Risa para tiempo de crisis

Es un vodevil: de los que se dice que tienen un certero mecanismo de relojer¨ªa por el cual las situaciones saltan en el momento exacto y desaparecen de la misma manera. Creo que el teatro es cada vez menos cuesti¨®n de mecanismo, o de dramaturgia de ese car¨¢cter, y m¨¢s de texto, de palabra, de interpretaci¨®n. No se echa de menos la palabra en ¨¦ste: muchas de las situaciones y los equ¨ªvocos son verbales; y cunden, traspasan la versi¨®n castellana -es de Montesinos-, que es muy efectiva.Y tiene que contar, desde luego, con alardes de interpretac¨ª¨®n, que se centran en Joaqu¨ªn Kremel, creador de un tipo y su manera de hablar; con Mar¨ªa Casal, que a sus encantos corporales une tambi¨¦n la calidad esc¨¦nica: los dos hacen buena caricatura, como manda el g¨¦nero. Y como hacen sus companeros de reparto. En fin, esta nader¨ªa que se llama El aperitivo -no se sabe por que- es una forma mejor que las habituales del g¨¦nero y facilita la necesaria carcajada de tiempos de crisis y de fastidio.

El p¨²blico responde muy bien a ella: a la de la obra, los int¨¦rpretes, la veloz y adecuada direcci¨®n de Montesinos, y, tambi¨¦n a la escenograf¨ªa de Tony Cort¨¦s, que consigue meter en un espacio dirninuto todos los ambientes necesarios para el desarrollo del enredo.