Aproximaci¨®n a un primer an¨¢lisis
El articulista destaca la importancia del proceso electoral llevado a cabo entre los trabajadores por lo que supone para el fortalecimiento del movimiento sindical en el pa¨ªs y explica c¨®mo, seg¨²n su valoraci¨®n, han triunfado los sindicatos de clase, UGT y CC OO, consolidando el bisindicalismo.
El d¨ªa 15 de diciembre concluyeron las quintas elecciones sindicales que se celebran en Espa?a desde la consecuci¨®n de la libertad sindical. La valoraci¨®n que se ha hecho de las mismas es altamente positiva, destacando el importante grado de participaci¨®n de los trabajadores y su amplio sentido democr¨¢tico. En esta ocasi¨®n han realizado elecciones m¨¢s empresas que en 1986 (174%), han participado m¨¢s trabajadores (134%) y se han elegido m¨¢s delegados (13 8%), con lo que esto significa para el fortalecimiento del conjunto del movimiento sindical en nuestro pa¨ªs.Han triunfado los sindicatos de clase; UGT y CC OO consiguen el 81 % del total de delegados. Se ha consolidado el bisindicalismo, corregido por los resultados de ELA en el Pa¨ªs Vasco y la CIG en Galicia. No se conforma una tercera v¨ªa sindical y se produce el desplome de USO, CSIF (incluso en la funci¨®n p¨²blica) y los mal llamados sindicatos independientes.
UGT logra un ¨¦xito sin precedentes al obtener, con un 44% de los delegados, la cuota m¨¢s alta de representatividad conseguida hasta la fecha -confirmando el ascenso que se viene produciendo desde 1978-, a pesar de unas circunstancias adversas y cuando se daba de antemano a CC OO como triunfador, a ra¨ªz de la presentaci¨®n de sus preavisos y de un calendario negativo de entrada para UGT, como se ha demostrado en la pr¨¢ctica. UGT rebasa sus previsiones -alcanzar los 100.000 representantes- al conseguir 115.000 delegados, y logra una diferencia con respecto a CC OO de 20.000 delegados y ocho puntos, incrementando la alcanzada en 1986, que era de 10.000 delegados y seis puntos.
UGT gana en la peque?a empresa con claridad y obtiene unos resultados, en relaci¨®n a 1986, que pueden calificarse de excelentes en la gran empresa. Es el primer sindicato en 16 comunidades aut¨®nomas (a destacar el triunfo obtenido en Catalu?a y en Madrid) y en 44 provincias (en 24 de ellas por mayor¨ªa absoluta), lo que significa una presencia homog¨¦nea en el conjunto del pa¨ªs.
Liderazgo de UGT
UGT es mayoritaria en la pr¨¢ctica totalidad de los sectores de construcci¨®n, producci¨®n, servicios y funci¨®n p¨²blica; gana tambi¨¦n las elecciones sindicales en n¨²mero de votos, a pesar de las manifestaciones contrar¨ªas que, a este respecto, realiza CC 00, cuando reconoce que pierde las elecciones en n¨²mero de delegados, pero gana en n¨²mero de votos.
La explicaci¨®n m¨¢s convincente del importante ¨¦xito obtenido es que los trabajadores han valorado positivamente lainiciativa, el liderazgo y el protagonismo de UGT en la concertaci¨®n y negociaci¨®n colectiva; su autonom¨ªa sindical, el esfuerzo desarrollado en relaci¨®n a la unidad de acci¨®n que, sin duda, ha rentabilizado UGT m¨¢s que CC OOn t¨¦rminos electorales, lo que pone de manifiesto el error en el que incurr¨ªan aquellos que pronosticaron el famoso abrazo del oso. En definitiva, los trabajadores han valorado su eficacia en la acci¨®n sindical considerada globalmente.
Este triunfo electoral tiene tambi¨¦n su base en el importante esfuerzo desarrollado en pol¨ªtica organizativa durante los ¨²ltimos anos, y en el trabajo serio y militante de las federaciones y uniones a lo largo de la campa?a electoral. A ello debemos a?adir la tarea ingente desarrollada por UGT, en relaci¨®n a los servicios a sus afiliados, y el reconocimiento de los trabajadores en cuanto a que su presencia en Europa a trav¨¦s de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos (CES) es eficaz en la defensa de sus intereses.
Como ocurri¨® en 1986, el borr¨®n nuevamente lo ha puesto CC OO, enfrentada a UGT por conseguir la primac¨ªa sindical en nuestro pa¨ªs. CC OO fracasa rotundamente en cuanto a su gran objetivo: ganar, a toda costa las elecciones sindicales de 1990.
?C¨®mo explicar en estos momentos su agresi¨®n por medio del calendario electoral impuesto en su d¨ªa a los sindicatos y, trabajadores, a trav¨¦s de los preavisos presentados con premeditaci¨®n y alevos¨ªa? ?Por qu¨¦ se viene, desde entonces, poniendo en entredicho la unidad de acci¨®n con esos comportamientos?
Durante el proceso electoral se han hecho adem¨¢s declaraciones ins¨®litas, dentro de un contexto de unidad de acci¨®n. ?C¨®mo es posible ligar a UGT con el fraude y las irregularidades repitiendo las declaraciones de 1986, cuando en aquel entonces dejaron de computarse m¨¢s delegados de CC OO que de UGT y en estas elecciones puede ocurrir, como de hecho est¨¢ ocurriendo, algo parecido? ?C¨®mo es posible desde la raz¨®n volver a manifestar que UGT recibe la ayuda del PSOE, Gobierno, delegados provinciales y empresarios? Resulta sorprendente que se acuda al fiscal general, cuestionando el proceso globalmente, cuando las comisiones provinciales tienen mecanismos sobrados para la depuraci¨®n y homologaci¨®n de las actas presentadas, y sabiendo, como sabe CC OO, que no pueden homologarse los delegados que no hayan sido elegidos limpiamente en las elecciones celebradas en una empresa.
Son graves las manifestaciones realizadas por los responsables de CC OO con el prop¨®sito de justificar unos resultados desfavorables. Eso puede resultar comprensible para algunos. Lo que no resulta comprensible es el no valorar lo que eso significa para la unidad de acci¨®n entre los dos sindicatos mayoritarios y su repercusi¨®n negativa para los trabajadores y en la izquierda de nuestro pa¨ªs.
Al t¨¦rmino de las elecciones y partiendo del mantenimiento de la unidad de acci¨®n, ¨¦sta tendr¨¢ que establecerse en otros t¨¦rminos, que no est¨¢n definidos y que probablemente no se definan formalmente, pero que no ser¨¢n los mismos que ven¨ªan funcionando hasta la presentaci¨®n de los preavisos, porque la agresi¨®n de CC OO ha roto la confianza mutua -que debe presidir la unidad de acci¨®n.
Negociaci¨®n colectiva
En todo caso, ambos sindicatos, desde la responsabilidad que comporta el haber ganado las elecciones sindicales, deben preparar y negociar m¨¢s de 3.000 convenios, tanto en la empresa p¨²blica como privada, precisamente cuando el Gobierno y la CEOE est¨¢n dispuestos a desarrollar una pol¨ªtica salarial a la baja, desde una previsi¨®n de inflaci¨®n del 5% que est¨¢ fuera de la realidad, y pretenden culpar nuevamente a los salarlos de la inflaci¨®n y de la falta de competitividad y productividad de las empresas espa?olas, como si esa argumentaci¨®n no estuviera ya superada en todos los pa¨ªses desarrollados.
Ambos sindicatos han de responder, desde la defensa de los intereses de los trabajadores, al pacto de competitividad del Gobierno. Deben exigir negociar las reivindicaciones m¨¢s importantes de la PSP y abordar la pol¨ªtica a seguir en materia de empleo, salarios, protecci¨®n social, servicios e infraestructuras y democracia econ¨®mica; todo ello ante una pol¨ªtica de ajuste emprendida por el Gobierno, que no ha resuelto los desequilibrios b¨¢sicos de nuestra econom¨ªa: el d¨¦ficit comercial, la inflaci¨®n y el desempleo.
Desde UGT se contempla tambi¨¦n con especial inter¨¦s el desarrollo de la pol¨ªtica organizativa aprobada en el ¨²ltimo congreso. El reto de la afiliaci¨®n, el fortalecimiento de las federaciones, la informaci¨®n y la formaci¨®n de los delegados elegidos en estas elecciones y continuar desarrollando a fondo los servicios a los afiliados, que ya tienen una plasmaci¨®n en el presente (fondos complementarios de pensiones, seguros, ocio y tiempo libre, formaci¨®n profesional y vivienda social); son algunos de los m¨¢s importantes aspectos a destacar.
Por otra parte, la plena integraci¨®n de Espa?a en la Comunidad Europea va a requerir seguir trabajando activamente, dentro de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos, por la cohesi¨®n econ¨®mica y social y en contra de medidas regresivas que pretenden desarrollar el dumping social y consolidar un dise?o basado en la Europa de las dos velocidades.
Por ¨²ltimo, y en otro orden de cosas, hay que abordar la reforma de la actual normativa electoral, a ra¨ªz de la resoluci¨®n que tom¨® la Comisi¨®n Nacional de Elecciones Sindicales.
Sinceramente, las posibilidades de acuerdo no son muchas. Si el Gobierno sigue defendiendo una pol¨ªtica de dejar hacer y contin¨²a manifestando que los sindicatos se pongan de acuerdo previamente a establecer una negociaci¨®n para un posible cambio de normativa, el futuro de esas conversaciones es, desde luego, incierto. No podemos olvidar que la Administraci¨®n, con su falsa neutralidad, posibilit¨® el abuso de la normativa electoral y no ha respondido a las declaraciones de connivencia de los delegados provinciales con UGT, cuando debe ser precisamente ella la -garante de un proceso limpio, democr¨¢tico y transparente.
Al margen de la modificaci¨®n de la normativa, que cuando menos debe evitar abusos como los cometidos por CC 00 (cualquier sindicato representativo puede preavisar hoy las elecciones de 1994), lo que la situaci¨®n requiere es continuar con el debate abierto sobre el procedimiento a seguir para fijar la representatividad de los sindicatos en Espa?a.
Riesgos
En este debate no debemos desconocer que la CEOE no revisa su representatividad. Tampoco lo hacen, en t¨¦rminos generales, los sindicatos en Europa; son representativos de hecho por su afiliaci¨®n, su presencia en la negociaci¨®n colectiva y en las instituciones, as¨ª como su reconocida capacidad de movilizaci¨®n. Ello no puede hacernos desconocer algunos riesgos de tipo burocr¨¢tico y representativo que se han detectado en algunos pa¨ªses y que habr¨ªa que evitar.
En este sentido, UGT, CC 00 y ELA-STV han demostrado sobradamente que son representativos (la realidad es que cada vez lo son m¨¢s, si nos remitimos a los resultados electorales) y es, por tanto, muy discutible que los sindicatos -cada cuatro a?os- tengan que desarrollar un esfuerzo tan considerable como el que se establece en un proceso largo, complejo y dif¨ªcil como el actual. Un proceso muy costoso, tanto en t¨¦rminos econ¨®micos como organizativos, que nadie que ha participado directamente en el mismo quiere ni desea repetir.
En cualquier hip¨®tesis, lo que nadie pretende es la no celebraci¨®n de las elecciones a delegados y comit¨¦s, que son necesarias para que los trabajadores puedan elegir a sus representantes en la empresa, adem¨¢s de contar con los sindicatos para la defensa de sus intereses. Se trata, simplemente, de si ¨¦stas son las indicadas para fijar la representatividad de los sindicatos en Espa?a.
Desde luego, si finalmente se decide que hay que seguir revisando la representatividad de los sindicatos a trav¨¦s de las elecciones a delegados y -comit¨¦s de empresa, debemos manifestar rotundamente, una vez m¨¢s, que no es ¨¦ste el m¨¦todo ni el procedimiento. El debate debe, por tanto, tener una conclusi¨®n positiva para el movimiento sindical. Ello requiere necesariamente un acuerdo, sobre todo entre los sindicatos m¨¢s representativos, por encima de la defensa de intereses de siglas.
es secretario de organizacl ¨®n de la Comisi¨®n Ejecutiva Confederal de UGT.
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