Debate entre Napolitano e Ingrao en el congreso del PCI
Las dos almas del viejo Partido Comunista Italiano (PCI), que hoy -o como m¨¢ximo ma?ana- dejar¨¢ de existir oficialmente al votarse su transformaci¨®n en Partido Democr¨¢tico de Izquierdas (PSD), se enfrentaron ayer por la ma?ana en el congreso de R¨ªmini: la racional, ponderada, fr¨ªa, mediadora de Giorgio Napolitano, y la apasionada, prof¨¦tica y radical del anciano le¨®n de la izquierda comunista, Pietro Ingrao.
A Pietro Ingrao la emoci¨®n le quebr¨® la voz al decir que se quedaba dentro del partido encabezado por Achille Occhetto y, llorando, dijo que todos deben cambiar. A Napolitano e Ingrao -quienes centraron sus intervenciones en la guerra del Golfo, que est¨¢ siendo el punto vital y casi obsesivo del debate de este congreso- la asamblea les prest¨® viv¨ªsima atenci¨®n y les brind¨® aplausos.Antes de ellos hab¨ªa hablado el irreductible y viejo filoso vi¨¦tico Armando Cossutta, quien hoy oficializar¨¢ su no entrada en el nuevo partido, junto con un grupo (le unos 80 delegados -de los 1.550 presentes en el congreso que se llevar¨¢ consigo y que por ahora crear¨¢n ?in "movimiento de refundaci¨®n del partido comunista"'. Cossutta, tambi¨¦n muy emocionado, dijo: "Yo estoy sufriendo much¨ªsimo porque he dedicado toda mi vida a este partido comunista que se est¨¢ por disolver". E hizo un llamamiento apasionado para que ning¨²n "verdadero comunista" se marche desilusionado; ¨¦l, afirm¨®, quiere mantener enarbolada la bandera del viejo PCI, que otros est¨¢n por abandonar.
No le han seguido, sin embargo, Ingrao y su grupo, que tras haber estado 14 meses juntos bajo la misma bandera de oposici¨®n al proyecto de Occhetto, al final se han quedado dentro del nuevo partido, aunque contin¨²an sinti¨¦ndose igualmente comunistas.
"Yo no creo en las confusiones", dijo Ingrao, "creo s¨®lo en la fecundidad bajo la luz del sol. Todos tenemos algo que cambiar dentro y fuera de nosotros. Yo espero q9e seamos capaces de hacerlo. Este es el deseo de un viejo, testarudo, comunista italiano con la esperanza, nunca dormida, del socialismo".
Y no pudo acabar la frase porque la emoci¨®n le quebr¨® la voz. Occhetto le esperaba de pie para abrazarle. Y lo mismo hizo Napolitano. Y eso que ambos, que se quedan juntos en el nuevo PDS, pero con visiones muy diferentes en casi todo, presentaron ayer dos versiones muy distintas de lo que debe ser la actitud del nuevo partido frente a la guerra.
Napolitano dijo que la petici¨®n de la retirada del contingente italiano del Golfo ser¨ªa s¨®lo mero propaganda" y m¨¢s bien una posici¨®n de rentincia". Y puso en guardia contra el peligro de que se pueda ahora, acabada la guerra fr¨ªa, contraponerse a Estados Unidos, como el nuevo enemigo de Occidente, una Europa poderosa s¨ªmbolo de todo Jo bueno; porque ser¨ªa, dijo, "caer en viejos esquemas del pasado".
Por el contrario, el anciano Ingrao, con una intervenci¨®n muy apasionada, lanz¨® duros latigazos contra "la moderna ciencia de la guerra". Dijo que cuanto m¨¢s intentan convencerle de que esta guerra era necesaria, tanto m¨¢s se siente "estremecer de miedo y de horror".
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