Gobierno de Walesa
UNA VEZ presentado ante el Parlamento polaco el nuevo Gobierno, encabezado por Bielecki, un experto de segunda fila de Solidaridad en temas econ¨®micos, lo primero que llama la atenci¨®n es el continuismo, tanto en el equipo formado como en el programa trazado para los pr¨®ximos meses. Sigue Balcerowicz, el hombre clave de la reforma econ¨®mica neoliberal, encargado de seguir impulsando la privatizaci¨®n, la apertura a la inversi¨®n extranjera y la implantaci¨®n plena de la econom¨ªa de mercado. Conservan asimismo su cargo los ministros de Exteriores y de Defensa. Los hechos confirman as¨ª que la campa?a de Walesa, primero para imponer una elecci¨®n anticipada y luego para ganarla, no ten¨ªa como objetivo cambiar la pol¨ªtica fundamental de Mazowiecki, sino acceder ¨¦l a la suprema jerarqu¨ªa del pa¨ªs para poder aplicar los m¨¦todos personalistas que le son propios.En el corto plazo transcurrido desde que es presidente de Polonia, Walesa ha tomado ya una serie de medidas que refuerzan considerablemente su control sobre la pol¨ªtica del pa¨ªs. Se ha rodeado de un grupo de asesores -como Merkel, nombrado ministro de la Presidencia para supervisar los temas de defensa, seguridad y pol¨ªtica exterior, o Kaczynski, jefe de la canciller¨ªa- que ser¨¢n una especie de supergobierno responsable ¨²nicamente ante ¨¦l. En cambio, al Gobierno presidido por Bielecki -responsable ante el Parlamento- se le atribuye como funci¨®n espec¨ªfica la pol¨ªtica econ¨®mica. Como ha dicho el portavoz de Walesa, Drzycimski, la gran pol¨ªtica corresponde a la Presidencia; al Gobierno, s¨®lo la econom¨ªa.
Otro paso en la misma direcci¨®n es el Consejo Presidencial que Walesa va a constituir con la representaci¨®n de todos los partidos, y que ser¨¢ una especie de parlamento reducido para discutir los problemas pol¨ªticos. Este proyecto podr¨ªa tener cierta justificaci¨®n si se recuerda que el actual Congreso fue elegido en 1989 con un sistema nada democr¨¢tico que garantizaba a los comunistas una presencia excesiva. Pero ante la falta de representatividad del actual Congreso, lo que piden los dem¨®cratas es su disoluci¨®n y la celebraci¨®n de elecciones antes del verano. En cambio, el Consejo Presidencial de Walesa -sin base constitucional- podr¨ªa prolongar una situaci¨®n anormal y crear el h¨¢bito de m¨¦todos antidemocr¨¢ticos.
Se dibujan as¨ª, con la formaci¨®n del Gobierno de Bielecki, tendencias contradictorias en la pol¨ªtica polaca: por un lado, una coincidencia en la necesidad de proseguir la misma pol¨ªtica econ¨®mica, plasmada en la composici¨®n del Gobierno. Pero ¨¦ste carece de autoridad: es creaci¨®n e instrumento de Walesa. Por otro lado, la pol¨ªtica personal de ¨¦ste, con su idea de Consejo Presidencial, suscita fuertes cr¨ªticas, no s¨®lo del partido de Mazowiecki, Uni¨®n Democr¨¢tica, sino tambi¨¦n de la Coordinadora del Centro, el partido de derecha que apoy¨® su campa?a y que aspira a ocupar un mayor espacio en el sistema de poder. Con la perspectiva de un malestar social acentuado en los pr¨®ximos meses no parece que Walesa est¨¦ acertando en la creaci¨®n de los ¨®rganos encargados de dirigir con ¨¦l la pol¨ªtica de la nueva Polonia.
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