Francia libra dos guerras
El Golfo enfrenta a Mitterrand con su ministro de Defensa
El presidente franc¨¦s y su ministro de Defensa no hacen la misma guerra. Fran?ois Mitterrand acaba de reafirmar su "completo acuerdo" con los norteamericanos. Jean-Pierre Ch¨¦v¨¨nement no oculta su disgusto por tener que dirigir una guerra en la que no cree. Pero ni el segundo dimite, ni el primero le destituye. El "caso Ch¨¦v¨¨nement" expresa el desgarro que el conflicto del Golfo provoca en la multirracial sociedad francesa.
Esta guerra atormenta a Francia mucho m¨¢s que a cualquiera de los otros pa¨ªses occidentales directamente implicados en los combates contra Irak. Par¨ªs es mirado con sospecha por los sectores m¨¢s belicistas de Estados Unidos y del Reino Unido; directamente insultado en Israel, y atacado por miles de manifestantes en el Magreb. En el interior, la prensa, la oposici¨®n y numerosos socialistas piden la dimisi¨®n de un ministro de Defensa que piensa que ¨¦sta es, ante todo, una guerra deseada por EE UU para reafirmar su hegemon¨ªa mundial.En la noche del pasado domingo, el presidente franc¨¦s se aline¨® por completo con las posiciones norteamericanas. Mitterrand justific¨® los bombardeos de objetivos industriales y militares en el interior de Irak, y proclam¨® que en Francia no se prohibe participar en los mismos. Fue toda una bofetada a Ch¨¦v¨¨nement, que hab¨ªa declarado que la aviaci¨®n y las tropas francesas se limitar¨ªan a atacar objetivos iraqu¨ªes en Kuwait.
En cambio, Mitterrand apoy¨® a Ch¨¦v¨¨nement en la pol¨¦mica que el ministro de Defensa hab¨ªa sostenido la noche anterior, en TF-1, con Eliahu Ben Elissar, presidente de la Comisi¨®n de Exteriores del Parlamento israel¨ª. Desde Jerusal¨¦n, el israel¨ª responsabiliz¨® a Francia del conflicto en Oriente Pr¨®ximo por haber vendido a Irak "armas convencionales, qu¨ªmicas y bacteriol¨®gicas".
Pol¨¦mica televisada
Mitterrand se declar¨® indignado por las acusaciones israel¨ªes. Francia, dijo, "nunca ha vendido a Irak armas qu¨ªmicas o bacteriol¨®gicas, ni misiles bal¨ªsticos capaces de alcanzar a Israel". En una conversaci¨®n telef¨®nica con el presidente israel¨ª, Haim Herzog, Mitterrand tuvo que recordarle que los Scud B son de fabricaci¨®n sovi¨¦tica.
La pol¨¦mica televisada entre Ben Elissar y Ch¨¦v¨¨nemet se agri¨® a¨²n m¨¢s cuando el ministro de Defensa franc¨¦s afirm¨®: "Al t¨¦rmino de la guerra, la comunidad internacional deber¨¢ solucionar los problemas de L¨ªbano, Palestina e Israel". Ben Elissar replic¨® que no hab¨ªa ning¨²n problema en Israel.
En el fondo de esas escaramuzas est¨¢ el resentimiento israel¨ª contra Francia por no haber mostrado entusiasmo por la cruzada contra Sadam Husein y haber defendido la conferencia internacional sobre el problema palestino. Un resentimiento compartido en Washington y en Londres.
Mitterrand no ha destituido a Ch¨¦v¨¨nemente porque el propio presidente navega entre dos aguas. Para garantizar la participaci¨®n francesa en una futura normalizaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo mantiene su solidaridad pol¨ªtica y militar con Washington y una excelente relaci¨®n personal con George Bush. Para erigirse en la postguerra en uno de los defensores de la causa ¨¢rabe, insiste en que la derrota de Sadam deber¨¢ abrir el camino a la soluci¨®n de los problemas palestino y liban¨¦s.
El hecho es que los aviones Jaguar franceses atacan a diario a, los iraqu¨ªes atrincherados en Kuwait. Esa traici¨®n al mundo ¨¢rabe ha llevado a decenas de millares de manifestantes en Argel y T¨²nez a gritar: "Mitterrand asesino". La participaci¨®n gala en la guerra provoca tambi¨¦n un vivo rechazo entre los cuatro millones de ¨¢rabes y musulmanes que viven en Francia.
El ideal de la integraci¨®n armoniosa de diferentes comunidades ¨¦tnicas, culturales y religiosas est¨¢ ahora en peligro por culpa de la divisi¨®n provocada por la guerra.
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