Domina la mediocridad
Con excepci¨®n de algunos momentos de El milagro, filme irland¨¦s de Neil Jordan, y de algunos momentos de gran esplendor visual del norteamericano Bailando con lobos, realizado por Kevin Costner, la altura alcanzada hasta la jornada de ayer en la secci¨®n oficial - o competitiva- de la Berlinale 91 es muy baja. Domina la mediocridad de manera aplastante.
Una sola excepci¨®n es el filme alem¨¢n El tocador de tangos, obra del excelente director, hasta el a?o pasado uno de los importantes de la RDA, Roland Gr?f. La actriz espa?ola Laura del Sol sali¨® airosa de la dura prueba del filme chileno Amalia Lopes O'Neill. Y una presencia: la legendaria sex symbol del cine de Hollywood de los a?os cincuenta Jane Russell, que se ha saltado a la torera la deserci¨®n masiva de invitados norteamericanos y asiste en Berl¨ªn a una retrospectiva de su obra.La gran Jane Russell, todav¨ªa muy bella y gallarda, sigue siendo due?a de opulentas formas, posee un admirable saber estar en p¨²blico y hace gala de un desparpajo que trae por la calle de la amargura a la escolta de gorilas que han puesto a su servicio por seguridad. La actriz se escapa de sus vigilantes como tina anguila, entre estruendosas risotadas, y se ha convertido en la ¨²nica gran atracci¨®n que queda.
Robert Mitchum deb¨ªa estar a su lado, pues la secci¨®n Retrospect¨ªva est¨¢ dedicada este a?o a ambos, pero tambi¨¦n, como otros, ha escurrido el bulto. Decepciones como ¨¦sta se repiten tin d¨ªa y al siguiente. La gente comienza a hacerse a la idea de que es ¨¦ste un festival de cine a palo seco.
Cine a palo seco, pero cine en su inmensa mayor¨ªa mediocre, aburrido, indigno de un festival de esta especie. La pel¨ªcula china Li Lianying, el eunuco nada, o muy poco, tiene que ver con las ¨²ltimas grandes creaciones del cine chino. S¨®lo una excelente escena tiene algo de esa elegancia de las mejores obras de la dispersa tras la matanza de Tiananmen, quinta generaci¨®n: Sorgo rojo, El rey de los ni?os, Tierra amarilla, La gran parada y Semilla de crisantemo.
Pretensiones
La alemana ?xito, dirigida por Franz Seitz, es un pretencioso ladrillo, que quiere ser ¨¢gil y chirr¨ªa ¨®xido. En cambio, la tambien alemana El tocador de tangos, dirigida por Roland Gr¨¢f, es otro mundo. Su cine es cine. T¨ªene este director una extraordinaria precisi¨®n para ir al grano y no escaparse, como la banda de micos que invade el cine, por las ramas. Su oficio es riguroso y nada mec¨¢nico: transparente y libre. Pero, por desgracia, esta vez ha abordado un gui¨®n de muy escasa fuerza.La pel¨ªcula chilena Amalia Lopes O'Neill -coproducida por Televisi¨®n Espa?ola y con la convicente Laura del Sol- contiene un, bonito cuento y algunos tipos y ambientes primorosamente compuestos. Pero la literatura, eso s¨ª, buena literatura, contamina a la imagen y provoca otra forma de ret¨®rica cinematogr¨¢fica: una rebuscada sofisticaci¨®n de los di¨¢logos.
Suiza ha tra¨ªdo a Berl¨ªn una truculenta historia titulada La monta?a. Podr¨ªa olvidarse del todo y quedar de un brochazo barrida de la memoria, si no estuviera dentro de ella una, actriz de gran calidad y t¨¦cnica consumada: Susanna Lothar, a la que se considera desde ayer una de las favoritas al premio de interpretac¨ª¨®n femenina. Francia e Italia aportaron su grano de nada a este vac¨ªo de cine. Jacques Doillon, como siempre, nos trajo una pel¨ªcula bonita y parlanchina. Mientras se ve, se sigue; pero, una vez vista, uno se pregunta para qu¨¦ demonios la ha visto. Y, como guinda, Ricky Tognazzi (hijo del gran Ugo), se desmelena con otra traca de feroces muchachos italianos marginales: Esta vez los vociferantes son los tifosi del f¨²tbol romano.
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