Guerra y excusas
"Cuando nuestros hijos estaban muriendo no hic¨ªsteis nada para ayudarnos. Ahora, que Dios ayude a vuestros hijos". La frase fue dicha por un ciudadano iraqu¨ª de origen kurdo justo cuando en el mundo se debat¨ªan las ¨²ltimas posibilidades sobre el inicio de un conflicto armado en el golfo P¨¦rsico. El mensaje se dirig¨ªa a los gobernantes de la mayor¨ªa de los pa¨ªses del mundo, y tambi¨¦n a los ciudadanos.Nos dec¨ªa: "Cuando se supo que el Gobierno iraqu¨ª nos hab¨ªa bombardeado con armas qu¨ªmicas -unos 5.000 kurdos murieron de esta forma en el poblado de Halabja en 1988-, no conden¨¢steis a Irak, no hic¨ªsteis todo lo posible para detener la matanza y para mostrar al Gobierno iraqu¨ª que tales atrocidades no ser¨ªan permitidas".
Muchos especialistas han afirmado que la permisividad mostrada por Occidente cuando Sadam Husein interesaba ha actuado como acicate para sus actuaciones prosteriores. Los responsables de las mayores violaciones de derechos humanos saben a menudo que para la comunidad internacional suele pesar m¨¢s el contenido de las facturas que el de los cementerios.
Cuando Amnist¨ªa Internacional public¨® el pasado 19 de diciembre un informe sobre las violaciones de derechos humanos cometidas por Irak en Kuwait desde el pasado 2 de agosto dijo algo que ha sido poco tenido en cuenta: tales atrocidades no son m¨¢s que la pauta seguida durante una d¨¦cada contra los disidentes en el interior de Irak.
En 1989, los representantes de la mayor¨ªa de los Gobiernos del mundo reunidos en la Comisi¨®n de Derechos Humanos de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas votaron en contra de una resoluci¨®n de condena a Irak. Eran los mismos que ahora se rasgan las vestiduras. Amnist¨ªa Internacional emiti¨® entonces un duro comunicado de condena a la comunidad internacional por tal actitud, condena que cay¨® en el olvido. Como caen en el olvido tantas otras. En la permisividad de los Gobiernos siempre dispuestos a anteponer los intereses de Estado. En la pasividad de los ciudadanos que no act¨²an para impulsar el cambio de las actitudes. Lo mismo que nos dice el ciudadano kurdo nos lo podr¨ªa decir un palestino y muchos otros que sufren hoy el rigor de la represi¨®n.
?Hasta cu¨¢ndo valdr¨¢ m¨¢s la raz¨®n de Estado que la raz¨®n de la defensa de los derechos humanos? ?S¨®lo el horror de la guerra nos har¨¢ acabar por fin con las excusas?
Carmen Soto es presidenta de la secci¨®n espa?ola de Amnist¨ªa Internacional.
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