Amor al bien
Como todo, EL PA?S tiene tambi¨¦n unos d¨ªas buenos y otros menos buenos; pero a los que somos sus amigos y seguidores,, aunque sea con escaso ¨¦xito, a la hora de conseguir nuestra colaboraci¨®n, nos emocionan d¨ªas como el pasado s¨¢bado 26 de enero, en el que hab¨¦is tenido la suerte o la habilidad de reunir dos art¨ªculos tan estupendos como los de Luciano Rinc¨®n (Guerra y paz, un ap¨®crifo de Tolst¨®i) y de Llu¨ªs Bassets (Los primeros vencidos), sobre los que me gustar¨ªa decir algo en otro momento. Pero lo m¨¢s llamativo de ese n¨²mero de EL PA?S es precisamente la carta al director de Encarnaci¨®n Narv¨¢ez, de C¨¢diz, en la que Encarna se enfrenta con el profesor Savater en torno al juego de la ¨¦tica en las relaciones y en el derecho internacionales. La buena intenci¨®n de Encarna es admirable, pero hay que decirle que no ha entendido a Fernando. Precisamente son los art¨ªculos de Savater sobre la crisis del golfo P¨¦rsico los que mejor han planteado hasta ahora la reacci¨®n obligadamente cr¨ªtica y pesarosa de los intelectuales ante el hecho tan lamentable que estamos sufriendo. Y es su art¨ªculo Oficio de tinieblas, del pasado 21 de enero, al que Encarna se refiere, uno de los m¨¢s l¨²cidos y consoladores que se hayan escrito sobre este tema.Claro que "no se trata de ¨¦tica todav¨ªa", pero no es porque no la deseemos, sino porque la ¨¦tica es un ideal dif¨ªcilmente realizable que encuentra barreras a cada paso y tropieza con otras aspiraciones humanas menos ideales, pero m¨¢s pr¨®ximas al inter¨¦s propio. La ¨¦tica entendida como amor al bien ser¨¢ s¨®lo alcanzable cuando logremos un acuerdo sobre qu¨¦ sea el bien y podamos aplicarlo de modo que no exista una contradicci¨®n insalvable entre el bien com¨²n y el particular de unos y otros.
Aunque una equivocaci¨®n siempre ser¨¢ posible, nuestra m¨¢xima esperanza tiene que consistir en elegir lo menos malo. Si, como dijo Churchill, "la democracia es el peor de los reg¨ªmenes, con excepci¨®n de los dem¨¢s", ahora parece aprender todo el mundo que "la econom¨ªa de mercado es el peor sistema econ¨®mico, con excepci¨®n de los dem¨¢s". Sin embargo, es triste que hayamos olvidado lo que algunos dec¨ªamos hace 20 a?os: una econom¨ªa social de mercado. No s¨¦ si EL PA?S se sigue acordando, pero no creo que haya ninguna otra cosa menos mala.- Modesto Espinar.
Recopilo de EL PA?S
de los ¨²ltimos d¨ªas: pr¨¦stamo de 1.000 millones, de d¨®lares de Kuwait a la URSS, exigencias de Israel de compensaciones econ¨®micas a cambio de no intervenir en la guerra, Turqu¨ªa pone precio a su posible intervenci¨®n, Egipto quiere que se le perdone la deuda por su participaci¨®n en la guerra, a Irak se le ha seguido suministrando material para matar du-Pasa a la p¨¢gina siguiente
Recopilo de EL PA?S
Viene de la p¨¢gina anteriorrante el bloqueo, Francia ha suministrado a Arabia Saud¨ª miles de m¨¢scaras antig¨¢s inservibles...
A trav¨¦s de lo poco que sale a la luz podemos imaginar lo mucho que se trapichea en la sombra, en las canciller¨ªas, en las visitas de estadistas y en los pasillos de la ONU.
Del resultado de ese puro regateo entre- mercaderes dependen las operaciones militares y el grado d¨¦ magnitud de la destrucci¨®n y la muerte. Y para consumo p¨²blico, los marchantes nos suministran gratis el derecho internacional y el cumplimiento de una de las resoluciones de la ONU. Es el reinado del mercado en todas sus insoslayables vertientes. El nuevo orden internacional se anuncia prometedor.- Antonio Doctor.
"La primera
v¨ªctima de la guerra es la verdad", afirmaba el senador norteamericano Hiram Johrison en 1917. Los espectadores del canal internacional de TVE, dirigido a Europa e Iberoam¨¦rica, tienen la ocasi¨®n de comprobarlo diariamente.A la censura general impuesta por las autoridades militares se a?ade la practicada por TVE Internacional, que amputa sistem¨¢ticamente las im¨¢genes relacionadas con la guerra del Golfo. El resultado es una absurda sucesi¨®n de mapas de Oriente Pr¨®ximo -con banderita espa?ola incluida- ocultando la pantalla cada vez que el locutor anuncia im¨¢genes de la guerra.
Contemplar un telediario en estas condiciones equivale a presenciar un c urso de g ecigrafia, a raz¨®n de 19 sesiones de mapas durante siete minutos (como ocurri¨® el pasado 30 de enero). La desinformaci¨®n en este caso es completa y contribuye a la militarizaci¨®n de las conciencias.- Jos¨¦ Manuel Fern¨¢ndez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.