La justicia del alfanje y las recompensas
La cimitarra de los verdugos saud¨ªes, cuya hoja antes de caer sobre el reo algunos exponen a los rayos del sol para que el brillo del acero permita a la hinchada seguir su trayectoria en los cadalsos de las plazas p¨²blicas de Riad, caer¨¢ sobre aquellos que saboteen la retaguardia de la fuerza multinacional o alteren el orden p¨²blico de la naci¨®n.Pero corno en Arabia Saud¨ª tambi¨¦n se cr¨ªan zanahorias, m¨¢s lozanas que en otras latitudes, todo aquel ciudadano que facilite informaci¨®n valiosa sobre conspiraciones, intrigas, contubernios o maquinaciones de cualquier tipo recibir¨¢ una generosa recompensa: 30 millones de pesetas.
El atentado registrado la noche del pasado domingo con armas ligeras contra un autob¨²s ocupado por militares estadounidenses y saud¨ªes que se dirig¨ªa hacia el aeropuerto de Yedda, a m¨¢s de 1.000 kil¨®metros de la capital, desencaden¨® una inmediata batida policial por los alrededores y la detenci¨®n de los presuntos autores, ninguno de ellos nacional ni iraqu¨ª, seg¨²n el Ministerio de Interior.
Su titular, el pr¨ªncipe Naif, advirti¨® que quien sea encontrado culpable ?le preparar o de ejecutar atentados contra la seguridad del pa¨ªs y las propiedades p¨²blicas o privadas "ser¨¢ severamente castigado de acuerdo con las leyes de la shariah".
Testigos del delito
Seg¨²n este articulado penal isl¨¢mico, para que un procesado sea declarado culpable debe haber testigos del delito, o el propio reconocimiento de la culpa.
Si se cumplen estas condiciones, y las diferentes instancias judiciales aprueban un fallo en contra, la condena impuesta a los autores del ataque del domingo, en el que tres militares resultaron heridos, leves por fragmentos de cristales, variar¨¢ desde una tanda de zurriagazos en p¨²blico para despertar prop¨®sitos de enmienda en los potenciales delincuentes que asistan al escarmi¨¦nto a la amputaci¨®n de miembros. Tarea esta ¨²ltima en la cual los verdugos tienen un sofisticado entrenamiento.
El corte de ap¨¦ndices reviste en este pa¨ªs t¨¦cnicas curiosas y los mu?ones pueden localizarse en la mano derecha, el pie izquierdo, al rev¨¦s, y en ocasiones cruzados. En la mano derecha y el pie izquierdo a la vez. Cuando el alfanje cae sobre el cuello no hay zurcido que repare el destrozo.
En los casos m¨¢s graves, el cad¨¢ver ha sido posteriormente crucificado.
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