Un novillo de los de antes
El sexto novillo ten¨ªa cuajo y se comport¨® como sol¨ªan comportarse los novillos de antes. Algunos aficionados son muy j¨®venes y no alcanzaron a ver aquellos novillos poderosos que daban emoci¨®n a la lidia y curt¨ªan a los novilleros, ora revalorizando sus triunfos, ora moli¨¦ndoles a palos, que de eso tambi¨¦n hab¨ªa Otros aficionados no tan j¨®venes tampoco pudieron ver aquellos novillos poderosos pues, sencillamente, entonces no iban a los toros, ni nada; la afici¨®n les lleg¨® tard¨ªa y debutaron cuando la fiesta se puso de moda.Nunca es tarde, sin embargo, y si estuvieron en Valdemorillo, observar¨ªan c¨®mo se las gasta un novillo cuajado y poderoso, que equivale a decir entero y verdadero. Nada que ver con los cinco anteriores, propios de: la fiesta que est¨¢ de moda. Es decir, que esos cinco novillos estaban tronadetes, les faltaba, del pit¨®n, buen cacho, y el cuarto pr¨¢cticamente ni lo ten¨ªa; si acaso un vago recuerdo, un romo y arruinado resto de lo que en su d¨ªa debi¨® de ser buido pit¨®n.
Albayda / Caballero, Chamaco, Saavedra
Novillos del marqu¨¦s de Albayda bien presentados en general aunque escas¨ªsimos de pitones, boyantes: 6?, con cuajo y poder. Manuel Caballero: estocada trasera tendida perdiendo la muleta, rueda de peones y descabello (silencio); pinchazo y estocada (oreja con protestas). Chamaco: estocada corta delantera ladeada perdiendo la muleta (vuelta); estocada trasera ladeada (dos orejas). Juan Carlos Saavedra: pinchazo y, estocada ladeada (aplausos y salida al tercio); pinchazo perdiendo la muleta, media estocada ca¨ªda v nueve descabellos (silencio). El pe¨®n Iluminado Mendes, cogido al banderillear al tercero, sufri¨® conmoci¨®n cerebral y fractura de los huesos propios, pron¨®stico reservado; Saavedra fue asistido de corte en una mano. Plaza de Valdemorillo, 5 de febrero. Segunda corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
La gente protest¨® por ello. La gente se levantaba dando muestras de gran indignaci¨®n, hac¨ªa gestos que consist¨ªan en fingir que serraban el antebrazo izquierdo con la mano derecha (los zurdos, al rev¨¦s) y gritaban "?Ha habido barbero!", entre otros tecnicismos. Qui¨¦n responsabilizaba a los veterinarios, qui¨¦n al alcalde, quien el ministro del ramo, y se cern¨ªa el esc¨¢ndalo. Mas acaeci¨® que el novillete embisti¨® mucho y bien, Manuel Caballero le instrument¨® templados pases, y en lugar de esc¨¢ndalo hubo, para Caballero, oreja y para el novillo vuelta al ruedo.
Otros novillos tuvieron la misma boyant¨ªa y no por ello les dieron vuelta al ruedo. Cosas que pasan, pues el triunfalismo es irracional y caprichoso. Dos de esos novillos correspondieron a Chamaco y el primero de ellos tom¨® con bravura par de puyazos, lo cual tambi¨¦n es propio de pasadas ¨¦pocas. Chamaco aprovech¨® la boyant¨ªa de su lote, practic¨® un interesante toreo de frente, en el quinto de la tarde se li¨® a pegar circulares y a descararse junto a los pitoncillos, y estos alardes causaron sensaci¨®n.
El primer novillo ten¨ªa poca fijeza y Caballero le hizo una faena meritoria a base de consentir y obligar. Juan Carlos Saavedra plante¨® un toreo de escuela al tercero, pero se qued¨® en someros apuntes pues el animalito estaba inv¨¢lido. Y sali¨® el sexto...
Cuajado, poderoso y con genio, el sexto derrib¨® las dos acorazadas de picar que le pusieron delante, un individuo tocado de castore?o le clav¨® terrible puyazo poniendo cara de descuartizador, descuartizado y todo se creci¨® en banderillas, al banderillero Palomo de poco le come el fondillo... La resistencia tiene un l¨ªmite, sin embargo, y agujereado, sangrando hasta la pezu?a, el novillo cuajado y poderoso perdi¨® codicia, dificultando el lucimiento muletero de Saavedra. Pero hubo emoci¨®n y espect¨¢culo. Este festejo fue radicalmente distinto al anterior, en el que no sucedi¨® nada. En este festejo los novilleros estuvieron decididos, el ganado sac¨® casta y hubo un novillo como los de antes, todo por el mismo precio.
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