Eventos de intrahistoria

Los vimos venir a trav¨¦s de los cristales empa?ados. Creo que fue la mujer joven, de acento extrerne?o, la que dirigi¨® la maniobra. El abordaje premeditado de una algarab¨ªa de transe¨²ntes tumultuosa y exasperada, la r¨¢pida toma de posiciones a partir de la puerta trasera y la movilizaci¨®n general para que se sumase al asalto quien quisiera, fue una operaci¨®n perversa y perfecta, tanto por su rapidez como por la total confabulaci¨®n de sus integrarites. Los ¨¢nimos exaltados del grupo encabezado por la mujer se descargaban en exabruptos contra el ch¨®fer, que los miraba infiltrarse con ojos estupefactos. La voz de aqu¨¦lla se o¨ªa con especial ¨¦nfasis:-?Una hora muri¨¦ndonos de fr¨ªo en la parada! ?Sinverg¨¹enza! ?Caritama?anas!

Hubo un movimiento de imparable retroceso para reservar un espacio a los que se sumaban: era un pueblo de pronto solidario, unido y lleno de br¨ªos, dispuesto a encararse con quien sea. Les brindamos su hueco, a cosla del nuestro, y les acogimos con la alegr¨ªa que se merec¨ªan, como hermanos en la adversidad. Las protestas hab¨ªan crecido tanto que en alg¨²n momento tem¨ª que alguno levantase al ch¨®fer en volandas y lo llevaran a lincharlo. La tartana, sin embargo, arranc¨® renqueando y continu¨® su traves¨ªa por un maltrecho Bravo Murillo, atestado de veh¨ªculos, entre una humareda que te?¨ªa el cielo de amarillo.