El monte de El Pardo, parque nacional
PEDRO D?EZ OLAZ?BALLa ¨²nica manera de conservar las riquezas naturales con que cuenta el monte de El Pardo, denominado por el autor el Do?ana madrile?o, ser¨ªa su conversi¨®n en parque nacional, preservando este espacio de bosque mediterr¨¢neo de las agresiones de la urbe cercana, seg¨²n se asegura en el texto.
Una de las cosas que m¨¢s sorprenden a quienes desde otras tierras se acercan a nuestra regi¨®n es la pervivencia de un bosque aut¨®ctono de tipo mediterr¨¢neo en un estado de conservaci¨®n muy aceptable, poblado por miles de animales de especies que en otro tiempo constitu¨ªan la fauna ib¨¦rica, hoy reducida a reliquias cada vez m¨¢s acosadas en sus ¨²ltimos reductos, y que linda con los distritos del norte de una urbe como Madrid.Y tienen raz¨®n para asombrarse, pues milagroso parece, fruto de las contradicciones de nuestra historia, que hasta nuestros d¨ªas haya llegado un espacio tan privilegiado de vida natural en las puertas de la capital del pa¨ªs y, por ello mismo, de la especulaci¨®n.
El Pardo ha sufrido a lo largo de los a?os recortes y segregaciones que lo han dejado reducido a las actuales 15.000 hect¨¢reas de superficie, de las cuales, con buena intenci¨®n pero con escaso criterio cient¨ªfico, se abrieron al p¨²blico 900, que han experimentado un deterioro continuo y creciente.
Hoy d¨ªa, el monte de El Pardo se enfrenta a nuevas y graves amenazas, que, de consumarse, constituir¨ªan con certeza el principio del fin del Do?ana madrile?o. Tales son el proyecto del MOPU para cerrar la M-40 en su zona norte cruz¨¢ndolo en sentido Suroeste-Noreste y la propuesta del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid de trazar la autov¨ªa bajo la tapia.
El trazado de salida por el norte del tren de alta velocidad y otras infraestructuras viarias en estudio completar¨ªan su despedazamiento. El resto del trabajo lo har¨ªan la contaminaci¨®n, el ruido, la presi¨®n humana incontrolada y la especulaci¨®n en sus bordes, un ejemplo de la cual es la actual edificaci¨®n por la empresa Tikal en Los Pe?ascales (Torrelodones) de chal¨¦s junto a la misma tapia de El Pardo, que, pese a todas las prohibiciones, contin¨²a sin que ninguna autoridad obligue a su paralizaci¨®n en la pr¨¢ctica.
No obstante, estamos a tiempo de evitar este desastre ecol¨®gico, de graves consecuencias a medio plazo para la salud tan maltratada del pueblo madrile?o, ya que El Pardo, junto con el parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares, constituye un eje b¨¢sico de penetraci¨®n de aire limpio en la urbe y un conjunto de reserva de vida natural b¨¢sico para el equilibrio de toda la regi¨®n.
Bien insustituible
Es preciso que las instituciones con competencia directa en El Pardo tomen conciencia de que un ecosistema como ¨¦ste es un bien insustituible, que ninguna medida puede hacer reversible el da?o que se puede causar, que forma parte de la estructura del territorio y que tenemos la obligaci¨®n de cederlo en mejor estado a¨²n a las generaciones futuras.
Cualquier infraestructura de transporte, por necesaria que parezca, es coyuntural, existiendo soluciones alternativas. Igualmente, los ciudadanos y ciudadanas deben asumir la defensa de este espacio como algo que nos afecta a todos, y que va a ser probablemente dif¨ªcil de conseguir si no existe una movilizaci¨®n amplia de la opini¨®n p¨²blica al respecto.
Por estas razones, hace m¨¢s de un a?o se constituy¨® la Plataforma para la Defensa del Monte de El Pardo, aglutinando a las organizaciones m¨¢s importantes del ecologismo madrile?o (FAT, Coda, Aedenat, Comaden, Arba), los sindicatos CC OO y UGT, la Federaci¨®n Regional de Asociaciones de Vecinos, fundaciones como Primero de Mayo y Gondwana, el Club de Amigos de la Unesco y formaciones pol¨ªticas a favor de la lucha en defensa del medio ambiente, como Izquierda Unida y Los Verdes.
A trav¨¦s del trabajo desarrollado y del estudio minucioso con la aportaci¨®n de las personalidades cient¨ªficas m¨¢s destacadas en la materia, se ha concluido que para salvar el monte de El Pardo es preciso, en primer lugar, evitar el trazado de cualquier infraestructura viaria o de ferrocarril que pueda afectar a su territorio; las actualmente existentes son soportadas con mucha dificultad por el ecosistema.
En segundo lugar, dotarlo de la m¨¢xima figura jur¨ªdica que se contempla en la legislaci¨®n medioambiental espa?ola declar¨¢ndolo parque nacional conforme a la Ley de Conservaci¨®n de Espacios Naturales y de la Fauna y Flora Silvestres de 27 de marzo de 1989.
Bosque mediterr¨¢neo
El art¨ªculo 22 de dicha ley establece que son parques nacionales aquellos espacios cuya conservaci¨®n se declare de inter¨¦s general de la naci¨®n, lo que "se apreciar¨¢ en raz¨®n de que el espacio sea representativo de alguno de los principales sistemas naturales espa?oles", entre los que se encuentran los "sistemas ligados al bosque mediterr¨¢neo", uno de cuyos m¨¢s caracter¨ªsticos es precisamente e monte de El Pardo. El mismo art¨ªculo, en su apartado 3?, da la posibilidad a las comunidades aut¨®nomas de proponer al Estado la declaraci¨®n de par que nacional de espacios naturales que sean "¨¢reas naturales, poco transformadas por la explotaci¨®n u ocupaci¨®n humana que, en raz¨®n a la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, de su fauna o de sus formaciones geomorfol¨®gicas, posean unos valores ecol¨®gicos, est¨¦ticos, educativos y cient¨ªficos cuya conservaci¨®n merezca una atenci¨®n preferente", requisitos que re¨²ne el monte de El Pardo.
Por otra parte, es evidente la conveniencia y facilidad para que un espacio integrante del Patrimonio del Estado sea gestionado y financiado por la Administraci¨®n central, sin problemas de expropiaciones o competencias propios de otros espacios naturales espa?oles.
En tercer lugar, lo anterior posibilitar¨ªa una gesti¨®n integral de El Pardo, con el objetivo claro de su conservaci¨®n y regeneraci¨®n natural, supeditando a ¨¦ste los dem¨¢s usos, tales como el de esparcimiento en zonas abiertas, que se podr¨¢ seguir desarrollando dotando a dichas zonas de un plan espec¨ªfico que evite su degradaci¨®n y comprenda vigilancia, labores de limpieza, orientaci¨®n y educaci¨®n ambientales para los visitantes, entre otras.
Dicha gesti¨®n se coordinar¨¢ con las otras de la Administraci¨®n central, con la Casa Real -cuya sede se encuentra all¨ª situada- y las otras administraciones, la aut¨®noma (enlace con la gesti¨®n del parque de la Cuenca Alta del Manzanares) y los ayuntamientos colindantes.
En cuarto lugar, habr¨¢ que prevenir las presiones de diversa ¨ªndole en su zona perif¨¦rica, dotando de una franja de protecci¨®n, normativa que debe afectar a los planes generales de urbanismo de los municipios donde a¨²n no se contemple, suspendiendo todas las actuaciones actualmente en marcha.
En l¨ªnea con lo expuesto hasta aqu¨ª, la Plataforma para la Defensa del Monte de El Pardo ha efectuado varias proposiciones y resoluciones que, presentadas por IU, fueron aprobadas por unanimidad en la Asamblea de Madrid, oponi¨¦ndose al paso de la M-40 y al tren de alta velocidad, reclamando una protecci¨®n jur¨ªdica eficaz para El Pardo. El Congreso de los Diputados, en cambio, ha rechazado por tercera vez hace unos meses otra propuesta para que el Gobierno presentase un proyecto de ley de parque nacional por el voto en contra del Grupo Socialista. Actitud inexplicable si se tiene en cuenta que es el Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo -quien tiene la competencia de la conservaci¨®n del medio ambiente- el responsable de dar una soluci¨®n definitiva, renunciando a cruzar el monte de El Pardo con infraestructuras de transportes y dando luz verde a la protecci¨®n jur¨ªdica como parque nacional.
Por otra parte, las fuerzas de centro-derecha que gobiernan el Ayuntamiento de Madrid est¨¢n emplazadas a acabar con la ambig¨¹edad y el oportunismo en este asunto, renunciando a pactar con el MOPU soluciones que impliquen afectar a este espacio natural.
De todo ello depende que el monte de El Pardo siga siendo, para regocijo de propios y asombro de ajenos, una reliquia de nuestra historia natural, fuente de vida para hoy y ma?ana.
es diputado de IU en la Asamblea de Madrid y miembro de la Plataforma para la Defensa del Monte de El Pardo.
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