero tambi¨¦n por su tono. Sin embargo, la realidad no es como ¨¦l supone. Los hechos, sint¨¦ticamente, son los siguientes:
1. El Pa¨ªs Semanal compr¨® a una agencia internacional un reportaje de fotos sobre el problema de la desecaci¨®n del mar de Aral. No solamente nos pareci¨® un tema de inter¨¦s, sino que adem¨¢s enganchaba perfectamente con la atenci¨®n que habitualmente concedemos a los temas relacionados con la conservaci¨®n del medio ambiente.
2. Junto con las fotos compramos los derechos de reproducci¨®n de un texto (sin firma) de seis folios, en el que se explicaban las grandes l¨ªneas del problema y, con m¨¢s detalles, las im¨¢genes.
3. Encargamos la realizaci¨®n de un texto a nuestro colaborador Juan Gabriel Pallar¨¦s, no solamente por ser probablemente el periodista espa?ol m¨¢s informado en cuestiones ecol¨®gicas, sino, muy especialmente, porque hab¨ªa viajado a la zona, conoc¨ªa el conflicto directamente y hab¨ªa entrevistado a personas interesadas en el mismo.
4. Entregamos a Pallar¨¦s el texto que hab¨ªamos adquirido, con la explicaci¨®n de que pod¨ªa utilizarlo para la elaboraci¨®n del art¨ªculo".
Dos errores
El redactor jefe de El Pa¨ªs Semanal reconoce que en ese proceso se cometieron dos errores.
"Por un lado, al dar la informaci¨®n al periodista, no le indicamos que ese texto era el ¨²nico sobre el que ten¨ªamos los derechos, sin que los mismos fueran extensibles al art¨ªculo de National Geographic que, naturalmente, todos conoc¨ªamos y que en grandes l¨ªneas coincid¨ªa con el texto que hab¨ªamos comprado. Esto gener¨® una confusi¨®n, ya que Pallar¨¦s pens¨® que pod¨ªa utilizar alguna referencia directa de la National, cuyo texto s¨ª estaba firmado, sin darse cuenta de que en ese caso deber¨ªa atribuirlo a la fuente".
"En cualquier caso, la presunci¨®n del plagio que explica el lector es, adem¨¢s de exagerada, injusta. El periodismo moderno tiene un car¨¢cter marcadamente internacional; los temas no son de National Geographic o de El Pa¨ªs Semanal, sino que se publican en numerosos pa¨ªses, con diferentes fechas y textos. Admito que cometimos un error, que lamento enormemente, al extraer las declaraciones de Philip Mickin sin atribuirlas a su fuente, pero eso no significa que el art¨ªculo no haya sido directamente elaborado por nosotros".
El Ombudsman considera, tras cotejar los textos de National Geographic y de El Pa¨ªs Semanal, que la queja del lector -"?no tienen ustedes por costumbre citar sus fuentes?"- es absolutamente pertinente, como reconoce el redactor jefe del semanal y obliga el Libro de estilo de este diario.
El riesgo de levantar leg¨ªtimas sospechas entre los lectores se agudiza cuando se encarga un texto para acompa?ar un reportaje gr¨¢fico como el de la National Geographic -la mejor y m¨¢s difundida revista del mundo en su g¨¦nero- y los datos sustanciales de ambos reportajes coinciden. El hecho de haber comprado los derechos de reproducci¨®n de un texto no implica que se puedan utilizar sin citar su origen.
El tel¨¦fono directo del Ombudsman es el 754 45 53 de Madrid.
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