Los muertos de Riga
LAS MUERTES causadas el domingo pasado por la polic¨ªa de choque -boinas negras- al asaltar el Ministerio de Interior de Letonia han agravado considerablemente la tensi¨®n pol¨ªtica en todas las rep¨²blicas del B¨¢ltico, y asirnismo en Mosc¨² y en otras partes de la URSS. Cuando el 13 de enero, en Vilna, el Ej¨¦rcito caus¨® varios muertos al ocupar la televisi¨®n lituana, la explicaci¨®n de Gorbachov ante el S¨®viet Supremo fue que la orden de disparar hab¨ªa partido de un jefe local. El env¨ªo a Vilna de una delegaci¨®n del Consejo Federal -uno de los nuevos ¨®rganos de poder surgidos de la reforma constitucional- permiti¨® restablecer cierto di¨¢logo con las autoridades lituanas. Lo ocurrido en Riga muestra que las muertes causadas por las Fuerzas Armadas de la URSS no son accidentales. Los hechos confirman las acusaciones de las fuerzas democr¨¢ticas en Mosc¨² y de los nacionalistas de las rep¨²blicas b¨¢lticas en el sentido de que est¨¢ en marcha una operaci¨®n encaminada a eliminar a las autoridades de dichas rep¨²blicas, elegidas democr¨¢ticamente en las ¨²ltimas elecciones.La coincidente t¨¢ctica utilizada en Riga y en Vilna parece prepararse tambi¨¦n para Tallin, capital de Estonia: surgen espont¨¢neamente unos comit¨¦s de salvaci¨®n nacional formados por militares y comunistas derrotados en las elecciones; son jaleados en la prensa oficial de Mosc¨² como defensores de la legalidad sovi¨¦tica y de la poblaci¨®n de origen ruso, numerosa en el B¨¢ltico, y, por ¨²ltimo, se inician acciones represivas contra centros dominados por los nacionalistas en nombre de dichos comit¨¦s. Es un m¨¦todo que recuerda al empleado por Breznev en Praga en 1968, cuando la invasi¨®n fue justificada por el llamamiento de pretendidos "comunistas aut¨¦nticos". En el caso del B¨¢ltico -como dijo ayer un diputado de la Federaci¨®n Rusa- son las fuerzas enviadas por Mosc¨² las que violan la legalidad, ya que, ampar¨¢ndose en unos comit¨¦s creados al margen de la ley, act¨²an contra los ¨²nicos ¨®rganos leg¨ªtimos: los elegidos por el pueblo.
En estas condiciones es dif¨ªcil confiar en declaraciones tranquilizadoras como las del Ministerio de Exteriores de la URSS o la hecha ayer por el general Safaranov, alto jefe de la Regi¨®n Militar del B¨¢ltico, de que "los militares no se proponen derrocar al Gobierno leg¨ªtimo de Letonia". Es probable que exista en la direcci¨®n de la URSS una lucha entre l¨ªneas distintas. Pero todo permite deducir que se est¨¢ imponiendo la l¨ªnea dura. Prueba de ello es que Mosc¨² no disuelve los comit¨¦s de salvaci¨®n nacional y que tampoco negocia con los Gobiernos de las rep¨²blicas el futuro de sus relaciones. As¨ª Gorbachov da la sensaci¨®n de amoldarse a una orientaci¨®n que niega las bases mismas de la perestroika.
La amenaza a los avances democr¨¢ticos de los ¨²ltimos a?os no se limita a la periferia. Ello explica la gigantesca manifestaci¨®n que tuvo lugar el domingo en Mosc¨², en la que al lado de la solidaridad con las rep¨²blicas b¨¢lticas el lema central fue la defensa de la democracia y la protesta contra el retorno de los m¨¦todos autoritarios. Quiz¨¢ el s¨ªntoma m¨¢s grave de la involuci¨®n sea la censura en televisi¨®n, con las sistem¨¢ticas desinformaciones sobre el B¨¢ltico y otros hechos. Por otro lado, Figuras de la perestroika, como YakovIev, Shatalin y Shevardnadze, han perdido sus cargos en la direcci¨®n, mientras Gorbachov se rodea cada vez m¨¢s de funcionarios del viejo aparato.
Yeltsin, que como presidente de Rusia representa los anhelos renovadores de muchos ciudadanos, cree que todav¨ªa es posible frenar la ola reaccionaria que amenaza a la perestroika. Pero si Gorbachov no toma medidas netas que pongan fin a la represi¨®n en el B¨¢ltico, se esfumar¨¢ la simpat¨ªa internacional que se ha ganado con su pol¨ªtica reformista y ser¨¢ dificil que la CE prosiga una pol¨ªtica de ayuda a la URSS.
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