El precio de la beligerancia
Francia, angustiada por su p¨¦rdida de influencia en el mundo ¨¢rabe
El arabista franc¨¦s Jacques Berque no abriga la menor duda: "Sea cual sea el final de la guerra del Golfo, Francia deber¨¢ pagar el precio de la decepci¨®n que ha causado al mundo ¨¢rabe". Menos tajante en raz¨®n de su cargo, el primer ministro galo, Michel Rocard, confiesa vivir "con mucho dolor" la "agravaci¨®n de la desconfianza" entre su pa¨ªs y el mundo ¨¢rabe. Un eje fundamental de la pol¨ªtica exterior francesa -la "relaci¨®n privilegiada" con el Magreb y Oriente Pr¨®ximo- se derrumba como un castillo de arena.
En las antiguas colonias francesas del norte de ?frica, millares de personas salen a las calles para expresar su c¨®lera por la participaci¨®n de la Divisi¨®n Daguet en la guerra contra Irak. En Rabat, T¨²nez y Argel los manifestantes queman banderas tricolores a los gritos de "Mitterrand, asesino". Un tunecino dijo el otro d¨ªa a la cadena de televisi¨®n TF-1: "De Gaulle no hubiera seguido a Bush como un perrillo faldero".Toda la clase pol¨ªtica francesa, empezando por el presidente Mitterrand, se desga?ita intentando explicar que ¨¦sta es una guerra contra Sadam Husein y no una "cruzada" contra los ¨¢rabes. En vano. Los magreb¨ªes, afirma el escritor marroqu¨ª y premio Goncourt Tahar Ben Jelloum, se sienten "traicionados" por Par¨ªs.
Mitterrand decidi¨® que Francia no pod¨ªa mantenerse neutral. Est¨¢ covencido de que su pa¨ªs se juega su posici¨®n en el mundo como potencia mediana, su puesto permanente en el Consejo de Seguridad y su participaci¨®n en el proceso de paz que seguir¨¢ a la derrota de Sadam. Mitterrand, dice el diputado socialista Michel Vauzelle, est¨¢ "obsesionado" con la idea de que al t¨¦rmino de la guerra haya "un Yalta" para Oriente Pr¨®ximo. Citando al presidente, Vauzelle afirma: "SI Francia est¨¢ ausente de esa negociaci¨®n, ser¨¢ relegada al rango internacional de Suiza".
Un t¨®pico aceptado por la derecha, el centro y la izquierda franceses afirma que Par¨ªs "comprende mejor" el mundo ¨¢rabe que Washington. Los que se oponen a la participaci¨®n gala en la guerra lo hacen en nombre de esa "proximidad cultural y pol¨ªtica". Tal es la posici¨®n de los. ex ministros Claude Cheysson, Michel Jobert y Jean-Pierre Chev¨¨nement; el eurodiputado Max Gallo; los escritores R¨¦gis Debray y Gilles Perrault, o el arabista Jacques Berque.Serge July, director de Liberation, pone en duda la idea de una "mayor comprensi¨®n" francesa del mundo ¨¢rabe. Sin embargo, July afirma que hay un "hecho evidente", y es que, de los tres pa¨ªses occidentales miembros permanentes del Consejo de Seguidad, s¨®lo Francia tiene "fronteras" con el mundo ¨¢rabe. De ah¨ª su "mayor inquietud" por las consecuencias a medio y largo plazo de la guerra.Irak, L¨ªbano y la OLP
Desde los tiempos del general De Gaulle, la pol¨ªtica. francesa en Oriente Pr¨®ximo ha sido diferente de la nortearnericana, demasiado centrada, seg¨²n Par¨ªs, en el apoyo incondicional a Israel. En los ¨²ltimos a?os, los ejes de la "especificidad" francesa eran Irak, L¨ªbano y la OLP. Justamente tres perdedores seguros de la guerra.
"La m¨¢s importante movilizaci¨®n militar desde la II Guerra Mundial", observa July, "est¨¢ dirigida contra Irak, el principal aliado y cliente franc¨¦s en Oriente Pr¨®xinio". July no comprende todav¨ªa c¨®mo Par¨ªs no utiliz¨® sus relaciones con Bagdad para intentar evitar el inicio de la guerra.
El atormentado L¨ªbano, pa¨ªs con el que Francia tiene fuertes v¨ªnculos hist¨®ricos y ling¨¹¨ªsticos, ha terminado convertido en un protectorado sirio. Par¨ªs no oculta su amargura ante la luz verde otorgada por Washington a Damasco para eliminar al general Michel Aoun. Hafez el Asad, afirma el diputado centrista Fran?ois Leotard, "se cobr¨® por anticipado en Beirut el precio de su participaci¨®n en la coalici¨®n antiiraqu¨ª".
La simpat¨ªa por la OLP era el tercer gran eje de la pol¨ªtica francesa en Oriente Pr¨®ximo. Hoy, el apoyo de la OLP a Irak provoca la consternaci¨®n en el El¨ªseo. En esas circunstancias, la idea de una futura pax americana en Oriente Pr¨®ximo -un Yalta basado en los lazos de Estados Unidos con Israel, Arabla Saud¨ª, Siria y Egiptoprovoca horror en Par¨ªs.
Consciente del verdadero peso diplom¨¢tico de Francia, Mitterrand insiste en que la posguerra debe ser dirigida por el Consejo de Seguridad de la ONU. S¨®lo en un marco internacional Francia podr¨ªa combatir por la creaci¨®n de un Estado palestino, la restauraci¨®n de la soberan¨ªa libane sa, la no penalizaci¨®n del rey Hussein por haber dejado expresar los sentimientos de su pueblo, la no desaparici¨®n de Irak y un reparto m¨¢s justo de las rentas del petr¨®leo entre los ¨¢rabes.Hasta hace unas semanas, Francia tan s¨®lo pod¨ªa tomar la iniciativa en el Magreb, su tradicional patio trasero. Ahora, ¨¦sa es la regi¨®n del mundo ¨¢rabe donde la pasi¨®n islamista, la simpat¨ªa por Sadam y el resentimiento hacia Mitterrand son m¨¢s poderosos. Tan negro est¨¢ el panorama que en Francia se abre camino la idea de formar un bloque con los otros pa¨ªses de la Europa meridional.
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