El Atl¨¦tico consolida su opci¨®n al t¨ªtulo
La imbatibilidad de Abel comienza a tener su miga. Sobre esta virtud descansa un antiguo concepto de solvencia futbol¨ªst¨ªca que le viene al pelo al Manzanares: donde no llega el m¨¦todo hay que tirar del sudor. El f¨²tbol es a veces as¨ª de sencillo. Bastan cuatro carreras, un poco de cabezoner¨ªa y un par de balones largos para meter los dos puntos en el capazo. Tan rom¨¢ntica teor¨ªa, ¨ªmposible de defender sin un portero presentable, sustenta el cr¨¦dito con el que el Atl¨¦tico inici¨® ayer la segunda vuelta de la Liga, consolidado como ¨²nica alternativa a la opci¨®n azulgrana.Ocho partidos, dos meses, 780 minutos lleva Abel sin doblar el lomo para recoger un bal¨®n dentro de su porter¨ªa. As¨ª le va al Atl¨¦tico, tan sobrado que es capaz de permitir que Schuster, su gu¨ªa y punto de referencia, plante la hamaca en la zona ancha y ¨²nicamente se enderece para lanzar alguna falta. Los hombres de Ivic derrotaron ayer al Valencia no por ser mejores, ni porque Schuster agitara su melena, ni siquiera por la acci¨®n letal de los vuelos de Futre en el ¨¢rea contraria. Ganaron porque se aplicaron m¨¢s en la faena que su rival. Fue un premio a la convicci¨®n, elemento fundamental en este juego del que el Valencia sufre una preocupante carencia.
El encuentro no ofreci¨® los m¨ªnimos futbol¨ªsticos exigibles a dos equipos de val¨ªa. La pereza de Schuster, la espesura de Donato, la pobreza de esp¨ªritu del Valencia, impensable para un conjunto con semejante caudal de jugadores, y el escaso acierto del colegiado Paz Garc¨ªa condenaron el enfrenta miento a un continuo desaso siego. El saque de honor de Sara Montiel, el gol de Manolo y la hermosa carrera de Rodax en el 2-0 ser¨¢n recordadso como lo ¨²nico claro, preciso y con cierto gancho de un partido suburbial y de tono alterado. Bajo este marco, el Atl¨¦tico mostr¨® mayor solvencia y capacidad de sufrimiento, lo que llev¨® a hombres como Manolo, Pizo G¨®mez o Soloz¨¢bal a entus¨ªasmar a la grada con galopadas generosas producto m¨¢s de adrenalina que de neuronas.
Los primeros 45 minutos fueron apagando paulatinamente el ambiente festivo con que los corrillos de aficionados hab¨ªan calentado al Calder¨®n. Bien pronto se descubri¨® que el Valencia hab¨ªa dejado la batuta en la taquilla y que el Atl¨¦tico, con Schuster en la hamaca, tendr¨ªa que hacer muchos kil¨®metros para ganar. S¨®lo hubo un momento de intensidad en ese periodo. Fue en el minuto 13, cuando Fernando, muy suelto, apareci¨® dentro del ¨¢rea con el bal¨®n cosido a la bota. Dispar¨® y Abel, hecho goma, repeli¨® el gol. El r¨¦cord de Miguel Reina -849 minutos de imbatibilidad- peligra.
La segunda mitad, con el Valencia empe?ado en despreciar las bandas, zona de] campo irrenunciable incluso en la m¨¢s tosca expresi¨®n ofensiva, y el Atl¨¦tico difuminado en in¨²tiles arrebatos y est¨¦riles carreras, ensombreci¨® todav¨ªa m¨¢s el espect¨¢culo. lvic ech¨® m¨¢s le?a a la m¨¢quina y recurri¨® a Sabas, escurridizo jugador que acostumbrado a dar lo mejor de s¨ª mismo en encuentros toscos y de corte huidizo. En una de las muchas faltas sancionadas en las inmediaciones del ¨¢rea lleg¨® el gol de Manolo. No pod¨ªa ser de otra manera. El delantero remat¨® con p¨ªcard¨ªa un bal¨®n que Sabas, futbolista con recursos malabaristas dotado de una gran astucia, hab¨ªa levantado en el ¨¢rea ante el. pasmo de la defensa valenciana.
Entr¨® poco despu¨¦s Rodax, cuando el partido ya se hab¨ªa quebrado por las expulsiones de Tom¨¢s y Eloy, lo que descompuso a¨²n m¨¢s la triste imagen del Valencia. La parroquia rojiblanca dedic¨® una sonora e injusta pitada al noble delantero internacional, que mantuvo una mirada desafiante mientras abandonaba el terreno de juego y dedic¨® un gesto altivo al palco presidencial antes de perderse camino de vestuarios.
La gente dio por terminada la fiesta y se retir¨® a so?ar despu¨¦s del imponente gol de Rodax. El 2-0 tranquiliz¨® los ¨¢nimos y consumi¨® los ¨²ltimos minutos del partido entre el jolgor¨ªo del p¨²blico, que reconoci¨® el sacrificio de sus jugadores. Hubo traca final para Rodax. El desdichado delantero rojiblanco goza de escaso margen y m¨ªnimo cr¨¦dito para demostrar lo que recuerde de su trabajo. Apenas unos minutos. Por eso, ayer, tras conectar un magnific¨® trancazo con la derecha como culminaci¨®n a una corajinosa carrera, estall¨® de j¨²bilo. A falta de confianza, tir¨® de m¨²sculo y ganas, como sus compa?eros.
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