'Turandot', en Las Palmas

Veinticuatro ediciones tiene ya a sus espaldas, con la que Turandot inaugur¨® el pasado jueves, el Festival de ¨®pera de Las Palmas. Con 160 millones de pesetas de presupuesto se extiende hasta el 20 de abril con cinco t¨ªtulos.Inaugurar un ciclo con un t¨ªtulo tan complejo como el de la ¨²ltima e inacabada ¨®pera de Puccini es casi una osad¨ªa. Osad¨ªa que, vaya por delante, tuvo unos resultados de gran dignidad. Lo primero que sorprende al for¨¢neo es el nivel del conjunto foso-escena-voces. Se tiende a pensar que los festivales espa?oles alejados de las grandes capitales contratan a uno o dos divos y el resto gira de una forma muy secundaria alrededor de ellos. No es este el caso de Las Palmas, afortunadamente.

Una escenografia de colorido intenso y contrastado del arquitecto ovetense ?ngel Colomina (el escen¨®grafo de la casa) dio un tono de cuento a la historia de la "princesa de hielo". Sobre ella G. Zennaro movi¨® al extenso reparto de una forma convencional, pero atendiendo a acciones paralelas con oportunidad y buen criterio.No es un secreto la identificaci¨®n que Jorge Rubio tiene con Puccini. As¨ª, el planteamiento orquestal fue natural, l¨ªrico, cuidado en la cuerda, c¨¢lido, sin estridencias ni golpes de efecto, bien entendido por una m¨¢s que notable Orquesta Filarm¨®nica de Gran Canaria.

Hab¨ªa curiosidad por escuchar al coro, reforzado en esta ocasi¨®n por 30 miembros de la ¨®pera de Bucarest. El italiano Fausto Regis, su nuevo titular, ha trabajado en firme, y ello se nota en el empaste, fuerza y cohesi¨®n. Probablemente en sucesivas prestaciones mejorar¨¢ en depuraci¨®n sonora, pero los comienzos no han podido ser m¨¢s prometedores.

Claro, todo lo anterior, que est¨¢ muy bien, no habr¨ªa sido suficiente sin un elenco vocal apropiado. La soprano dram¨¢tica Ghena Dimitrova es la Turandot de nuestros d¨ªas. Adem¨¢s, con el paso del tiempo, ha interiorizado m¨¢s el personaje, proyectando sobre ¨¦l una profunda intenci¨®n vocal y expresiva, rica en matices. Daniela Longhi volvi¨® a mostrar, como en Madrid, su instinto oper¨ªstico, su capacidad de perfilar los personajes desde la escena, su utilizaci¨®n teatral de la voz, su talento dram¨¢tico.

Al lado de ellas, un tenor tan afamado como Corneliu Murgu desentonaba. Potente pero plano, arbitrario en los tiempos y tosco en la emisi¨®n y t¨¦cnica vocal, fue el lunar de una noche equilibrada en que los coprimarios rayaron tambi¨¦n a buen nivel, en especial el tr¨ªo de m¨¢scaras (Valls, Perdig¨®n y Torrent).