El embajador espa?ol abandona Bagdad en coche

ENVIADA ESPECIAL El embajador de Espa?a en Bagdad, Juan L¨®pez Chicheri, recibi¨® ayer autorizaci¨®n del Ministerio de Asuntos Exteriores para abandonar el territorio iraqu¨ª. L¨®pez Chicheri ten¨ªa previsto cruzar la frontera entre Jordania e Irak a las cinco de la madrugada de hoy en su autom¨®vil y en compa?¨ªa de su traductor de ¨¢rabe -un ciudadano espa?ol- y del embajador de Dinamarca.

"Hay que ser previsor", declaraba L¨®pez Chicheri visiblemente nervioso, pocas horas antes de su salida. El embajador espa?ol pensaba en la disposici¨®n que exige a los diplom¨¢ticos un periniso especial para salir de Bagdad y que, de no haber obtenido unos d¨ªas antes, hubiera impedido su viaje por carretera hacia la frontera jordana.

Como ¨¦l actu¨® el resto de los embajadores y diplom¨¢ticos comunitarlos, que luego emprender¨ªan juntos el viaje en caravana a trav¨¦s del desierto. M¨¢s de 500 kil¨®metros por una ruta que ya se hizo tristemente famosa este verano durante la evacuaci¨®n de varios cientos de miles de emigrantes de Iraky Kuwait. La misma ruta que en 1981 recorrieron los ciudadanos espa?oles y de otras nacionalidades tras estallar la guerra con Ir¨¢n.

L¨®pez Chicheri, quien insisti¨® en que no cerraba la Embajada, sino que se iba llamado a consultas, se llev¨® consigo tambi¨¦n al operador de radio, Andr¨¦s Iglesias, y al matrimonio marroqu¨ª que atend¨ªa la residencia con su hija de corta edad. Otras dos personas del servicio de la Embajada, un ch¨®fer y una traductora, han tenido que permanecer en Bagdad dado que su condici¨®n de iraqu¨ªes les impide obtener un visado de salida. Se da la circunstancia de que Andr¨¦s Iglesias lleg¨® a la capital iraqu¨ª el pasado d¨ªa 8, para sustituir al oficial de comunicaciones habitual, Rufino Real, quien se halla de vacaciones.

Iglesias tuvo una inusual llegada al pa¨ªs ya que, al encontrarse cerrado por mal tiempo el aeropuerto de Bagdad, aterriz¨® y pas¨® su primera noche en Basora. "Encima de que s¨®lo le han dado un visado por siete d¨ªas, me llega 24 horas m¨¢s tarde", se quejaba bromeando el embajador, temeroso de volver a quedarse sin la ayuda del operador de radio.