En recuerdo de Joyce
HOY SE cumplen los 50 a?os de la muerte de uno de los escritores que mayor y m¨¢s permanente influencia han ejercido en la cultura mundial del presente siglo: James Joyce. Su significaci¨®n, la extraordinaria relevancia de su obra, lo es por su irrenunciable decisi¨®n de acometerla al margen de las veleidades comerciales, de las posibles prebendas que un ¨¦xito temprano suele acarrear, recorriendo paso a paso el largo camino de quien opta por llegar a conocer y describir al ser humano a trav¨¦s de la lengua.Irland¨¦s de origen, formado escolarmente con los jesuitas, Joyce no reconoce Dios o patria distinta de la de la creaci¨®n y la belleza. Si su pa¨ªs natal, austero y religioso, le anim¨® al exilio voluntario y al peregrinaje europeo, el continente que le acogi¨® se desenvolv¨ªa entre la estupidez colectiva de las dos grandes guerras y la fascinaci¨®n por las vanguardias art¨ªsticas. Esa mezcla sugestiva de experimentaci¨®n y censura, de tolerancia y agresividad, fue el caldo de cultivo de uno de los talentos m¨¢s brillantes del siglo, autor de Dublineses, escrito a los 25 a?os de edad; Retrato de un artista adolescente; Ulyses, publicado cuando ten¨ªa 40 anos, y Finnegan's Wake, entre otras.
Sin duda, la grandeza del talento creativo de Joyce radica en su convicci¨®n de que para satisfacer su intenso deseo por alcanzar la perfecci¨®n en el arduo objetivo de narrar al ser humano deber¨ªa tambi¨¦n reivindicar todas sus miserias cotidianas. Su maestr¨ªa en el dominio de la lengua le permiti¨® utilizar genialmente el vocabulario m¨¢s sublime, el m¨¢s ordinario y el m¨¢s moderno para contar sus historias. Naturalmente, quien conjuga mundos y ambientes diversos, desde su propia experiencia, tiende a incrementar su escepticismo frente a las ideas y los sistemas pol¨ªticos. Su origen irland¨¦s no le impidi¨® viajar por el mundo con pasaporte brit¨¢nico y deambular de una ciudad a otra, para morir en Z¨²rich (Suiza). Su visi¨®n cosmopolita y an¨¢rquica del mundo qued¨® cumplidamente reflejada en sus obras.
"Es el relato de dos razas (israelita e irlandesa) y al mismo tiempo el ciclo del cuerpo humano y la historia de un d¨ªa (la vida). (...) Es tambi¨¦n una especie de enciclopedia. Mi intenci¨®n es la de transportar el mito sub specie temporis nostri". As¨ª describ¨ªa James Joyce su Ulyses el a?o anterior a su publicaci¨®n, en 1922. El escritor y cr¨ªtico literario Anthony Burgess no duda en calificarlo como "el m¨¢s bello libro jam¨¢s escrito para encarnar el principio aristot¨¦lico de que la belleza depende de la magnitud y el orden".
La narraci¨®n literaria de aquel 16 de junio de 1904 en Dubl¨ªn se ha convertido ya en uno de los libros m¨¢s revolucionarios y al mismo tiempo cl¨¢sico de la literatura contempor¨¢nea. La revoluci¨®n lo fue por reivindicar los hechos oscuros, cotidianos e irrelevantes como elementos esenciales en la vida humana. Quiz¨¢ en ello se bas¨® la censura que prohibi¨® la obra durante a?os en el mundo anglosaj¨®n, a diferencia de la tolerancia latina; el clasicismo lo alcanz¨®, precisamente, porque sus personajes han trascendido la cotidianidad, el paso del tiempo y el declive innominado del devenir hist¨®rico.
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