La c¨¢rcel caliente

Mery para siempre -absurdamente rebautizada como Rejas de cristal- ha sido uno de los grandes ¨¦xitos comerciales del cine italiano reciente y cuenta ya con una secuela, Ragazzi fuori.La cuarta pel¨ªcula de Marco Risi (hijo de Dino y sobrino de Nelo) se basa en una novela de Aureli o Grimaldi, donde el autor narra algunas de sus experiencias como profesor de educaci¨®n general b¨¢sica en la prisi¨®n para menores de Rosaspina (Palermo).

Rissi nos presenta a sus personajes poco antes de que les detengan y sean trasladados a prisi¨®n, con secuencias breves y concisas, a veces rayanas en la vi?eta -como el arresto del novio tras la boda-, rodadas en la zona de expansi¨®n Norte, uno de los barrios m¨¢s conflictivos y miserables de la capital sicillana. Tanto en la calle como en la c¨¢rcel, la. c¨¢mara se esfuerza por captar las situaciones desde el punto de vista de los protagonistas, tratando de asomarse a su mundo con la misma curiosidad respetuosa y nada paternalista con que m¨¢s tarde les observa su profesor, el reci¨¦n llegado Marco Terzi (excelente Michele Placido).

El proceso de aprendizaje, al que se ven sometidos paralelamente el maestro y sus alumnos, constituye el eje central de una pel¨ªcula que, en t¨¦rminos generales, sale bastante airosa de un g¨¦nero tan resbaladizo y erizado de clich¨¦s como el cine carcelario.

Risi es un excelente director de actores -en su mayor¨ªa no profesionales, y muchos de ellos int¨¦rpretes de s¨ª mismos-, que sabe dotar a sus im¨¢genes de una violencia exacerbada, sin necesidad de recurrir a golpes de efecto, y a veces no duda en recuperar viejas estrategias del cine pol¨ªtico italiano para transmitir sus ideas con la m¨¢xima claridad y contundencia.

Durante buena parte de su metraje, Rejas de cristal hace honor a su reputaci¨®n como el t¨ªtulo m¨¢s destacado de una nueva corriente, asumida por algunos j¨®venes cineastas italianos, que ya ha sido etiquetada, sin duda con excesiva precipitaci¨®n, como "nuevo neorrealismo". L¨¢stima que en el ¨²ltimo tercio del filme los guionistas se empenen en hacerse visibles y hagan bascular la pel¨ªcula hacia la sensibler¨ªa, el didactismo excesivo o las f¨®rmulas estereotipadas.

Aun con todas sus debilidades, el resultado final inspira la mayor de las simpat¨ªas y confirma la capacidad de su autor para hacer un cine de denuncia popular, duro y eficaz.